Los animales domésticos viven mucho más que los silvestres o los asilvestrados y es por eso que apoyados en ese dato podemos comprender mejor cómo reforzar la longevidad de aquellos animales que comparten nuestra vida cotidiana.
Dado que los animales de compañía tienen una vida más corta que la nuestra, muchas personas se resisten a compartir la vida con un animal, con la excusa de evitarse un sufrimiento.
Esa idea de la pérdida temprana nos acompaña desde el primer día en el que llegan a casa, ya que inevitablemente su existencia será más breve que nuestra propia vida.
La esperanza de vida de los perros oscila entre los 7 y los 15 años y en la actualidad es de un promedio de 13 a 14 años. La pregunta siempre latente y siempre vigente es cuánto tiempo más nos acompañará nuestro perro, considerando su corta existencia.
La longevidad de los seres humanos y la de los animales de compañía ha crecido mucho en los últimos años, gracias a los mayores cuidados respaldados en los avances científicos.
De la misma manera, los perros silvestres, viven menos de la mitad de lo que lo hacen los domésticos. Las razas más pequeñas, de por sí más longevas, han extendido poco a poco su existencia por mejores cuidados y están llegando a vivir hasta los 17 a 18 años.
Los cambios más relevantes en el estilo de vida de un individuo facilitan duplicar la longevidad. La alimentación juega en ello un papel decisivo, ya que cuando lo alimentamos, le estamos garantizando un ritmo a su metabolismo.
Los animales criados en su propio entorno, en libertad, no tienen un acceso constante al alimento, ya que dependen de la caza y de lo que encuentren, o sea de una dieta muy poco constante y aleatoria.
Proporcionar un alimento equilibrado, acorde a la edad y a la constitución de nuestro animal es una de las piezas clave para su salud. Uno de los grandes problemas que no ayudan a extender la longevidad de los perros es la falta de ejercicio.
Por otra parte, la actividad física implica un factor muy importante, bueno no solo para el cuerpo, sino también para la mente. La inactividad desconecta el cerebro donde una vida excesivamente ociosa y sin ejercicio hace que un animal entre en un círculo vicioso muy nocivo para la salud.
Un perro activo es un perro que aprende cosas, en el que su cerebro está en continuo desarrollo, por lo que es capaz de mantener la jovialidad durante más tiempo.
Las visitas periódicas al médico veterinario son un gran pilar, fundamental para tener una longevidad con calidad de vida. Tener al día su calendario de vacunación, mantener al animal controlado y libre de parásitos externos e internos multiplica a longevidad de los perros.
Los mejores consejos, los que más problemas de salud podrán evitar son aquellos sobre su estado dental, la regulación del peso, la castración (que evita enfermedades) y los que atañen a su alimentación.
Una cotidianeidad sana y los adecuados controles para con nuestros animales de afecto permitirán compartir la vida el máximo de tiempo posible con la mejor calidad.
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