El contacto visual, un arte perdido que puede transformar las conexiones en la “era digital”

La columna elaborada por un especialista en comunicación y publicada por Time, revela pequeños cambios en las interacciones diarias que pueden ayudar a reconectar con las personas y fortalecer vínculos

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El contacto visual es una
El contacto visual es una habilidad esencia que se encuentra amenazado por el creciente uso de pantallas, según un experto en comunicación (David Zorrakino - Europa Press)

El contacto visual como antaño pilar fundamental de la comunicación humana, se encuentra en declive en una sociedad cada vez más atrapada por las pantallas y las distracciones digitales. Según explica en su columna Michael Chad Hoeppner, especialista en comunicación y miembro del Columbia Business School, la pérdida de esta habilidad tiene profundas implicaciones para las relaciones interpersonales y la cohesión social. Su análisis, publicado en Time, señala cómo el fenómeno afecta a adultos y niños, erosionando la capacidad de establecer conexiones genuinas.

Los dispositivos electrónicos transformaron la manera en que las personas interactúan, desplazando el enfoque del rostro del interlocutor hacia las pantallas. Esta desconexión no solo afecta a los adultos inmersos en notificaciones constantes, sino también a los más jóvenes. Una encuesta reveló que el 62% de los docentes cree que los niños disminuyeron notablemente su capacidad para mantener contacto visual, lo cual refleja una pérdida de interés por la interacción cara a cara y una creciente dependencia de los medios tecnológicos para comunicarse.

El especialista en comunicación, Michael Hoeppner, enfatiza que estos cambios culturales no deben subestimarse ya que el contacto visual va más allá de un simple gesto: es un puente esencial para entender al otro. Aunque en un mundo saturado de estímulos digitales, esa conexión vital se disuelve, limitando nuestra capacidad para involucrarnos plenamente con quienes nos rodean.

Si bien esta problemática parece estar anclada en el contexto tecnológico, también surge de una interpretación errónea del concepto de contacto visual. En lugar de percibirse como una interacción viva y dinámica, se redujo a una característica estática que una persona puede “tener” o “no tener”. Esta concepción simplista, según señaló Hoeppner, desvía la atención del verdadero propósito de esta habilidad como constructora de relaciones significativas a través de una comunicación intencionada y recíproca.

Los estímulos digitales reconfiguran en
Los estímulos digitales reconfiguran en cómo los adultos y niños perciben las conexiones personales (Imagen Ilustrativa Infobae)

Desafíos actuales con el contacto visual

El declive del contacto visual no solo es consecuencia de un estilo de vida hiperconectado, sino también de una visión limitada sobre lo que implica esta habilidad. Para la noción experta de Hoeppner, es necesario realizar un cambio de perspectiva y entender al contacto visual como un arte. Al igual que un artista afina su sensibilidad para conectar con el mundo que lo rodea, las personas pueden usar sus ojos como una herramienta para crear vínculos más profundos, captando matices en las expresiones y reacciones de los demás.

Más allá de redefinir el contacto visual como un proceso activo en un primer paso, la práctica enfrenta otro obstáculo. La autoconciencia en situaciones que generan inseguridad, y sobre ello Hoeppner destaca que mantener un contacto visual efectivo resulta sencillo cuando la conversación fluye con naturalidad y el entorno es cómodo. Pero el panorama cambia drásticamente en contextos de estrés o autoevaluación, donde la mirada se desvía y la conexión se pierde.

En estos casos, la intención de enfocarse en el otro suele ser insuficiente. Para superar este reto, el especialista subraya la importancia de desarrollar “memoria muscular” mediante ejercicios prácticos que fueron promovidos en otro estudio. Esta dinámica permite que el contacto visual se convierta en una respuesta instintiva, incluso en momentos de incomodidad.

Recuperar el arte del contacto visual requiere algo más que voluntad; demanda un esfuerzo consciente por desaprender viejas concepciones y entrenar la capacidad de mirar con propósito. Esto fortalece el intercambio y revitaliza una habilidad esencial para reconstruir los vínculos humanos en una sociedad cada vez más fragmentada para la óptica del profesor en comunicación.

Conectar visualmente en situaciones de
Conectar visualmente en situaciones de autoevaluación sigue siendo uno de los mayores desafíos, según Hoeppner (imagen ilustrativa infobae)

Entrenamiento para revitalizar el contacto visual

El especialista Hoeppner, con sus más de 20 años en la materia, sugiere que el contacto visual puede perfeccionarse a través de ejercicios prácticos que transformen esta interacción en algo natural y fluido. A través de su artículo compartido en Time, propone dos actividades específicas que ayudan a superar barreras de autoconciencia y promueven un contacto visual efectivo.

El primer ejercicio denominado como “Silent Storytelling”, consiste en contar una historia de forma silenciosa, sin emitir palabras, utilizando únicamente expresiones faciales, gestos y movimientos corporales. Hoeppner describe esta práctica como una herramienta para fortalecer la percepción de las reacciones del público como: cejas levantadas, ojos abiertos con sorpresa o leves asentimientos. Estas señales permiten que el narrador ajuste su mensaje y conece con la audiencia más profundamente.

La clave de este ejercicio radica en transmitir el mensaje completo mediante la sincronización de miradas y gestos. “No se trata de actuar palabra por palabra, como en un juego de adivinanzas, sino de expresar una narrativa de manera clara y vívida”, explicó Hoeppner. Esta práctica fomenta la observación activa y refuerza la capacidad de interpretar las emociones del otro, habilidades fundamentales para un contacto visual significativo.

El segundo ejercicio llamado como “El juego de la pelota”, utiliza una pelota como herramienta para reforzar el propósito en el contacto visual. En esta conexión grupal, una persona debe compartir una idea mirando a un interlocutor específico antes de lanzarle la pelota. El receptor sostiene la pelota brevemente, la devuelve y el orador pasa al siguiente participante para compartir otra idea.

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