Un día libre no le cambia la vida a un corredor. Dos días libres pueden llevarse adelante sin problemas. Pero las fiestas tienen cuatro jornadas de festejo y algunas reuniones extras entre ellas. Es decir que si un runner se descuida puede perder dos semanas de entrenamiento, lo que es una verdadera lástima, teniendo en cuenta que pueden evitarse esos tropezones de fin de año. La planificación es una gran aliada para los runners y debe ser utilizada para resolver con inteligencia el calendario de fin de año.
Las fiestas no son sorpresivas, conocemos su fecha y el día de la semana en la cual caen cada año. Así que lo primero que hay que hacer es repasar qué día de la semana caerá el 24 de diciembre y el resto se deduce.
Los festejos del 24 y el 31 de diciembre son por la noche. Muchas personas no trabajan ese día. Si es así, todo es muy sencillo, se sale temprano en la mañana y se cumple con el entrenamiento. Nada más lindo que completar esos entrenamientos, sintiendo que uno ya cumplió y que ahora tiene el resto del día libre. Otros corredores lo eligen o solo pueden salir por la tarde. Esto ayuda a bajar la ansiedad y calmar el estrés típico de estos días. Rematar con una buena ducha justo antes de los festejos nocturnos es ideal. Ambas son excelentes opciones.
Prácticamente la totalidad de los corredores tiene un día libre a la semana. El 25 de diciembre y el 1 de diciembre también se festeja, pero al mediodía. Por eso puede ser una buena opción colocar el descanso allí. Dependerá de los horarios en lo que uno se haya ido a dormir y la hora en la que nos despertemos, porque el descanso también ayuda y su falta nos perjudica. Salir en esos días a la tarde también es una buena opción para bajar un poco la intensidad de los festejos. Pero ahí hay que pasar a los otros puntos a tener en cuenta, no solo el haber dormido bien, algo fundamental.
Si comemos en exceso lo vamos a sentir. Cuanto más cuida la dieta una persona, más siente las consecuencias de cualquier desvío de esta. Comer de forma moderada, no como un día normal, pero sí tratando de no excederse.
El tamaño y la cantidad de las porciones es un punto a tener en cuenta. Sí, es normal pasarse un poco, pero un corredor sabe cuando se ha descontrolado. Evitar eso. Recordemos que son cuatro jornadas de comidas fuertes y que, además, pan dulce y otras cosas siguen apareciendo de manera insólita durante el resto de la semana.
La bebida es aún más importante. Hidratarse correctamente en los cuatro festejos. El 24 y el 31 beber agua desde que nos levantamos, más aún si hace calor. Entrenar con una botella de agua a mano y no dejar de beber lo necesario. A la noche, en caso de tomar alcohol, hacerlo con moderación para evitar la deshidratación. Calor, comida en exceso y alcohol son una fórmula para el desastre.
Si en esas noches nos excedimos, es mejor no hacer un entrenamiento al día siguiente. A veces correr menos es el mejor entrenamiento. Tener a mano una bebida isotónica puede ayudar. Mismo consejo para el 25 y el 1: no entrenar si nos sentimos mal. Si no hubo excesos pero no nos sentimos demasiado cansados, se puede hacer un entrenamiento liviano, un trote de treinta o cuarenta minutos. Siempre estar atentos a las sensaciones.
Entrenamientos suaves son entrenamientos, no hay que olvidarlo. Si hay que correr fuerte que sea sí o sí el 24 y el 31, dejar lo fácil para el día siguiente, en el caso que queramos salir. Muchos disfrutamos arrancar el año corriendo, es un buen símbolo y aunque sea un poco, vale la pena sentir que uno arrancó con el pie correcto.
Si nos gusta correr y nos esforzamos por mantenernos en forma, no rompamos todo durante las fiestas. Festejar y entrenar son dos cosas perfectamente compatibles. A disfrutar de ambas sin culpa y a pensar en todas las cosas buenas por venir.
*Santiago García es maratonista, autor del libro “Correr para vivir, vivir para correr” y “Volver a Correr”. Completó la Six World Marathon Majors dos veces. En Instagram: @sangarciacorre.
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