Al salir por la puerta, me preguntó si todavía podría escribirme de vez en cuando. Era una manera suave de decirme si podíamos continuar siendo amigos.
"No lo sé. Voy a necesitar algo de tiempo", dije.
Acabábamos de terminar nuestra segunda charla para poner punto y final a una relación de tres meses, pero parecía que fuera de seis. Estuvimos un tiempo para ver qué íbamos a hacer. Pero me sentí aliviada de que por fin hubiéramos tomado una decisión.
Después de esa despedida, hace ahora un año, pensé mucho en él y en cómo lo estaba haciendo. Pero estaba decidida a superar esto sin hablar con él. No nos habíamos visto ni habíamos hablado hasta que me encontré con él en un seminario de meditación.
Habrían unas 200 personas y no creo que me viera hasta el momento en que me acerqué a él. Le dije que estaba lista para que fuéramos amigos. Sugirió que fuéramos a cenar algún día, pero me limité a aceptar un café.
Cuando llegué a casa y pensé en programar esa cita, no lo hice. Creo que aún no estaba lista.
Mientras repasaba cuántos exs tenía como amigos, no estaba segura si quería o necesitaba tener otro en la lista. La mayoría de ellos fue de relaciones en mis veinte. Ellos me han dado consejos de relaciones y viceversa. Ha llegado un punto en el que somos más amigos que "ex". Con dos de ellos, incluso he bailado en sus respectivas bodas. Otro ha montado un club de lectura del que he formado parte durante varios años. No estoy llorando por ninguno de ellos. Más bien quiero que sean felices, al igual que estoy segura que ellos desean lo mismo para mí.
¿Cómo decidir si quieres mantener un ex, o alguien con el que simplemente saliste, en tu vida después de que la chispa se haya apagado? A veces no tienes opción. Si tienes hijos en común al menos puedes comunicarte. Pero si no, no hay ninguna alerta de Google Calendar que aparezca para indicarte cuándo es el momento adecuado.
Cuando hablé con algunos expertos en citas me sugirieron varias directrices que me hubiese gustado saber hace una década (aunque quién sabe si hubiese seguido esos consejos por aquel entonces).
Lo primero que me dijeron es que uno necesita tiempo después de una ruptura. No se puede ser amigos inmediatamente.
Suena fácil, pero es el tipo de cosas que se entienden realmente en retrospectiva. Cuando tenía 20 años, no quise tomarme ese descanso con el chico con el que había roto y las llamadas y las visitas eran constantes. El apoyo que tenía en ese momento, justo cuando empezaba una nueva carrera en una nueva ciudad, era muy valioso. De muchas maneras, el largo adiós fue maravilloso. Pero probablemente nos estábamos engañando en eso de ser amigos, quizás estábamos haciendo algo más parecido a una relación a distancia.
"Si siempre tienes un pie en la puerta ¿cómo puedes estar abierto a tener una relación con alguien nuevo?", comenta Erika Ettin, fundadora de A Little Nudge. Después de un tiempo, esta experta en relaciones siempre pregunta a las solteras si quieren quedarse con sus ex como amigos porque ven en ellos cualidades para agregar a su vida o simplemente porque están solas.
Al igual que en un noviazgo, quedar como amigos significa que los dos estáis buscando lo mismo. Francesca Hogi, otra experta en citas, revela que a menudo los ex tratan de ser amigos cuando uno de los dos aún tiene sentimientos por el otro y, entonces, se aferra a la esperanza de una reconciliación. O alguien que aún está herido por la ruptura hace que sea aún más difícil iniciar cualquier tipo de relación.
Ella también advierte que las mujeres aceptan ser amigas de un ex cuando este lo sugiere, simplemente por el hecho de no ser desagradables. "Deberías honrar a tu sentido de protección y sentirte bien cuando digas a alguien: 'En realidad no somos amigos, no vamos a permanecer en contacto'", sostiene.
Hogi tiene una manera irrefutable para saber si puede ser amigo de un ex: "Si conozco a alguien que creo que podría ser un gran partido para mi ex, ¿les presentaría? Para la mayoría de la gente después de una ruptura, la respuesta es no".
Todos los ex que tengo como amigos pasarían esa prueba ahora, pero la verdad es que habrían fallado en la respuesta cuando empezamos a ser amigos. Ahora que he llegado a mis treinta y mi circulo social es bastante sólido, soy menos propensa a reclamar ese premio de consolación.
Mandy Len Catron, autora del libro How to Fall in Love With Anyone (Cómo enamorarse de cualquiera), afirma que el deseo de ser amigo de un ex puede estar relacionado con el deseo de una narración limpia y ordenada. "En general, creo que la forma en que hablamos de relaciones anteriores es bastante limitada. Con frecuencia establecemos relaciones que terminaron en fracaso. Si permanecieran en amistad, tendrían menos probabilidades de pensar que una relación fracasó", señala.
"Nos beneficiaríamos más de pensar en las relaciones anteriores como experiencias significativas que existieron por mucho más tiempo. Eran partes importantes de nuestras vidas, aunque no fueron lo que esperábamos", subraya.
De esta forma, los que quedan como amigos pueden actuar como un especie de cápsula del tiempo. Ettin explica que tiene un ex de cuando tenía 22 años y acababa de mudarse a Washington. Trece años más tarde, todavía se reúnen para almorzar. "Me enseñó DC cuando me mudé a los 22 años, así que es reconfortante verlo", explica ella mientras señala que le encanta recordar lo que era vivir en la ciudad hace 13 años.
La semana pasada mi ex de hace un año me mandó un mensaje de texto para preguntarme si me apetecía que nos pusiéramos al día durante un almuerzo. No le había seguido la pista desde nuestra ruptura, pero seis meses después estaba lista. Lo que antes eran sentimientos fuertes se habían convertido en simple afecto. El dolor de la ruptura de hace un año había desaparecido. Cuando nos despedimos nos dijimos que "fue agradable". El almuerzo fue muy bien porque no pasó nada en especial.
No hicimos ninguna promesa de volver a vernos pronto. Y eso estaba bien.