El cacao era un tesoro para la civilización maya. Se trata de una planta asociada con el inframundo, ese lugar de sombras. Sin embargo, también la razón de la felicidad y era utilizado como moneda por ser considerado extraño y precioso.
A pesar de ser relacionado con lo oscuro, no era algo malo, más bien era parte de un todo. Hagamos una breve revisión de su origen.
La palabra original de “cacahuananche” sería “cacáhuatl (cacao)” y “nantzin (madre)”, así, su nombre significa la madre del cacao, pero hoy sólo utilizamos “cacao”.
Puede que por asociarse a la idea del inframundo, se piense que atrae algo maligno, pero en el pensamiento mesoamericano esto no implica negatividad, sino al contrario.
El cacao también ha sido relacionado con la noche, que se cree inferior al día, pero eso es sólo una dicotomía en el pensamiento occidental.
Aunado a lo anterior, con información de UNAM Global, el cacao se complementaba con el maíz, relacionado con el día, por crecer en milpas abiertas con la radiación solar.
Ahora bien, existen al menos 22 especies de cacao, donde la gran mayoría habita en el norte de la amazonia y el río Orinoco, entre Venezuela, Colombia, Ecuador y una parte de Brasil. No obstante, también fue muy común su abasto en el sur de México.
Los mayas fueron los primeros en domesticarlo y posiblemente lo expandieron por toda esta región hasta llegar al altiplano de Teotihuacán. Regularmente, esta planta crece en zonas tropicales húmedas, no se da en tierras altas y por ello era tan preciada entre los mayas.
Una de las grandes virtudes de este grano es que contiene teobromina, una sustancia estimulante de la producción de endorfinas, químico que brinda felicidad. Por tal motivo, algunos lo utilizan como antidepresivo.
En cuanto a la palabra chocolate, fue un término que apareció a finales del siglo XVI y principios del XVII. Su origen podría provenir del maya “chocol”, que significa “revuelto o caliente”, y del náhuatl “atl”, con traducción de agua. Así, su traducción sería agua revuelta o caliente.
Otros usos importantes que los antiguos mayas le dieron a esta planta fue en los rituales, sobre todo en funerales.
Expertos en arqueología han encontrado vestigios de esta civilización tales como la vasija chocolatera hallada en una tumba llamada Río Azul, ubicada al noreste de Petén.
Se trata de un vaso que estaba cerrado herméticamente, y en su tapa tenía una inscripción jeroglífica con la leyenda, “esta es su vasija para su fresca bebida de cacao”.
En otro contexto, solía aparecer en vasijas donde se narraba una celebración tomando el cacao. Al parecer, era bastante frecuente en la corte maya.
Por último, en el área maya del territorio mesoamericano, la producción del grano de cacao era muy abundante; estamos hablando de la zona sur.
A diferencia de estos lares, en el norte no había condiciones climáticas en beneficio del cultivo de esta planta, por tal motivo, el cacao tenía que ser traído de la tierra caliente. Pero en el altiplano central sí podía darse fácilmente y dado que había restricciones, no cualquiera tenía acceso para consumirlo.
Por otra parte, en el imperio mexica, donde se centralizaba el comercio y la producción de cacao en Tenochtitlán, se daba como tributo a los militares. Su uso no era tan atesorado como para los mayas.
SEGUIR LEYENDO: