Calatrava la Vieja es una ciudad situada en el municipio de Carrión de Calatrava, en la provincia de Ciudad Real, España, que se convirtió en la principal fortaleza de la Orden de Calatrava a mediados del siglo XII. La orden de monjes guerreros asumió la defensa del territorio contra los ataques musulmanes debido a su ubicación estratégica en un cruce de caminos entre las ciudades españolas de Córdoba y Toledo, así como entre Mérida y Zaragoza.
Para cumplir su misión defensiva, la Orden de Calatrava se trasladó al castillo de Zorita de los Canes, en la provincia de Guadalajara, España. Esta fortificación, situada sobre un cerro a orillas del río Tajo, era una de las construcciones defensivas más imponentes del centro peninsular. La elección de Zorita de los Canes mostraba la importancia de la ubicación para la defensa militar.
Dentro del recinto fortificado de Calatrava la Vieja, la orden construyó una necrópolis conocida como el “corral de los condes”, donde fueron enterrados sus miembros hasta finales de la Edad Media. Excavaciones arqueológicas llevadas a cabo durante la última década han desenterrado cuerpos con claros signos de traumas, lo que sugiere que los muertos podrían haber participado en batallas como la de Alarcos en 1195 o la de Las Navas de Tolosa en 1212.
Estas excavaciones han proporcionado una ventana a la vida y muerte de los monjes guerreros de la Orden de Calatrava, ofreciendo evidencias que subrayan su papel crucial en la historia de la Reconquista en la Península Ibérica. Los hallazgos arqueológicos continúan revelando detalles sobre la vida en esta ciudad y la importancia de su ubicación estratégica y defensiva.
Su dieta
El estudio, publicado en Scientific Reports, fue llevado a cabo por el español, Patxi Pérez-Ramallo, investigador del Instituto Max Planck de Geo antropología y la Universidad Noruega de Ciencia y Tecnología de Oslo. Las conclusiones se basan en los análisis de isótopos estables de los huesos. El resultado indica dos cosas: que tenían una dieta rica en aves y pescado de mar. Esos estudios muestran que 23 hombres, una mujer y un bebé (los cuerpos analizados), mantenían una dieta predominantemente compuesta por aves como gallos, pollos, gansos y ocas. Eso es no es llamativo porque vivían en el interior de la península ibérica. Lo que resultó sorprendente es que, como vivían lejos de la costa, se demostró un alto consumo de pescado de mar, algo relativamente inusual para la época y la región.
Pérez-Ramallo señaló que este proyecto ha ofrecido una oportunidad poco común para estudiar restos de monjes guerreros identificados. Además de evidencias de cortes y traumas en los huesos, los investigadores pudieron discernir la complejidad de la Orden de Calatrava a través de su dieta. “Nuestros análisis han permitido ver la complejidad de la Orden. Hemos detectado a sus dirigentes, caballeros, además de otros individuos vinculados a la Orden y a la guerra”. Esta investigación ha proporcionado un entendimiento detallado de su consumo alimentario.
El hallazgo de pescado de mar en la dieta de estos individuos, a pesar de su proximidad a un río, se debe a las restricciones en el consumo de carne que promovían las órdenes del Cister, una orden religiosa de las que la Orden de Calatrava era parte.
Las condiciones dietéticas y las preferencias alimentarias expuestas por el estudio muestran una inclinación por el consumo de cebada y trigo, en lugar del mijo, que se asociaba con las clases más desfavorecidas. “Nuestro nuevo enfoque ha permitido identificar en mayor detalle qué tipo de alimentos consumían”, subrayó Pérez-Ramallo al describir cómo el análisis ha avanzado la comprensión de los hábitos alimenticios de la época.
La investigación llevada a cabo tiene implicaciones importantes para el estudio de la vida de la élite medieval, especialmente en contextos de guerra y religiosidad. Los restos analizados, además de proporcionar información sobre cortes y traumas, han permitido detallar la dieta específica de estos individuos.
La necrópolis
En la necrópolis de Zorita de los Canes, los hallazgos exponen la naturaleza violenta de la época. Predominan los cadáveres de hombres adultos marcados por heridas de arma blanca y lesiones causadas por objetos contundentes. Los arqueólogos especulan sobre la importancia estratégica de la fortaleza, aparentemente uno de los principales baluartes de la Orden de Calatrava.
“Nuestros resultados en los análisis de isótopos estables sugieren que el cementerio estaba destinado principalmente a caballeros y sargentos de la Orden,” afirman los autores del estudio. La fortaleza sirvió como un punto militar crucial y como un lugar sagrado para enterrar a miembros destacados de la Orden.
Entre los hallazgos existía un hecho singular: los restos de una única mujer, de entre 25 y 30 años. Según los investigadores, podría tratarse de una sirvienta del castillo. Las pruebas de isótopos descartan que sea la madre del bebé de aproximadamente ocho meses, localizado también en el cementerio.
“Considerando el papel de la Orden como mecanismo para el avance social, estos hombres pudieron haber sido miembros de la baja nobleza o de la élite urbana con menos medios materiales,” concluyen los especialistas.
La investigación expone que el cementerio no estaba reservado exclusivamente para la élite de la Orden de Calatrava. Esto se deduce de las huellas de dietas diferentes a las esperadas en los análisis. “Los individuos con dietas más típicas de otros estatus sociales implican que el cementerio podría no haber estado reservado exclusivamente para la élite de la Orden,” se explica en el informe. Los arqueólogos continúan explorando el sitio, desentierran más evidencias que ofrecen una visión rica y detallada de la vida y la muerte en Zorita de los Canes durante la época medieval.