En el año del Mundial de Fútbol, la Argentina vuelve a levantar una copa. Pero no es la de la FIFA, sino la del Grupo Mundial de Comercio del Vino (GMCV), institución que dirigirá por los próximos 12 meses. La entidad agrupa a los representantes de los países productores, interesados en participar de una red de intercambio de información para lograr un mejor acceso a los mercados internacionales.
Nuestro país es uno de los miembros fundadores de la organización que comenzó a funcionar a mediados de 1998 cuando representantes gubernamentales y de la industria vitivinícola se reunieron en la ciudad suiza de Zúrich para discutir sobre el futuro del negocio del vino "en un mundo comercial dominado por la Organización Mundial del Comercio (OMC)", según explican en su página web.
Australia, Brasil, Canadá, Chile, Nueva Zelanda, Sudáfrica y los EE.UU. fueron los otros países que pusieron la piedra basal del GMCV. En 2008, Georgia se sumó como miembro pleno, mientras que China, México, Paraguay y Uruguay, poseen una menor participación.
Su visión consiste en trabajar por “una industria vitivinícola global exitosa, competitiva y en crecimiento, caracterizada por la responsabilidad social, la sostenibilidad y la atención a los intereses del consumidor, que opera en un clima libre de factores de distorsión del comercio”
Entre las acciones del World Wine Trade Group (tal es su nombre en inglés) está la de identificar potenciales barreras al comercio de estos productos en mercados importantes y coordinar estrategias conjuntas para eliminarlas o minimizarlas.
Ser parte
Los países miembros del GMCV representan un cuarto de las exportaciones mundiales y resulta de gran relevancia para la Argentina volver a presidir este organismo, como lo hiciera en otras tres ocasiones.
Por tal motivo, Neuquén será sede de la reunión anual de la institución que se celebrará entre el 14 y el 16 de noviembre, donde se debatirán las barreras técnicas en el comercio del vino, los buenos principios regulatorios y cuestiones relativas a estándares técnicos internacionales, así como también los temas demandados por la industria.
En la actualidad, el escenario es complicado para el mundo pero encuentra al anfitrión en un lugar de privilegio. Sucede que mientras la producción global de vino cayó el año pasado a su nivel más bajo en las últimas seis décadas, en la Argentina esos guarismos dieron positivos en un 25% respecto de 2016 y la colocaron en el 6º lugar en el ranking de productores a nivel mundial con 11,8 millones de hectolitros (Mhe – cada hectolitro equivale a 100 litros-), según la Organización Internacional de la Viña y el Vino (OIV). Su Secretario General, Jean-Marie Aureand, calificó a la producción como "históricamente baja".
Sequía a la europea
En 2017 la industria vitivinícola elaboró 250 Mhe, 8,6% menos que el año anterior, siendo este registro el nivel más bajo desde 1957, cuando se obtuvieron 173,8 Mhe. Cabe recordar que un hectolitro equivale a 100 litros, lo que representa a su vez unas 133 botellas de 750 cm3 de vino de tamaño estándar.
La mala performance en el viejo continente se debió a las condiciones climáticas adversas que afectó a los principales productores de vino de la Unión Europea (UE), que el año pasado vieron mermar la cantidad de botellas terminadas en un 14,6%, hasta los 141 Mhe.
Según la OIV, España fue uno de los países que sufrió la mayor caída (20%), seguido por Francia (19%) e Italia (17%). Sin embargo, estos tres países siguen al frente del ránking, siendo los "tanos" los mayores productores con 42,5 Mhe de vino; los galos alcanzaron los 36,7 Mhe; mientras que los españoles lograron envasar 32,1 Mhe.
La cuarta posición la ocupan los estadounidenses con 23,3 Mhe y en quinta posición se ubica Australia con 13,7 Mhe.
Pese a la caída total de la producción, el consumo global registró un incremento de 1,8% alcanzando los 243 Mhe. Por otra parte, el año pasado los intercambios mundiales aumentaron 3,8%, lo que para la OIV confirma la internacionalización creciente del mercado de vino
Bebida nacional
El bache productivo mundial y la contracara argentina generan una coyuntura favorable para las exportaciones argentinas. Para el presidente de la Confederación Intercooperativa Agropecuaria (CONINAGRO), Carlos Iannizzotto, las ventas al exterior podrían alcanzar los USD 1.000 millones si se superan algunas restricciones arancelarias.
El dirigente rural señaló que "la coyuntura es espectacular, por eso necesitamos instrumentos competitivos porque ya nos quieren comprar. Si logramos que la producción a granel sea competitiva, vamos a tener una oportunidad muy buena porque nosotros tenemos vino y el mundo no".
Las ventas al exterior podrían alcanzar los USD 1.000 millones si se superan algunas restricciones arancelarias
Según el Informe Final de Cosecha 2018 realizado por el Observatorio de la Asociación de Cooperativas Vitivinícolas Argentinas (ACOVI), la recolección de uvas destinadas a la producción de vinos cerraría en torno a los 24,5 millones de quintales, frente a los 19,6 millones de quintales de 2017.
El titular de CONINAGRO manifestó que las posibilidades argentinas de abastecer el mercado internacional ante un faltante de vinos "no es para conquistarlos, sino para responder a la demanda".
Ante la demanda de países líderes en la producción como España, Francia, Italia, EE.UU. o Australia, Iannizzotto remarcó la necesidad de recuperar la competitividad, pero además de discutir seriamente los aranceles para la entrada de vino argentino a esos potenciales mercados.