La enfermedad de Alzheimer es una afección neurodegenerativa progresiva que se caracteriza por el deterioro continuo de las funciones cognitivas, pues afecta en gran medida a la memoria, el pensamiento, la orientación, la comprensión, la capacidad de aprendizaje y el lenguaje.
De acuerdo con los expertos, el avance de esta enfermedad lleva a una pérdida de autonomía y a una necesidad creciente de asistencia en las actividades diarias; por ello, es importante que el paciente inicie un tratamiento a tiempo, con el fin de controlar sus consecuencias.
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Aunque actualmente no existe cura para el Alzheimer, hay tratamientos disponibles que pueden ayudar a manejar los síntomas. Estos incluyen medicamentos para la memoria, estrategias como terapias cognitivas y cambios en el estilo de vida que buscan mejorar la calidad de vida de los afectados.
Entre tanto, la investigación de los expertos continúa avanzando para comprender mejor esta enfermedad y encontrar tratamientos más efectivos que permitan contrarrestar sus efectos.
Tratamientos
Con los tratamientos se logra aliviar los síntomas y mejorar la calidad de vida tanto de los pacientes como de sus cuidadores, puesto que pueden ralentizar la progresión de los síntomas, en algunos casos. De acuerdo con Mayo Clinic, los profesionales de salud han encontrado en dos categorías principales de medicamentos para aliviar los síntomas relacionados con la memoria y otros cambios cognitivos.
Estos grupos son los inhibidores de la colinesterasa y la memantina, fármacos buscan mejorar la comunicación entre neuronas y retardar el progreso de los síntomas en pacientes con Alzheimer de moderado a grave.
- Los inhibidores de la colinesterasa, como donepezil (Aricept, Adlarity), galantamina (Razadyne) y el parche transdérmico con rivastigmina (Exelon), se enfocan en preservar un neurotransmisor esencial que se reduce debido a la enfermedad. Estos son comúnmente los primeros en ser recetados y han mostrado una mejora leve en los síntomas de los pacientes. Además, se ha observado que pueden ser beneficiosos en el manejo de síntomas de comportamiento tales como agitación y depresión. Se administran oralmente o mediante un parche en la piel. Sin embargo, presentan efectos secundarios que incluyen diarrea, náuseas, pérdida del apetito y alteraciones del sueño, y en aquellos con ciertas afecciones cardíacas, podrían provocar complicaciones serias como latidos irregulares.
- Por otro lado, la memantina (Namenda) actúa en un sistema de comunicación neuronal distinto y se utiliza para desacelerar el avance de la enfermedad en estadios moderados a graves. Algunas veces, este medicamento se prescribe en combinación con un inhibidor de la colinesterasa, aunque los pacientes pueden experimentar efectos secundarios menos comunes, tales como mareos y desorientación al usar memantina.
Otros estudios de los tratamientos contra el Alzheimer
La Administración de Alimentos y Medicamentos de los EE. UU. (FDA, por sus siglas en inglés) ha otorgado su aprobación al lecanemab (Leqembi), un medicamento diseñado para el tratamiento de individuos en las fases iniciales del Alzheimer y del deterioro cognitivo vinculado a esta enfermedad.
La novedad es que este se administra mediante infusión intravenosa cada dos semanas, y ha demostrado en estudios clínicos su capacidad para ralentizar el avance del deterioro cognitivo al impedir la acumulación de placas amiloides en el cerebro.
Los resultados son parte del ensayo clínico de fase 3, el más amplio hasta la fecha en investigar el impacto de eliminar los conglomerados de placas amiloides cerebrales, y posicionaron al lecanemab como un prometedor avance en la lucha contra el Alzheimer.
No obstante, el tratamiento viene acompañado de efectos secundarios, entre los que se incluyen reacciones relativas a la infusión, como fiebre, síntomas de tipo gripal, náuseas, vómitos, mareos y alteraciones en la frecuencia cardíaca. Asimismo, algunos pacientes pueden experimentar hinchazón cerebral o pequeñas hemorragias en el tejido cerebral, que aunque raras, en casos severos podrían desencadenar convulsiones e incluso resultar fatales. Por esta razón, la FDA aconseja realizar una resonancia magnética antes de comenzar el tratamiento y continuar con seguimientos periódicos.
La agencia reguladora también ha señalado que individuos con una variante específica del gen APOE e4 podrían tener un riesgo elevado de enfrentar complicaciones graves. Por lo tanto, se recomienda realizar un análisis genético previo al inicio del tratamiento con lecanemab, además, aquellos pacientes que consuman anticoagulantes o tengan otros factores que incrementen el riesgo de hemorragias cerebrales deberían consultar con un profesional de la salud antes de considerar este tratamiento.
En paralelo, se están desarrollando e investigando nuevos medicamentos como el donanemab que ha mostrado potencial en ralentizar el declive cognitivo y funcional en estadios tempranos del Alzheimer. Otro ejemplo es el aducanumab (Aduhelm), ya aprobado para ciertos pacientes, aunque su eficacia y cobertura por seguros médicos siguen siendo materia de debate debido a los resultados mixtos en diversas investigaciones.
¿Cómo se sabe cuándo una persona tiene Alzheimer?
Los síntomas del Alzheimer generalmente se desarrollan lentamente y empeoran con el tiempo, pasando de ser leves a causar consecuencias graves. Los síntomas más comunes incluyen:
- Pérdida de memoria: dificultad para recordar información es uno de los primeros síntomas y con el tiempo, la pérdida de memoria se agrava.
- Desafíos en la planificación o solución de problemas: las personas pueden experimentar cambios en su capacidad para desarrollar y seguir un plan o trabajar con números. Puede ser más difícil concentrarse y puede llevar más tiempo hacer cosas que antes hacían más rápido.
- Dificultad para completar tareas familiares: la realización de tareas diarias; ya sea en el hogar o en el trabajo se torna complicada. Esto puede incluir olvidar las reglas de un juego favorito o cómo llegar a un lugar.
- Confusión con el tiempo o el lugar: las personas con Alzheimer pueden perder la noción del tiempo, fechas, estaciones, entre otras. Además de tener problemas para entender algo si no está sucediendo inmediatamente.
- Problemas con la comprensión visual y espacial: esto puede incluir dificultad para leer, juzgar distancias y determinar color o contraste, lo que causa problemas en el momento de conducir o adelantar otro tipo de tareas.
- Problemas de palabras al hablar o escribir: dificultad para seguir o unirse a una conversación, incluso, en medio de un diálogo pausan sin idea de cómo continuar o repetir ellos mismos. También pueden luchar para encontrar las palabras correctas o llamar las cosas por el nombre equivocado.
- Colocación de objetos fuera de lugar: pueden perder cosas y ser incapaces de recordar dónde las dejaron.
- Disminución o falta de juicio: puede haber cambios en la toma de decisiones, evidente en la gestión del dinero o la atención a la higiene personal.