Las personas poseen todas una edad cronológica, que es la cantidad de años que se celebra en los aniversarios. Pero algunas personas de 50, 60 o 70 años se ven y se sienten jóvenes, mientras que otras no. Los investigadores pueden medir estas diferencias al analizar los biomarcadores relacionados con la edad: aspectos como la elasticidad de la piel, la presión arterial, la capacidad pulmonar y la fuerza de agarre. Las personas con un estilo y condiciones de vida saludables, además de una herencia genética afortunada, suelen obtener la puntuación de “más jóvenes” en estas evaluaciones y se dice que tienen una “edad biológica” menor.
Pero hay una manera mucho más sencilla de determinar en qué estado están las personas. Se le llama “edad subjetiva”. Cuando los investigadores preguntan: “¿De qué edad te sientes la mayor parte del tiempo?”, la respuesta suele reflejar el estado de salud física y mental de las personas.
“Esta sencilla pregunta parece ser especialmente poderosa”, comentó Antonio Terracciano, un profesor de geriatría en la Facultad de Medicina de la Universidad Estatal de Florida en Tallahassee.
Los científicos están descubriendo que las personas que se sienten menores que su edad cronológica por lo general están más sanas y son psicológicamente más resilientes que las que se sienten mayores. Estas obtienen mejores resultados en tareas relacionadas con la memoria y tienen menores riesgos de presentar un deterioro cognitivo.
Las personas que se sienten más jóvenes tienen una mayor sensación de bienestar, un mejor funcionamiento cognitivo, menos inflamación, un menor riesgo de hospitalización e incluso viven más que sus compañeros que se sienten mayores. Un estudio publicado por la Asociación Estadounidense de Psicología sugiere una posible razón para el vínculo entre la edad subjetiva y la salud: sentirse más joven podría ayudar a proteger a los adultos mayores y de mediana edad contra los efectos dañinos del estrés.
En el estudio los investigadores del Centro Alemán de Gerontología analizaron tres años de datos de más de 5.000 participantes en la Encuesta de Envejecimiento Alemán, un relevamiento longitudinal de residentes de Alemania de 40 años o más. Este trabajo incluyó preguntas sobre la cantidad de estrés percibido y sobre su salud funcional: cuánto estaban limitadas en actividades diarias como caminar, vestirse y bañarse. Los participantes también indicaron su edad subjetiva respondiendo la pregunta: “¿Cuántos años te sientes?”.
Los investigadores encontraron, en promedio, los participantes que informaron más estrés en sus vidas experimentaron un declive más pronunciado en la salud funcional durante tres años, y ese vínculo entre el estrés y el deterioro de la salud funcional fue más fuerte para los participantes cronológicamente mayores.
La mayor parte de las investigaciones sobre la edad subjetiva está basada en asociaciones entre la edad que las personas consideran tener y su estado de salud, así que no es posible determinar una causa y efecto. Por ejemplo, no está claro si sentirse joven ayuda a las personas a mantenerse saludables o si quienes ya están saludables tienden a sentirse más jóvenes.
Sin embargo, la edad subjetiva parecía proporcionar un amortiguador protector. Entre las personas que se sentían más jóvenes que su edad cronológica, el vínculo entre el estrés y el deterioro de la salud funcional era más débil. Ese efecto protector fue más fuerte entre los participantes de mayor edad.
“En general, sabemos que la salud funcional disminuye con la edad, pero también sabemos que estas trayectorias de salud funcional relacionadas con la edad son notablemente variadas. Como resultado, algunas personas ingresan en la vejez con recursos de salud bastante buenos e intactos, mientras que otras experimentan una disminución pronunciada en la salud funcional, lo que incluso podría resultar en la necesidad de atención a largo plazo -indicó el autor principal del estudio, Markus Wettstein-. Nuestros hallazgos respaldan el papel del estrés como factor de riesgo para el deterioro funcional de la salud, particularmente entre las personas mayores, así como el papel de apoyo a la salud y amortiguador del estrés de una edad subjetiva más joven”.
Los resultados sugieren que las intervenciones que tienen como objetivo ayudar a las personas a sentirse más jóvenes podrían reducir el daño causado por el estrés y mejorar la salud entre los adultos mayores, según los investigadores, aunque se necesitan más estudios para ayudar a determinar qué tipo de intervenciones funcionarían mejor. “Por ejemplo -afirmó-Wettstein, las campañas de mensajes para contrarrestar la discriminación por edad y los estereotipos negativos de la edad y para promover opiniones positivas sobre el envejecimiento podrían ayudar a las personas a sentirse más jóvenes. Además, las intervenciones más generales para la reducción del estrés y el entrenamiento para el manejo del estrés podrían prevenir la pérdida de salud funcional entre los adultos mayores”.
Los especialistas coinciden en que se necesitan más investigaciones para determinar la brecha ideal entre la edad subjetiva y cronológica, ya que investigaciones anteriores han sugerido que es útil sentirse más joven hasta cierto punto, pero que los beneficios disminuyen a medida que aumenta la brecha entre la edad subjetiva y cronológica. “Sentirse más joven hasta cierto punto podría ser adaptativo para los resultados de salud funcional, mientras que ‘sentirse demasiado joven’ podría ser menos adaptativo o incluso desadaptativo”, indicó Wettstein.
Sin embargo, los críticos aseguran que, para muchas personas, la edad subjetiva solo refleja las obsesiones culturales con la juventud. David Weiss, psicólogo del desarrollo de la Universidad de Leipzig, asegura que la gente desarrolla una identidad de menor edad para eliminar los estereotipos de fragilidad y senilidad. Weiss comentó que: “Si la vejez no tuviera un valor negativo, no habría necesidad de decir que te sientes más joven”.
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