Tao Liu y Xizhi Li, empresarios chinos, se declararon culpables de lavar millones de dólares para el Cártel de Sinaloa en asociación con quien fuera máximo cabecilla del grupo criminal, Joaquín Guzmán Loera, el Chapo.
Ambos aceptaron sus responsabilidades en una conspiración que implicó blanquear hasta 30 millones de dólares para la organización del crimen transnacional. Estos sujetos conformaron una red para legitimar las ganancias obtenidas de la venta de drogas en Estados Unidos, al menos durante una década y en operaciones que se remontan a 2008.
Liu fue sentenciado este 3 de agosto a siete años de cárcel por su participación en el mismo caso. Además de otro cargo por intentar sobornar a un agente federal.
A mediados de abril pasado, tres de los sujetos habían aceptado sus culpabilidades como parte de la misma organización que benefició al cártel mexicano, mientras que Tao Liu y Yong Woo mantenían su inocencia.
En total son seis los acusados (Jiayu Chen, Tao Liu, Xizhi Li, Jianxing Chen, Jingyuan Li, Eric Yong Woo) en el Tribunal de Virginia, pero solo cinco de ellos aceptaron sus culpas luego de caer tras las rejas, en tanto que un colaborador más fue detenido en el transcurso de los últimos tres meses.
Se trata de Jianxing Chen de 40 años y residente de Belice, quien está a la espera de su extradición luego de que fuera asegurado por narcotráfico y lavado de dinero, mientras se escondía en Lima, Perú. La Organización Internacional de Policía Criminal (Interpol) encabezó el arresto.
Todos fueron imputados en octubre de 2020 en un caso cuya complejidad asombró a funcionarios de la Administración del Control de Drogas (DEA).
De acuerdo con las autoridades norteamericanas, estos sujetos también conspiraron para usar casinos, empresas fantasma, pasaportes falsos, cuentas en el extranjero y EEUU, además de contrabando de efectivo a granel, para el lavado de las ganancias provenientes de la venta de cocaína, entre otros narcóticos.
Según documentos judiciales, Xizhi Li de 48 años fue pieza clave para contactar a miembros y/o representantes del Cártel de Sinaloa y así vender el producto. El Cártel de Sinaloa emitió contratos a los empresarios para que cobraran el dinero en EEUU.
Una vez que el acusado y sus co-conspiradores obtuvieran un “contrato” para lavar las ganancias de las drogas, se involucrarían en transacciones financieras diseñadas para ocultar la fuente ilícita de los fondos originales, a cambio del pago de comisiones
“Las redes globales de lavado de dinero permiten que los carteles de la droga se beneficien de su comercio mortal, y la declaración de culpabilidad de ayer y la sentencia de hoy subrayan el compromiso del Departamento de Justicia de desmantelar la infraestructura financiera de las organizaciones criminales transnacionales para sacar provecho del crimen“, dijo el secretario de Justicia Auxiliar Kenneth A. Polite Jr. de la División Penal del Departamento de Justicia.
Tao Liu, empresario de Hong Kong, voló a la isla de Guam para recoger pasaportes estadounidenses falsos de un agente encubierto que se hizo pasar por funcionario corrupto. Pero finalmente fue arrestado y viajó en jet privado a Virginia. Este capitalista de riesgo pretendía pagar 150 mil dólares por identificaciones ilegales a un elemento de la DEA, mediante criptomonedas y transferencias bancarias.
Liu viajaba con frecuencia a México y EEUU. Otros empresarios chinos se trasladaron a países de Centroamérica como Belice y Guatemala para establecer sus redes de lavado de dinero. Otra vía que les facilitaba pasar desapercibidos era mover cantidades de 300 a 350 mil dólares. Con eso no levantaban sospechas sobre grandes depósitos en Los Ángeles.
Sus actividades se enfocaron en el Este de Virginia, pero distribuyeron a lo ancho del país. Un método recurrente fue la conversión de dólares en moneda china y pesos mexicanos a través de transferencias espejo, sistema consistente en que transacciones financieras en EEUU liberaban el fondo equivalente en cuentas de bancos chinos, después ese dinero se utilizaba para comprar productos de China que luego eran vendidos por comerciantes en diversos países de América Latina, incluido México.
En ocasiones, Liu aceptaba dinero en efectivo a granel en nombre de Xizhi Li, que luego depositaba en cuentas bancarias que Li le proporcionaba. Este último será sentenciado el próximo 26 de octubre y la pena máxima que enfrenta es de 20 años encerrado, pero se prevé que la Corte determine pocos años por su declaración de culpabilidad.
Para no meterse en problemas, los operadores chinos mantuvieron una bolsa de ahorro en México, pues en algún momento podrían perder los envíos en cateos policiales o en alguna traición y no querían deberle al poderoso grupo sinaloense. Las transacciones se discutieron mediante aplicaciones de mensajería encriptadas, tales como WhatsApp y WeChat.
Xizhi Li de 45 años, quien vivía en México, habría establecido una conexión directa con el Chapo Guzmán.
Aunque también forjó vínculos estrechos con narcotraficantes de Guatemala y Colombia, de acuerdo con las acusaciones.
Tenía un restaurante en Los Ángeles que abandonó para irse a Guatemala, donde abrió un casino utilizado para el blanqueamiento de capitales.
Los investigadores seguían la pista a una red de narcos en Memphis, Tennessee, cuando tropezaron con una conexión hacia Li. En 2018, agentes de Miami decomisaron 617 mil dólares a una de sus cuentas bancarias que él no reclamó. El dinero estaba a nombre de Franco Ley Tan, uno de sus 13 alias.
El 14 de abril, los coacusados Jiayu Chen Jingyuan Li se declararon culpables de sus papeles en la conspiración. El 20 de julio, Chen fue sentenciado a 60 meses de prisión y se le ordenó perder 2.8 millones de dólares. Para el 16 de junio, Eric Yong Woo, 43, de Alhambra, California, también aceptó los cargo en su contra. Está previsto que sea sentenciado el 21 de septiembre y enfrenta una pena máxima de dos décadas en la cárcel.
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