En México, el impacto de la pandemia de la COVID-19 no ha sido el mismo en mujeres y en hombres.
Con el fin de visibilizar estas diferencias, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) realizó un estudio con perspectiva de género de sus distintos programas de información, en el que se destacan cómo la pandemia ha afectado a mujeres y hombres en 5 ámbitos específicos: ocupación y empleo, ingreso y gasto, trabajo no remunerado y educación, salud, así como en seguridad y violencia.
El Inegi destacó que la pandemia trajo consigo una disminución en las actividades económicas, provocando, tanto en mujeres como en hombres, un decrecimiento del mercado laboral, pérdida de empleo y una baja del ingreso económico.
Sin embargo, la recuperación ha ocurrido de manera diferenciada, lo cual podría deberse a diversos factores; por ejemplo, la suspensión de actividades impactó a sectores en los que las mujeres tienen una mayor participación y cuya reapertura ha sido más lenta, como el sector servicios.
El Instituto Nacional de Estadística y Geografía detalló que la participación de las mujeres de 15 años y más en el mercado laboral se vio afectada por la suspensión de actividades no esenciales.
“Si bien, desde antes de la pandemia ya había una marcada diferencia en la participación de mujeres y hombres, como consecuencia inmediata de esta contingencia sanitaria, se presentó un aumento de 2.7 millones de mujeres en la Población No Económicamente Activa (PNEA), es decir, que no realizaron actividades económicas y que no buscaron trabajo, de las cuales, 2.4 millones provenían de la Población Económicamente Activa (PEA), que estaban ocupadas o desocupadas (en busca de empleo)”, destacó.
Precisó que aunque las mujeres dentro de la PNEA han ido disminuyendo con la apertura gradual de la economía, aún no se ha recuperado el nivel que se tenía ante de la emergencia sanitaria.
Destacó que al cuarto trimestre de 2021 (octubre-diciembre), el número de mujeres dentro de la Población No Económicamente Activa se situó en 28 millones 738 mil 387 personas. En tanto que las que se encuentran dentro de la Población Económicamente Activa se encontraban 23 millones 206 mil 103 de mujeres; es decir, hay más mujeres que no cuentan con un empleo que las que sí lo tienen.
Respecto a los estados del país en donde se perdieron más puestos de trabajo para las mujeres al inicio de la pandemia están: Tabasco, Baja California Sur, Sonora y la Ciudad de México.
El estudio destaca que la reducción de las actividades económicas, a causa de la crisis provocada por la pandemia de la COVID-19, ha afectado principalmente a los trabajadores informales, ya que pierden sus medios de vida casi de inmediato y salen del mercado laboral.
Previo a la pandemia, en el primer trimestre de 2020, la Tasa de Informalidad Laboral 1 (TIL 1) de las mujeres era de 56.7%, En contraste, los hombres se situaban en 55.3%. Para el cierre del segundo trimestre de 2020,la TIL presentó una disminución de 7.1 puntos porcentuales, que representa a 3.5 millones de mujeres.
La reapertura gradual de las actividades ha permitido la recuperación de los puestos de trabajo perdidos. Sin embargo, la Tasa de Desocupación de las mujeres continúa en un mayor nivel del que se observaba previo a la emergencia sanitaria causada por el virus del SARS CoV-2..
En el cuarto trimestre de 2021, 4 de cada 100 mujeres económicamente activas se encontraban desocupadas, lo que significan casi 108 mil más mujeres en esta condición que en niveles prepandemia.
Respecto al impacto en el ingreso laboral de las mujeres ocupadas, el Inegi destacó que las medidas de confinamiento representaron un fuerte golpe para la economía de los hogares en México. En particular, el ingreso de las mujeres se vio afectado durante los meses de abril a julio de 2020 debido a la reducción de las actividades económicas.
El Inegi resaltó que en abril de 2020, cinco de cada 10 mujeres ocupadas disminuyeron su ingreso laboral; mientras que para julio de 2020, 4 de cada 10 mujeres continuaban con una disminución en su ingreso.
En el primer trimestre de 2020, tanto mujeres como hombres aumentaron su ingreso en comparación con 2018. Sin embargo, la disminución de la actividad económica derivada de la pandemia ocasionó que su ingreso mensual promedio para el año 2020 disminuyera.
En 2020, las mujeres tenían en promedio un ingreso menor al de los hombres en 2 mil 500 pesos mensuales. Para el primer trimestre del 2020, el ingreso mensual de las mujeres era, en promedio, de 5 mil 021 pesos. Para el cierre de ese mismo año el promedio mensual ya era de 4 mil 883 pesos.
