Lo primero que hay que decir es que tanto el yoga como el pilates son buenos ejercicios y ninguno es mejor que el otro. Ambos métodos están vinculados con el manejo del estrés y el bienestar físico, pero de acuerdo con el tipo de cuerpo y el temperamento de cada persona, será más acertado elegir uno u otro. O, por qué no, ambos.
El yoga es una disciplina que vincula lo físico, con lo mental y también lo espiritual. Originada en la India, los arqueólogos han hallado indicios de que ya era practicada hacia el año 5.000 antes de Cristo, pero se difundió masivamente en occidente a fines del siglo XX y en lo que va del siglo XXI se ha popularizado aún más.
Por su parte, el pilates es un tipo de práctica mucho más moderna. No está vinculada con una búsqueda espiritual y sus orígenes tienen relación con la curación y la rehabilitación. Su creador fue el alemán Joseph Pilates quien residía en Inglaterra en 1914 cuando estalló la Primera Guerra Mundial. Por su nacionalidad fue llevado junto a otras muchas personas a campos de internamiento. Mientras en este período trabajaba en el hospital de la Isla de Man inventó una serie de aparatos que llamó cadillac, reformer y silla para los que utilizó resortes a fin de ayudar a los pacientes a desarrollar sus músculos.
Mientras el pilates usa los movimientos con el objetivo de fortalecer el tono muscular y la fuerza, el yoga pretende la relajación mental y física y aumentar la flexibilidad a través de diferentes posturas.
La práctica de lo que en un comienzo se llamó contrología, pero luego tomó el nombre de su creador, Pilates, ha experimentado un crecimiento rápido en las últimas décadas. El aumento de los niveles de estrés, junto con un mayor enfoque en la salud física y el bienestar, son factores importantes en el crecimiento tanto de esta disciplina como del yoga.
También tuvieron relación con su desarrollo estrellas como Madonna, quien ha alabado tanto las bondades del yoga como del pilates, mientras Beyoncé y Emma Stone practican esta última. En general existe confusión sobre las diferencias entre ambas prácticas, lo que se profundiza con la gran cantidad de variantes de una y otra que han surgido. Por ejemplo, el yoga tiene líneas como el ashtanga, hatha, iyengar y vinyasa. El tenista Andy Murray, por ejemplo, dijo haber mejorado sus dolores de espalda con una línea del yoga conocida como gyrotonic, mientras la duquesa de Sussex Meghan Markle se declara fan del pilates platinum, una versión mejorada de la disciplina.
Lo cierto es que tanto el yoga como el pilates “son de baja intensidad, de bajo impacto e inclusivos, a diferencia de muchas otras formas de ejercicio”, dijo el profesor Greg Whyte, ex atleta olímpico y ahora autoridad en ciencias del deporte, citado por The Guardian. “En términos generales, el yoga se trata mucho más de flexibilidad y estabilidad, el pilates es fuerza y estabilidad”, resumió.
Si bien existen prácticas de yoga en distintos gimnasios que ofrecen un tipo de ejercicio más intenso, originalmente fue practicado por ascetas de India, con el objetivo de enfocar la mente, conectarse con una conciencia superior y, a través de esta nueva técnica, acabar con el sufrimiento.
“Creo firmemente que en el yoga estás al servicio”, dijo por su parte, la profesora de yoga Lily Silverton, en referencia a su trabajo voluntario con organizaciones benéficas de salud mental y refugiados, personas sin hogar y niños con necesidades especiales.
Una diferencia fundamental es que el yoga usa el cuerpo para conectarse con la mente y el yo interno, mientras que el pilates usa la atención plena para conectarse con el funcionamiento interno del cuerpo. Pero uno no es excluyente del otro, pueden perfectamente practicarse juntos.
“Practico ambos y me encantan, creo que se complementan bien”, dijo Lottie Murphy, exbailarina de ballet y ahora profesora de pilates. “La principal diferencia está en el enfoque en el elemento espiritual del yoga. Algunas de las posturas reales son similares, por ejemplo, en pilates hacemos el elefante que es básicamente un perro hacia abajo. Es solo que en pilates tendemos a aumentar algunos de esos movimientos más lentamente de lo que podrías hacer en el yoga“.
Algunas clases de yoga pueden implicar más ejercicio físico y actividad cardiovascular y por eso hay determinados tipos que no se recomiendan para la gente que está comenzando. Puede haber un corredor o un boxeador que se encuentra muy en forma, pero al salir de una clase de yoga o pilates sienta cansancio porque ha trabajado unos músculos que generalmente no entrena.
El pilates suele realizarse en una colchoneta o en una silla e incluye ejercicios de fuerza y flexibilidad que, en algunos casos, son comunes a otras disciplinas. El método alienta a los participantes a concentrarse en la respiración y en cultivar una conexión entre la mente y el cuerpo, prestando especial atención a cómo todos los movimientos se originan en el núcleo. Los ejercicios se repiten en series que trabajan estratégicamente los músculos sin agotarlos.
De esta forma, las dos disciplinas se complementan porque pilates puede estar más orientado a la rehabilitación, especialmente de dolores de espalda u otras condiciones como la incontinencia urinaria, mientras el yoga es una actividad más global que involucra al cuerpo entero. A veces se dice que las personas con inclinaciones más espirituales y/o creativas suelen elegir el yoga, mientras quienes son más racionales se decantan por el pilates. Es una cuestión de preferencia personal.
La profesora de yoga y pilates de Londres Suzi Power dijo que recomienda el pilates como una opción más segura para quienes son propensos a lesionarse o para quienes exploran este tipo de ejercicio por primera vez. “Primero entrené en yoga, pero me atrajo el reformador de pilates porque tenía una lesión de yoga. Pilates me ayudó a rehabilitarme”. Se debe ir con cuidado porque las formas más dinámicas de yoga no se recomiendan para principiantes. “Se mueven muy rápido, por lo que existe la posibilidad de que se dañen las articulaciones”, advirtió Silverton.
Ruth Tongue , profesora de pilates y aficionada al yoga, dijo que las personas que asisten a sus clases suelen estar alejadas de la imagen de juventud y lozanía que suelen transmitir las fotos de las redes sociales que publicitan estas prácticas. “No enseño en ninguna clase en la que la gente aparezca con blusas cortas. Principalmente enseño a personas mayores, a menudo en sus 70 años. Son muy fuertes y les encanta”, dijo.
Tongue admite que suelen preguntarle cuál es la mejor de las disciplinas. “A menudo sugiero una combinación de las dos. Pilates se ha convertido en el pilar de la rehabilitación, especialmente para los problemas de espalda. Pero también es excelente para otras afecciones, como la incontinencia urinaria. Te estás enfocando en el núcleo, mientras que el yoga tiende a ser más en todo el cuerpo”. Además, “ambos son excelentes durante el embarazo, aunque el consejo clave a recordar es que las mujeres embarazadas deben buscar mantener su condición física, no mejorarla. El mantenimiento del rango de movimiento está bien; el estiramiento excesivo es problemático”, aclaró.
Silverton aseguró que se trata de una cuestión de preferencias personales. “A las personas que son más lógicas les suele gustar el pilates, a las personas creativas les suele gustar el yoga. Mi pareja es contador y no soporta el yoga, es demasiado hippy para él, pero le gusta el pilates. “Las personas con un cerebro creativo a menudo encuentran más libertad en el yoga”, estimó.
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