En Colombia, después de cuatro meses desde la implementación de los denominados impuestos saludables que se incluyó en la reforma tributaria del Gobierno de Gustavo Petro, que gravan productos ultraprocesados (como papas y golosinas) y como bebidas azucaradas, se observa un patrón de consumo distintivo entre los diferentes estratos socioeconómicos.
Según un estudio reciente de la firma Kantar, el gasto en comida ultraprocesada es predominantemente mayor en los estratos más altos, 5 y 6, donde representa el 21% del total de sus adquisiciones en alimentación. Esta cifra contrasta con la porción de gasto designado a estos productos en los estratos más bajos, 1 y 2, con un 16% y 17%, respectivamente.
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Los hallazgos de Kantar sugieren que, mientras los estratos más acomodados destinan una mayor fracción de su presupuesto a alimentos ultraprocesados, las bases de la pirámide económica invierten proporcionalmente más en productos básicos como arroz, pasta y huevo.
Específicamente, “la base de la pirámide gastó más en categorías como arroz, pasta y huevo”, enfatizó el estudio. No obstante, se señaló que las gaseosas son el producto ultraprocesado por excelencia adquirido en mayor proporción por las clases menos acomodadas.
Otro aspecto destacado en el estudio es el cambio en los patrones de compra en términos de canales de adquisición. Las tiendas de descuento, como D1, Ísimo o Ara, ganaron peso significativo en el último año, al abarcar el 25% del total del mercado, impulsadas en gran medida por los consumidores de los estratos 1 y 2. Estos últimos también han demostrado una tendencia a buscar promociones en grandes cadenas, en un esfuerzo por maximizar el valor de su gasto en alimentos.
Frecuencia de compra
Desde la perspectiva de la directora de Desarrollo de Mercado Latam de Kantar, Marcela Botana, se anticipa un cambio en la dinámica de compra para los próximos años: “a finales de 2023, los hogares comenzaron a recuperar tamaño y ajustar la frecuencia de compra” y se proyecta que para 2024 “tendremos una recuperación de compras más grandes”.
Estas declaraciones sugieren un panorama de ajuste económico y de consumo en respuesta a las dinámicas actuales del mercado y la implementación de políticas fiscales como el impuesto saludable.
Este estudio proporciona una ventana a los hábitos de consumo alimentario en Colombia, que resaltó cómo las medidas fiscales pueden influir diferencialmente a lo largo de la pirámide socioeconómica.
Mientras que los estratos más altos pueden asumir sin mayor impacto el aumento de costos de los productos ultraprocesados, los estratos inferiores parecen limitar su gasto en estos a favor de productos básicos, aunque con un notable gasto aún en bebidas azucaradas. La adaptación a estos nuevos escenarios económicos y fiscales será clave para entender los futuros patrones de consumo en el país.
Impacto del impuesto saludable en la inflación
Tras la entrada en vigencia del impuesto saludable, el Ministerio de Hacienda y Crédito Público dio sus estimaciones sobre el efecto del impuesto a alimentos ultraprocesados. Según la cartera, el impacto será a la inflación total de 0,21 puntos porcentuales (p.p.) en 2023, de 0.11 p.p en 2024 y de 0.12 p.p. en 2025.
Al respecto, el ministerio aclaró que los efectos inflacionarios presentados tienen en cuenta el canal directo, asociado al encarecimiento de los bienes que hacen parte de la canasta de consumo del Índice de Precios del Consumidor (IPC). Asimismo, el canal indirecto, asociado al encarecimiento de los insumos, que podría traducirse en un aumento del precio final de los bienes.
“La nueva medida solo tiene efecto sobre 21 artículos de los 443 que componen la canasta básica del índice de precios del consumidor, con la cual el Dane (Departamento Administrativo Nacional de Estadística) mide la inflación”, precisó el ministro de Hacienda, Ricardo Bonilla.
De paso, confirmó la información dada por el director general de la Dirección de Impuestos y Aduanas Nacionales (Dian), Luis Carlos Reyes, sobre el cobro del impuesto, que en este caso será monofásico.
Este efecto es de única vez y se materializaría con la entrada en vigencia del impuesto, además es consistente con el escenario macroeconómico proyectado en el Marco Fiscal de Mediano Plazo de 2023″, informó la cartera.
Asimismo, anotó que los productos gravados son aquellos comestibles ultraprocesados que, como ingredientes, se les haya adicionado azúcares, sal/sodio o grasas suficientes para llevar el sello frontal de advertencia establecido por el Ministerio de Salud.