Todo corredor empezó dando un primer paso. La mayoría se olvidó y no recuerda la satisfacción de haber trotado, por ejemplo, un kilómetro. Pero progresar en el mundo del running cuando uno es consistente es relativamente sencillo en un comienzo. Un día, más tarde o más temprano, los corredores están participando de carreras. La mayoría empieza con carreras de calle de 5 km a 10 km, incluso muchos debutan en distancias participativas de 3 Km.
Ya sabemos que los aficionados no corren en pista, sino en la calle o en la naturaleza. Para poner en perspectiva: correr 3 Km es muchas veces el equivalente a la distancia que una persona tiene hasta su trabajo y que cubre usando un medio de transporte. Parece poco cuando uno corre hace mucho, pero imagine el lector prepararse para ir al trabajo, la universidad o la casa de un amigo corriendo treinta cuadras.
No hay nada más motivante que terminar nuestra primera carrera. La sensación incomparable de la primera meta. En ese estado de emoción y euforia solo pensamos a partir de allí en correr otra vez. Hay que evitar anotarse en todas las competencias de ahí en más, un comportamiento muy común en los principiantes. Pero también hay que estar atentos a otro error común: el querer subir de distancia en cada nueva carrera.
Si corrimos un 3K y fue demasiado sencillo, no es obligatorio correr un 5K. Si nuestro debut fue en un 5K, no significa que la siguiente deba ser de 10K. Cada caso es diferente, pero en líneas generales hay que tener un registro honesto de nuestras sensaciones y resultados. Por eso hay que pensar bien antes de pasar a la siguiente distancia.
Hay una regla inicial fundamental: si no fuimos capaces de completar el total de la distancia al menos trotando, no hay que avanzar en la cantidad de kilómetros en los que competimos. Si de 10 km solo pudimos correr 8 ó 9 y caminamos 1, nada de anotarse en una carrera de 15 km y mucho menos en un medio maratón. Es simple sentido común.
Hay que seguir entrenando e insistir en la misma clase de carrera hasta poder correrla, lento o rápido, en su totalidad. Nunca se llega a un dominio total, claro, pero sí a un mínimo de rendimiento que nos diga que no estamos quedándonos cortos en el desafío elegido. A medida que avanzan las distancias la situación es más exigente.
Cuando 5 km o 7 km son algo que no nos trae ningún inconveniente, entonces podemos pensar en 10 km. Una aclaración: si uno corre esas distancias cada vez más rápido puede quedarse allí para siempre, cada uno sabe lo que más disfruta y para que está mejor su cuerpo. 5 km a toda velocidad es una proeza que la mayor parte de la humanidad ni puede imaginar.
10 km es un trabajo más complejo y la fórmula se repite: dominar la distancia, no caminar nunca, aumentar la velocidad si sentimos que nos sobró la última vez que la corrimos. El secreto es apreciar y valorar cada competencia, no quemar etapas, disfrutar de verdad las carreras. Nunca pensar en la carrera siguiente, sino concentrarse en la cual estamos ahora.
De un tiempo a esta parte han surgido carreras de 15 km, una buena opción para no pasar de 10 km a medio maratón sin escalas. Insistir en las carreras de 10 km durante un tiempo, probar estrategias, que el cuerpo se acostumbre, bajar la marca entre una carrera y la siguiente. Adaptar luego el entrenamiento para pensar en medio maratón, es decir 21K.
No se confundan, no importa que parezca más espectacular correr más kilómetros, una carrera de 10 km es una tarea exigente. Si al final nos animamos y entrenamos bien, podemos ir al medio maratón. Una vez más, pensando en estrategias más sofisticadas, calculando la energía, evitando, dentro de lo posible, caminar. Si caminamos más de un par de kilómetros entonces no estamos listos o hicimos una mala estrategia para la competencia.
Dos, tres, tal vez más medios maratones antes de pensar en un maratón, es decir 42 km 195 mts. No olvidarnos de las carreras de menos distancia y no apurarnos para encarar el maratón. Hacerlo bien significa al menos dos años de competencias y entrenamientos.
Si se hace antes, puede salir bien o ser extremadamente frustrante. Sentido común, compromiso y constancia, con eso se puede pensar en avanzar. No hay magia, un corredor puede pasar a la siguiente distancia cuando reúne las condiciones que presentamos en esta nota.
*Santiago García es maratonista, autor del libro “Correr para vivir, vivir para correr” y “Volver a correr”. Completó la Six World Marathon Majors dos veces. En Instagram: @sangarciacorre.
* Realización Gastón Taylor / Edición: Carolina Villanueva / Producción: Macarena Sánchez
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