Los gatos son carnívoros estrictos. No por nada, en la naturaleza son tremendos predadores y tienen altos requerimientos de proteínas y de grasas. Esta especie, que tiene origen en las regiones áridas subtropicales, a pesar de su domesticación, sigue manteniendo algunas de las características propias de los felinos silvestres.
Esto significa que son carnívoros predadores y que son cazadores por excelencia. Las piezas de cacería que atrapan y comen contienen mucha proteína y grasa (por ejemplo, un pájaro tiene un 50% de proteína y un 40% de grasa). En ese sentido, está comprobado que los gatos necesitan consumir grasas de origen animal. En tanto y en cuanto un gato consuma buena cantidad y de manera equilibrada en su dieta, se mantendrá más sano. ¿Por qué? Porque necesita grandes cantidades de grasa en el alimento, que serán en su mayoría absorbidas y no aparecerán en la materia fecal.
Por otra parte, el metabolismo tan particular del agua en el gato está ligado cómo metaboliza las grasas, una comida rica en grasas será una comida rica en capacidad de convertir grasa en agua. Es por eso que, aun en situaciones muy extremas, es muy difícil encontrar un gato muy flaco o con poca grasa en su cuerpo.
Es importante destacar que esta particularidad metabólica, dada la vida de predadores en regiones donde les es difícil conseguir alimento, les permite mantener su peso y estado de salud aun cuando no tengan acceso regular a presas o al agua durante algunas semanas.
La grasa del alimento le sirve de ahorro nutricional y de reserva de agua. Los gatos tienen una particular regulación del agua. Aquellos que comen dietas caseras o alimentos húmedos toman poco líquido, ya que cubren la mayor parte de sus necesidades hídricas con el 70% a 80% del agua que contienen los alimentos.
Cuando un animal que recibe una dieta balanceada húmeda se lo ve tomando mucha agua, es muy posible que padezca alguna enfermedad, ya que debería suplir sus necesidades hídricas a través del alimento. Muchas veces con los alimentos balanceados secos, no llegan a tomar la suficiente cantidad de agua que deberían tomar para que su densidad urinaria sea parecida a cuando comen alimentos húmedos.
Esto puede llevar, en animales sensibles, a enfermedades urinarias. A diferencia de la mayoría de las especies animales, los gatos no pueden transformar los ácidos grasos vegetales en grasas. Por lo tanto, no es lo mismo que reciban aceite vegetal en lugar de grasa animal. Los hidratos de carbono, concretamente los azúcares, no son imprescindibles para los gatos y la leche, que los posee, a muchos adultos les produce diarreas por falta de la enzima que digiere el azúcar de la leche: la lactasa.
El gato y el perro son especies diferentes. El primero tiene comportamientos, requerimientos y actitudes propias frente a los alimentos. Esto que parece obvio, no siempre se comprende y se tiende a alimentar al gato de la misma forma que se lo hace con el perro.
A modo de ejemplo: los gatos necesitan el aporte alimentario de un aminoácido especifico denominado taurina, que se encuentra solo en las carnes. Los alimentos para perros tienen muy poca taurina. Por lo tanto, los gatos que no comen nada de carne, o no comen alimento balanceado específico para ellos o que sólo comen alimento para perros podrían quedar ciegos o desarrollar deficiencias cardíacas.
*El Prof. Dr. Juan Enrique Romero @drromerook es médico veterinario. Especialista en Educación Universitaria. Magister en Psicoinmunoneuroendocrinología. Ex Director del Hospital Escuela de Animales Pequeños (UNLPam). Docente Universitario en varias universidades argentinas. Disertante internacional.
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