Se supone que los años de adolescencia son una época donde las personas logran su máximo físico. Pero los jóvenes están creciendo como si fueran hierba y sus hormonas están furiosas. Quieren nuevas experiencias de uno de los períodos más activos de la vida de una persona.
Pero resulta que no lo es.
En un estudio en el que participaron 12,529 estadounidenses de 6 a 85 años, los investigadores determinaron cómo la actividad física cambiaba a lo largo de toda la vida. Los participantes, que formaron parte de los ciclos de estudio 2003-2004 y 2005-2006 de la Encuesta Nacional de Exámenes de Salud y Nutrición de Estados Unidos (NHANES, por sus siglas en inglés), utilizaron unos dispositivos para medir el movimiento durante siete días consecutivos. Para un análisis más completo, los investigadores tuvieron en cuenta todos los tipos de movimiento, no solo el ejercicio.
El primer resultado, que se publica en la revista Medicina Preventiva, es que la actividad física tiene su nivel más alto a los seis años. Seguramente si alguna vez has estado en una clase de primer grado esta afirmación no te sorprende.
Vijay Varma, investigador del Instituto Nacional de Envejecimiento de Estados Unidos y autor principal del estudio, expresó que ha existido una creencia de que la actividad física disminuye gradualmente a lo largo de toda la vida. Sin embargo, de acuerdo a los nuevos datos, parece que ha habido un descenso más pronunciado de lo esperado durante la infancia, comenzando en la escuela primaria y terminando en secundaria. Así pues, el estadounidense de diecinueve años es tan sedentario como un hombre de sesenta años, según la media.
"A los sesenta años, muchas personas suelen tener problemas de salud que limitan el movimiento, pero ¿por qué pasa eso a los 19 años?. Eso da que pensar que las estructuras sociales no apoyan la actividad física", comentó Varma durante una entrevista.
Según su teoría, las escuelas de hoy en día requieren que los alumnos estén sentados durante mucho tiempo y el receso se reduce a veinte o treinta minutos al día. Ahí puede estar parte de la culpa. El hecho de que los estudiantes entren a horas muy tempranas a la escuela hace que no cumplan con las horas del sueño.
"Las horas escolares no se adecuan a la biología infantil, teniendo en cuenta las horas en las que se despiertan y se van a dormir", explicó.
Varma y Vadim Zipunnikov, coautor del estudio y profesor asistente de la Escuela de Salud Pública Johns Hopkins Bloomberg, pudieron demostrar que los niños en edad escolar eran más activos entre las dos y las seis de la tarde o después de la escuela.
Otra razón por la que se incrementan los niveles de sedentarismo es el tiempo que se dedica a la pantalla. Las investigaciones sobre cuánto tiempo pasamos frente a nuestros televisores, computadoras, tablets o teléfonos inteligentes van a quedar obsoletas debido al rápido avance de las nuevas tecnologías. Sin embargo, los estudios dan resultados muy altos: entre siete y nueve horas al día. Mientras que la Academia de Pediatría de Estados Unidos recomendó que los pequeños no debían estar tanto tiempo frente a la pantalla, casi todo el mundo está de acuerdo en que demasiado rato en la computadora o la televisión quita tiempo a la actividad física, lo que puede conducir a un mayor riesgo de obesidad y depresión.
El estudio confirma que la mayoría de los niños no están realizando los mínimos de actividad física, al menos sesenta minutos de un entrenamiento moderado y fuerte, según la Organización Mundial de la Salud. Entre los pequeños de seis a once años de edad, el veinticinco por ciento de los niños y el cincuenta por ciento de las niñas no cumplían con ese objetivo. Para los adolescentes de doce a diecinueve años, la situación se agravaba con el cincuenta por ciento de los hombres y el setenta y cinco por ciento de las mujeres.
Pero las sorpresas no quedan ahí. Los datos muestran que, a partir de los veinte años, los niveles de actividad física aumentaban, algo muy importante porque es ahí donde las personas se mueven más. Varma llama a este periodo como catch up (recuperación) y, según él, puede estar relacionado con factores sociales. Mientras que el aumento de actividad física se extendía a todas las horas del día, lo cierto es que había un pico notable a primeras horas de la mañana, en comparación con el comportamiento de los adolescentes.
Según el estudio, "el hecho de entrar en la edad adulta incluye varias cosas, como el inicio del trabajo a tiempo completo, el incremento de responsabilidades en el hogar o cambios en la estructura familiar –incluyendo el matrimonio y la paternidad-".
Como era de esperar, la actividad física disminuye a los 35 años y esa tendencia continúa hasta más allá de la mediana edad. Eso ya ha sido revelado por otros estudios y lo atribuyen al desgaste de los cuerpos a medida que envejecemos.
El tiempo de actividad física muestra que a medida que los niños crecen, sus movimientos se ralentizan hasta que a los diecinueve años vuelven a realizar más ejercicio por las mañanas.