Es normal que cuando desciende la temperatura o comienza a llover, una persona experimente sensación de vacío en el estómago, aunque se haya alimentado recientemente, esto tiene una explicación y se debe a la termogénesis.
La termogénesis es el proceso mediante el cual el cuerpo produce calor, ya sea para evitar que el ambiente exterior dañe la salud o para liberar energía cuando se realiza alguna actividad física mediante el sudor.
Entonces se produce la sensación de hambre ante ambientes con temperaturas bajas porque el cuerpo humano comienza a perder grasa. A la par de que el frío aumenta la producción de la hormona melatonina, encargada de disminuir la temperatura corporal.
Que sucedan estos procesos en el cuerpo provoca que aumente la necesidad de consumo de alimentos hipercalóricos como el azúcar, chocolate, mantequilla o pan, ya que el organismo necesita calorías para subir la energía.
No obstante, algunos estudiosos de la nutrición advierten que también se podría deber al estrés y las emociones que trae consigo el cambio de clima, tales como la preocupación, incertidumbre, tristeza, ansiedad, aburrimiento, ira, miedo, por mencionar algunas.
La nutrióloga de la IBERO María Isabel Flores explicó que comer en exceso durante momentos donde la temperatura es baja también se puede deber a un proceso psicológico, ya que “el estrés no es una emoción agradable y para muchos consumir ciertos alimentos (generalmente con elevado aporte de azúcar y grasa) genera una sensación de confort, por lo que la comida se vuelve un mecanismo de afrontamiento”.
Por tanto, se ha nombrado a esta forma de alimentación como el “comer emocional”, está integrado por estrés, necesidad de confort, comer para reconfortarse, sensación temporal de bienestar; sin embargo, una vez que pasa el efecto, se pierde la sensación que se obtuvo y aparece de nueva cuenta la culpa y el estrés.
Para poder identificar si se trata de hambre emocional o física (experimentar termogénesis), los nutriólogos piden que se observen las características de las necesidades antes de consumir cualquier alimento.
Las características del hambre física son que se presenta de manera gradual, se acompaña de señales físicas (sonidos estomacales, baja energía y dificultad para concentrarse), capacidad para parar cuando ya se está satisfecho, no se busca un alimento en específico y no trae consigo sentimientos de culpa.
Mientras que el hambre emocional se presenta de manera espontánea y urgente, se acompaña de emociones intensas como estrés y ansiedad, se dificulta el parar aún cuando la persona esté satisfecha, pensamiento obsesivo por algún alimento en específico y, al finalizar, aparece el sentimiento de culpa.
Para evitar los atracones de alimentos hipercalóricos, en caso de que se sufra hambre emocional por el clima o simplemente se tenga hambre física, los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos recomiendan algunos alimentos que saciaran el hambre y no son altos calóricamente.
Pescado: ya que proporcionan grasas saludables como el Omega 3, se puede variar entre sardina, salmón y atún.
Fruta: que contengan vitamina C como las naranjas, el kiwi y las guayabas, o la fruta que esté en temporada porque durante la primavera y verano se presentan lluvias.
Infusiones o té: estas bebidas favorecen la digestión y dan la sensación de calor que el cuerpo necesita.
Caldos o sopas: proveen calor y se recomienda que contengan más verduras que proteínas, para dar nutrientes al cuerpo.
Arroz: este carbohidrato ayuda a que el cuerpo se mantenga caliente y aporta defensas para evitar el hambre frente a las bajas temperaturas.
Es importante mencionar que siempre es bueno seguir la opinión de una persona experta y que recomiende los alimentos que cada cuerpo necesita, a la par de realizar actividad física.
SEGUIR LEYENDO: