El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), se unió a los mensajes de solidaridad expresados a nivel mundial por el delicado estado de salud del Papa emérito Benedicto XVI, confirmado el 28 de diciembre pasado por su sucesor el Papa Francisco.
Desde su tradicional conferencia matutina, el Jefe del Ejecutivo Federal externó: “Deseo que salga adelanto, que se recupere”, seguido de una anécdota - en sus palabras, una “buena experiencia” - con la cual enalteció al ex pontífice como una persona “respetuosa, consecuente y muy preparada”.
“Tengo con él una buena experiencia (...) Deseo que se recupere y que salga adelante. Lo hago con cualquier ser humano y más en este caso, con una autoridad de una iglesia. Le deseo eso”.
“Temía que viniera a hablar mal”
Corrían los últimos días de marzo del 2012, en el entonces saliente sexenio de Felipe Calderón (2006-2012), cuando el aún Papa Benedicto XVI pisó por única ocasión la tierra azteca en el estado de Guanajuato.
Y aunque la noticia regocijó a miles de fieles, la visita del pontífice preocupó a López Obrador, quien estaba en la recta final de su candidatura a la presidencia del 2012. Esto, según relató en su mañanera, debido a que la invitación del religioso había corrido por cuenta de “los conservadores”.
“Él (Benedicto XVI) tenía fama de ser un Papa conservador. Temía que viniera a hablar mal de la izquierda”, comentó en referencia al Movimiento Regeneración Nacional (Morena), partido con el cual militó en aquellas elecciones y subió a la presidencia, pero hasta 2018.
Fue a raíz de aquel temor que López Obrador, en días antes, buscó reunirse con diversos sacerdotes progresistas, con el objetivo de redactar un escrito para “temperar los efectos” de la posible crítica que Benedicto XVI podía lanzar al movimiento de la izquierda. Sin embargo, los religiosos rechazaron su solicitud, por lo que la carta fue redactada y firmada por el propio tabasqueño.
“Aunque estén más cercanos al pueblo, son muy institucionales. Y yo hice la carta, en aquel entonces, fijando postura para que (los ‘conservadores’ no desinformaran”.
“La insensatez y la codicia dieron lugar a la actual crisis de inseguridad y de violencia”, expresa una de las líneas del texto Carta a Benedicto XVI, con la cual López Obrador expuso cómo, desde su punto de vista, Morena podría enfrentar y remediar a “uno de los momentos más difíciles y duros” de la historia moderna de México.
“Le aseguro que las mujeres y los hombres de Morena (...) actuamos de buena fe y desprovistos de odio. (...) somos gente con ideales, principios y con un sincero y profundo amor al pueblo, en especial a los más pobres”, ataja el escrito publicado el 23 de marzo del 2012, en el primer de los tres días que Benedicto XVI estuvo en México.
No obstante, la primera intervención del ex pontífice, en la ceremonia de bienvenida desde el Aeropuerto Internacional de Guanajuato, parecía invalidar el temor por el que López Obrador había enviado aquel escrito.
“¡Oh sorpresa! Fue en Guanajuato, la misa y su intervención (fue) en favor de los pobres. (...) Él vino con un discurso de avanzada, mucho muy preparado”.
Tal cual lo expresó, dicho discurso dejó perplejo a López Obrador cuya visión de Benedicto XVI se consagró como “un teólogo de primer nivel” por el respeto que guardó incluso durante su visita a Cuba, donde AMLO insinuó que “iba a repasarnos. A cepillarnos, como se diría en el béisbol”.
“Me quedé muy satisfecho. Muy contento. Él es un teólogo de primer nivel. De lo mejor que tiene la Iglesia Católica. Un hombre muy preparado (...) muy respetuoso y consecuente”.
De ese modo, el presidente atajó su narrativa reiterando sus buenos deseos para que la recuperación del Papa en retiro sea favorable para los próximos días.
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