Existen diversos alimentos nutritivos alrededor del mundo, uno de ellos es el jengibre, que contiene propiedades para la salud (la mayoría medicinales). Pero, ¿cuán importante es este alimento, apreciado desde siglos en países orientales con gran relevancia en occidente en la actualidad?.
Para empezar, el jengibre es una planta compuesta por pequeñas flores de color amarillo y violeta. Su parte esencial es la raíz —con el nombre de rizoma—, de aspecto grueso que aporta a los alimentos un sabor dulce.
Los componentes le permiten considerarse como un alimento nutritivo y curativo. Por ejemplo, combate las indigestiones, nauseas, vómitos, eliminar gases y reducir los mareos.
Mayormente el jengibre se consume mediante una infusión, al ser sencilla de preparar. Solo debes trocear la parte del rizoma y hacerla polvo.
Luego, añades una cucharada por cada taza de agua de este jengibre y lo hierves de acorde al tiempo que estimes. Recordar que las infusiones son importantes ya que se consideran como calmantes para problemas respiratorios; también funcionan como laxantes.
El jengibre contribuye a la reducción del colesterol LDL (colesterol malo)
¿Cuáles es su uso culinario? pues más allá del reconocimiento medicinal, es un alimento versátil para combinarlo con diferentes tipos de comidas dulces o saladas. En la mayoría de casos, su uso es como condimento para salsas, sopas, cremas, carnes, aves, chancho, pescados, sushi, mariscos, entre otros.
Además, funciona como toque aromático a postres de frutas o elaboraciones de repostería (tartas, pasteles, galletas, bizcochos o dulces). Son esenciales a veces.
Sin embargo, si deseas usarlo en una receta, debes tener en cuenta las advertencias. Nunca te excedas ya que dependerá de un plato específico para hacer uso del jengibre y poder compartir mejor su sabor a la hora de comer. Cada persona es responsable de su uso culinario, pero no lo desaprovechen.
TIPOS PARA COMER SANO Y RICO
Si ya de por sí la aceituna es un alimento importante para la salud, te presentamos ciertos tipos para comer rico y sano. Son 15 recomendaciones que debes prestar atención.
1. Si eres mamá lactante, siempre que puedas y quieras, opta y promueve la lactancia materna, por su efecto protector contra enfermedades agudas y crónicas, que perdura incluso hasta en la edad adulta.
2. “Comparte las comidas con miembros de la familia, sobre todo si hay niños, ya que es reconocida como uno de los factores protectores de la nutrición, mejora la relación que uno tiene con la comida y fomenta el desarrollo de una buena conducta alimentaria.
3. Cultiva en casa. En cualquier maceta, aunque sea pequeña. Empieza cultivando tu propio alimento, puede ser una hortaliza o alguna planta aromática.
4. Planifica el menú semanal y arma la lista de compras en base a ello ¡La organización es la base del éxito!. Además, ahorras tiempo y dinero.
5. Fija un día a la semana para cocinar y freezar en cantidad. Esta tendencia, que está en auge entre los famosos, se llama “Batch cooking” y es súper efectiva. No dejes de invitar a los niños a participar de la elaboración de la comida.
6. Compra “materia prima” (legumbres, verduras, cereales, carnes, huevos, lácteos) para cocinar y reducir la compra de paquetes con comidas ya elaboradas. Menos paquetes y más alimentos reales que nos acerquen a la naturaleza, son claves para una alimentación nutritiva.
7. Disminuye el consumo de carnes sobre todo rojas y aumenta el consumo de plantas: frutas, verduras, semillas, legumbres, cereales integrales. No solo es beneficioso para la salud, sino también para el medio ambiente en términos de energía requerida, uso de la tierra, contaminación del agua, efecto invernadero, emisiones de gases y contaminantes producidos.
8. Aprovecha las frutas y verduras de estación. Son más económicas, más sabrosas y te ayudan a ir cambiando y sumando variedad en la elección. Si no estás acostumbrado a comerlas, aumenta su ingesta sumando una porción de verduras y una de frutas por día durante una semana. Luego aumenta las porciones gradualmente hasta llegar a 5 por día.
9. Utiliza condimentos naturales en tus preparaciones y si es necesario agrega sal sólo al final.
10. Reduce a la mitad tu consumo de azúcar y de manera progresiva, reeducando el paladar, trata de disminuirlo lo máximo posible.
11. Cambia algunos de los cereales refinados (arroz, fideos, harinas, panes) por sus versiones integrales. Prueba sabores nuevos como quinoa, mijo, trigo sarraceno y súmalos en ensaladas, medallones, rellenos de verduras y salteados.
12. ¡Mantente activo durante el día, suma más pasos! Opta por ir caminando o en bici al trabajo, a la casa de un amigo o incluso al ir de compras. Si la distancia es muy extensa y utilizas transporte público, bájate unas cuadras antes y suma pasos. Elige mejor subir por escaleras y evita el ascensor o escalera mecánica.
En la oficina toma pausas activas, camina o muévete 3 minutos. Si tienes que hacer llamadas telefónicas, realízalos en movimiento. Por último, pero no por eso menos importante, suma alguna actividad física que te guste y puedas mantener en el tiempo.
13. Evita el consumo de frituras e incorpora grasas saludables cardioprotectoras como aceites, frutos secos y semillas.
14. Disminuye el consumo de gaseosas y bebidas azucaradas. El agua siempre es la mejor opción, porque puedes combinarla con rodajas de limón, pomelo, naranjas, jengibre, hojas de menta, etc.
15. No te olvides de descansar lo suficiente y reducir los niveles de estrés. Un paseo por la naturaleza en familia o con amigos, pisar descalzo el césped, hacer respiraciones al aire libre, meditar, realizar técnicas de yoga, leer un libro, escuchar música y conectarse con uno mismo siempre tienen un impacto positivo en la salud.
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