En contraste los hombres tuvieron un ingreso promedio mensual de 8 mil 317 pesos al primer trimestre de 2020, en tanto que para el cierre del año su ingreso promedio mensual fue de 7 mil 432 pesos.
El Inegi destacó que durante el 2020 y en comparación con 2018, el ingreso monetario mensual de las mujeres disminuyó para quienes contaban con nivel de preparatoria en adelante. Por ejemplo, una mujer con posgrado completo o incompleto ganaba en 2018, en promedio, 22 mil 289 pesos mensuales, pero para 2020 su ingreso mensual promedio cayó a 18 mil 924 pesos.
En contraste, las mujeres que tenían estudios de secundaria completa o incompleta, tenían un ingreso mensual promedio de 3 mil 417 pesos en el año 2018, pero para 2020 sus ingresos subieron ligeramente para situarse en 3 mil 587 pesos mensuales.
Trabajo no remunerado y educación
El confinamiento también trajo un aumento en las labores que se realizan dentro de las viviendas, tradicionalmente por las mujeres, al tiempo que hubo una disminución en las actividades que requieren de traslados fuera del hogar.
El Inegi destacó que en 2020 el valor económico del trabajo no remunerado en los hogares fue de 6.4 billones de pesos, equivalente a 27.6% del PIB del país. De este monto, las mujeres aportaron 2.7 veces más valor económico que los hombres por sus actividades de labores domésticas y de cuidados en el hogar. Es decir, por cada peso que los hombres aportaron en 2020, las mujeres aportaron 3.
En contraste, en 2019 el valor económico del trabajo no remunerado en los hogares fue de 5.6 billones de pesos y representó el 22.9 % del PIB.
Entre 2019 y 2020 las actividades que presentaron mayor aumento fueron las de cuidados y apoyo, proporcionar alimentos, limpieza y mantenimiento de la vivienda.
Al comparar el valor económico de labores realizadas por mujeres entre 2019 y 2020, se aprecia que durante la pandemia actividades como: cuidados y apoyo, proporcionar alimentos, limpieza y mantenimiento de la vivienda tuvieron un mayor aumento.
En el caso de la participación de los hombres, estas actividades también presentaron un incremento, sin embargo, a pesar de este cambio, las actividades domésticas y de cuidado siguen recayendo principalmente sobre las mujeres, por ejemplo, por cada peso que los hombres aportaron en 2020 en proporcionar alimentos, las mujeres aportaron 5.
Durante 2020 se presentó un aumento de horas promedio semanales trabajadas en las labores domésticas y de cuidados; en las mujeres, la actividad que presentó mayor crecimiento fue la de proporcionar ayuda a otros hogares, seguida por proporcionar alimentos, así como la limpieza y mantenimiento a la vivienda.
En contraste, se observó una disminución de actividades que requieren traslados fuera del hogar como las compras y administración, el tiempo destinado a trabajo voluntario, y aquellas actividades de cuidados como llevar a algún miembro del hogar a la escuela, cita médica u otra actividad.
Comparando las horas que le dedican mujeres y hombres a ciertas actividades, se puede observar las inequidades que continúan al día de hoy y que durante la pandemia no se solventaron, por ejemplo: en 2020 las mujeres trabajaron en promedio a la semana 13.9 horas (13.7 en 2019) para proporcionar alimentos, y los hombres 4.3 horas (4.2 horas en 2019).
En 2020 el valor económico del trabajo no remunerado de las mujeres casadas o unidas fue de más del doble que el de las mujeres solteras y el triple que el de los hombres casados o unidos. Mientras que en los hogares con presencia de menores de 6 años, las mujeres realizan 3 veces más trabajo no remunerado que los hombres; esta proporción se mantuvo entre 2019 y 2020.
El confinamiento a causa de la pandemia también trajo consigo un incremento en la violencia dentro de los hogares.
En el periodo de enero a septiembre de 2020, 9.2% de mujeres de 18 años y más declararon haber sufrido violencia en el entorno familiar. Sin embargo, en el mismo periodo de 2021, al relajarse las medidas de confinamiento y darse la reapertura de actividades económicas, este porcentaje disminuyó 2 puntos porcentuales, para ubicarse en 7.2 %.
De las mujeres de 18 años y más que sufrieron violencia en el entorno familiar, la persona agresora principal declarada fueron personas sin parentesco, seguido por el esposo/pareja sentimental y otro familiar.
Si desea consultar el estudio completo, da click aquí.
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