Un plan de alimentación saludable debe basarse en una dieta balanceada, con grandes porciones de frutas, verduras, proteínas bajas en grasas y también, carbohidratos, que son componentes fundamentales para que el organismo tenga energía.
Por eso, eliminar grupo de alimentos no es el camino para bajar de peso. “Muchas personas piensan que a determinados alimentos hay que prohibirlos, y directamente eliminarlos de la dieta porque engordan”, dijo en Infobae la nutricionista Romina Pereiro (MN 7722).
Lo importante es saber que “no hay ningún alimento que tenga la capacidad por sí solo de hacer engordar o adelgazar”, remarcó la especialista y detalló que, obviamente, cada grupo de alimentos presenta diferentes calidades nutricionales.
Entonces, lo más conveniente es armar algunas estrategias para aprender a comer las cantidades adecuadas de las comidas. Si un plato o alimento nos gusta mucho pero contiene altos niveles de calorías, grasas o azúcar, podemos consumirlo pero con moderación, sabiendo elegir qué momento nos reservamos para disfrutarlo.
O, aún mejor, ese plato que nos encanta, podemos prepararlas en casa, y aprovechar para incluir ingredientes mucho más nutritivos.
“Al comer una pizza en un restaurante tenemos que tener en cuenta que el producto final llevó en su elaboración al menos dos cucharadas de aceite en la pizzera, más cuatro cucharadas de aceite sobre la pizza. Esto es el equivalente, más o menos, a una tacita de aceite que, si lo comparamos, sería como ingerir tres porciones más de pizza por el nivel de grasas y el valor calórico que estamos agregando”, apuntó Pereiro.
Incorporar proteínas y fibras
Entonces, si nosotros la preparamos en casa podemos utilizar queso magro en lugar de mozzarella y así estamos aportando, además de proteínas, menos cantidad de grasa saturada y mayor cantidad de vitamina A, vitamina D y calcio.
Si utilizamos tomate picado o alguna salsa de tomate caserita o liviana, además, estamos incorporando fibra y también licopeno, que es un antioxidante muy potente protector de ciertos tipos de cáncer.
Existen muchas estrategias para sumar en una preparación casera. Por ejemplo, también podés agregarle verduras y hortalizas como cebolla, morrón, rúcula, champiñones, berenjenas, lo que más te guste. Esto aporta más fibra, lo que significa más saciedad por más tiempo.
Pereiro resaltó que lo recomendable, más allá de poner el foco un alimento aislado y eliminarlo de la dieta porque creer que es malo, es analizar cuál es su patrón de nutrientes y evaluar si comemos porciones más chicas o si lo cocinamos en casa para reemplazar ciertos ingredientes.
La especialista advirtió que uno de los grandes mitos alrededor de la pizza u otros alimentos es que los hidratos de carbono generan adicción. No es así. No existe lo que comúnmente llamamos “adicción a la comida”, por lo tanto, no la hay con los hidratos de carbono.
Sí es verdad que habitualmente los elegimos porque ayudan a nuestro cuerpo a formar serotonina. Una sustancia que se relaciona con el control de impulsos, con el sueño, el buen humor.
“Prohibir o restringir alimentos lo que provoca es mayor descontrol alimentario”, enfatizó Pereiro.
Lo importante es cómo equilibrar la alimentación y que el plan para mantener o bajar de peso esté adecuado a las necesidades energéticas de cada persona, adaptándose al objetivo deseado.
Es clave entender que no hay que prohibir grupos completos de alimentos sino que hay que aprender a distribuirlos y a consumir las porciones adecuadas.
* Romina Pereiro es licenciada en Nutrición
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