Echoquette, una yegua árabe pura nacida el 8 de mayo de 1988, fue reconocida como la yegua más longeva del mundo al alcanzar los 36 años y 222 días de vida. Su fallecimiento el 16 de diciembre de 2024 por una inesperada insuficiencia hepática marcó el final de una vida tan excepcional como emotiva, un reflejo de los cuidados dedicados de sus dueños y de la fortaleza innata que caracteriza a su especie.
De Arizona a Suiza: el viaje de una yegua excepcional
Echoquette nació en Prescott, Arizona, en un día especial: el Día de la Madre, como un símbolo de vida y ternura. Fue hija de Tender Love y Aladdinn Echo, un campeón nacional, y heredó no solo la excelencia genética de su padre sino también su nombre. Desde sus primeros días, destacó por su personalidad coqueta y curiosa, características que definieron su vida.
Cuando aún era un potrillo, Echoquette se trasladó a Suiza. Allí, en un entorno completamente diferente al cálido clima de Arizona, comenzó a mostrar su capacidad de adaptación y resistencia, rasgos fundamentales en su longevidad. Fue en Suiza donde, en 1993, la familia Haus la conoció. Andrew Haus recordó a World Guinness Records: “La vimos en su establo, inclinando la cabeza de forma curiosa, como un perro. Ese gesto tan inusual nos conquistó y supimos que debía ser parte de nuestras vidas”.
Un espíritu vivaz en Texas
En 1998, Echoquette emprendió su último gran viaje, esta vez a Austin, Texas, donde pasó la mayor parte de su vida. En la propiedad de los Haus, la yegua disfrutaba de un entorno que combinaba amplias praderas para pastar, la calidez del sol tejano y la sombra de los árboles junto a su establo.
A pesar de su avanzada edad, Echoquette nunca perdió su espíritu coqueto, especialmente cuando percibía la presencia de un semental. Andrew Haus relató que, al sentir su aroma, Echoquette se dirigía apresuradamente hacia la cerca, donde ejecutaba un “baile” peculiar, con ojos brillantes y orejas atentas. Este comportamiento reflejaba su energía y entusiasmo por la vida, una constante incluso en sus últimos años.
Dieta y cuidados: claves para una vida longeva
El régimen alimenticio de Echoquette fue clave para su salud y longevidad. Además de los pellets de su dieta básica, tenía un gusto particular por las frutas, especialmente manzanas, bananas y uvas. También disfrutaba de zanahorias y lechugas, a las que a menudo accedía con astucia, aprovechando cualquier descuido en las puertas abiertas del jardín.
La rutina diaria incluía paseos con su familia, durante los cuales exploraba arroyos y disfrutaba de las flores silvestres, siendo los girasoles sus favoritos. Por la noche, era atendida con heno picado, y descansaba soñando, según describió su familia, con “puertas abiertas y refrigerios nocturnos”.
Un legado de amor y aprendizaje
El fallecimiento de Echoquette, causado por insuficiencia hepática tras iniciar un nuevo medicamento, dejó una lección importante para los dueños de animales. Andrew Haus reflexionó: “De haberse realizado pruebas adicionales, probablemente habríamos detectado el problema hepático y evitado su muerte”.
Veterinarios que trabajaron con Echoquette la describieron como “una de las yeguas más cooperativas”, destacando su comportamiento durante procedimientos médicos, incluso aquellos que usualmente requieren sedación en otros caballos. Este rasgo, combinado con el amor y cuidado brindado por la familia Haus, permitió a Echoquette superar con gracia las dificultades asociadas con su edad.
El impacto del caso Echoquette en la salud equina
El legado de Echoquette trasciende su larga vida. Su historia se ha convertido en una plataforma para promover mejores prácticas en el cuidado equino. La familia Haus documenta su experiencia en redes sociales y planea usar la historia de Echoquette para concientizar sobre la importancia de la prevención y el cuidado médico en caballos.
La longevidad de Echoquette es un testimonio de su genética y su entorno y un llamado a la atención responsable hacia todos los animales. Su historia recuerda que con dedicación, amor y prevención, es posible brindar una vida plena incluso a las criaturas más longevas.