La obesidad fue catalogada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como una epidemia mundial que los estados tienen que combatir desde la infancia, pues un niño obeso tiene mayor riesgo de serlo de adulto, ademas de ser una enfermedad que genera una gran carga en la salud pública, asociada a enfermedades cardiovasculares, diabetes e hipertensión.
Colombia no se escapa a esta situación, y de acuerdo con la Encuesta Nacional de Situación Nutricional (ENSIN), 1 de cada 4 niños colombianos entre 5 y 12 años tiene exceso de peso, mientras que alrededor del 18 % de los adolescentes tiene riesgo de sobrepeso y obesidad.
Ante este escenario el Departamento de Nutrición y Bioquímica de la Pontificia Universidad Javeriana, se hizo una pregunta muy clara: ¿cómo combatir la obesidad infantil en un país donde es más económico comer alimentos procesados que verduras?
Las cifras que acaban de ser mencionadas demuestran, y así lo indicó Gilma Olaya, la directora del Departamento, que Colombia se enfrenta a un problema muy serio porque “estamos programando la enfermedad, y el niño que es obeso tiene un mayor riesgo de serlo de adulto también”.
Pero eso no es todo. En compañía de la pediatra endocrinóloga Camila Céspedes, ambas investigadoras hicieron un análisis que le ofrece a los padres de familia cuatro factores intervinientes en la obesidad infantil para que le pongan atención, así como los pasos para prevenirla.
Cuatro causas
Una de las primeras paradojas que se tiene que mencionar es que una de las grandes paradojas del país es que es más costoso comer saludable, pues las frutas, verduras, carne y pescado cuestan más que las gaseosas y los alimentos ultraprocesados.
Así lo indicó la pediatra endocrinóloga Camila Céspedes, también profesora del Departamento de Pediatría de la Javeriana, quien hizo una critica a la industria alimentaria nacional, pues está dejando el mensaje de que esos alimentos o bebidas procesadas son ricos en vitaminas y minerales, cuando no lo son.
Por otra parte, la nutricionista Olaya se refirió a los refrigerios escolares, que en muchos casos se constituyen como el único alimento que recibe un niño al día, y pese a que Colombia es rica en frutas y verduras, los refrigerios son a base de papas fritas, bebidas azucaradas, verduras industrializadas y productos procesados.
En este orden de ideas, precisó la profesora Olaya, el Programa de Alimentación Escolar (PAE), que ha estado envuelto en muchos escandalos de corrupción y que se encarga de brindar un complemento alimentario a niños y adolescentes de instituciones educativas públicas y que pertenece al Ministerio de Educación, necesita una reestructuración de lo que se está ofreciendo, su calidad y las condiciones en las que se entregan los alimentos.
De acuerdo con Olaya, quien además tiene un doctorado en Salud Infantil, otro de los factores intervinientes en la obesidad infantil, uno que genera especial preocupación está asociado con la gestación. “Donde más se programa la enfermedad es en el mismo momento en que la madre gesta a su bebé. Si ella no recibe una alimentación adecuada, hay riesgo de tener niños de bajo peso al nacer o macrosómicos (recién nacidos más grandes que el promedio). Esto se ha relacionado con el sobrepeso y la obesidad”, indicó Olaya a través de Pesquisa Javeriana.
Ahora, ¿qué tiene que ver el bajo peso al nacer con la obesidad? La respuesta lleva a la segunda variable que más preocupa a la investigadora: las intervenciones nutricionales inadecuadas. “Cuando el niño nace con bajo peso se le hace intervención nutricional y muchas veces las dietas que se indican no son las adecuadas porque no responden a las necesidades del niño y podrían llevar a la obesidad. En este sentido, la alimentación en los dos primeros años de vida se ha relacionado con la obesidad en la adultez”, explicó.
Con esto se refiere a que cuando los bebés no tienen el peso adecuado, muchas veces les envían leche de fórmula infantil para compensar, pero si no se da de una manera balanceada y combinándola con otros alimentos saludables, puede darse el efecto contrario y podría aumentar de peso por concentrar más proteínas, grasas y carbohidratos de los que debería. Y adicional a eso es clave que durante los primeros seis meses de vida la leche materna.
Cómo prevenirla
De acuerdo con la profesora Céspedes debería haber espacios disponibles para la práctica del deporte y que los comedores escolares deben tener menús saludables y accesibles para todos los niveles económicos. “Se deberían desplegar campañas en las que se les enseñe a las familias cómo hacer un menú saludable con el presupuesto que cada una de ellas tiene, ¡y esto es posible!”, apunta.
Además de la alimentación, y este es un punto clave para los padres de familia, hay que tener mucho cuidado con el papel que juegan los dispositivos electrónicos en la reducción de la actividad física.
En un documento publicado por la Academia Estadounidense de Pediatría a principios de 2023, los autores recomiendan incentivar cambios en el estilo de vida, recurrir a apoyo psicoterapéutico, mejorar la dieta y promover el ejercicio para hacerle frente a la obesidad infantil. En los casos severos y con comorbilidades comprobadas se discuten alternativas como el uso de medicamentos para adelgazar desde los seis años y cirugía para los adolescentes.
“La prevención de la obesidad a edades tempranas debe ser una prioridad en la política pública, pero también en las familias, pues esta enfermedad puede tener consecuencias graves en la salud y en la economía del país”, concluyeron ambas investigadoras a Pesquisa Javeriana.