Jiayu Chen, Tao Liu, Xizhi Li, Jingyuan Li y Eric Yong Woo conformaron una compleja red financiera para lavar millones de dólares en ganancias obtenidas de la venta de drogas para el Cártel de Sinaloa, al menos durante una década.
Según reportes del Departamento de Justicia y registros judiciales consignados por el medio Louisville Courier Journal, estos empresarios chinos colaboraron para blanquear al menos 30 millones de dólares en operaciones que se remontan a 2008.
Al menos tres de ellos se declararon culpables hace un par de semanas y esperan condena, mientras que dos mantienen su inocencia y otro más se encuentra prófugo. Los seis empresarios fueron acusados en octubre de 2020 en un caso cuya complejidad sigue asombrando a los agentes de la Administración del Control de Drogas (DEA).
De acuerdo con las autoridades norteamericanas, los acusados también conspiraron para usar casinos, empresas fantasma, cuentas en el extranjero y EEUU, además de contrabando de efectivo a granel, para el lavado de las ganancias provenientes de la venta de cocaína, entre otros narcóticos.
Para ello, el Cártel de Sinaloa emitió contratos a los empresarios para que cobraran el dinero en EEUU, así como aquellos que estaban involucrados en transacciones financieras diseñadas para ocultar la fuente original de los recursos.
Sus actividades se enfocaron en el Este de Virginia, pero distribuyeron a lo ancho del país. Un método recurrente fue la conversión de dólares en moneda china y pesos mexicanos a través de transferencias espejo, sistema consistente en que transacciones financieras en EEUU liberaban el fondo equivalente en cuentas de bancos chinos, después ese dinero se utilizaba para comprar productos de China que luego eran vendidos por comerciantes en diversos países de América Latina, incluido México.
Tao Liu, empresario de Hong Kong, voló a la isla de Guam para recoger pasaportes estadounidenses falsos de un agente encubierto que se hizo pasar por funcionario corrupto. Pero finalmente fue arrestado y viajó en jet privado a Virginia. Este capitalista de riesgo pretendía pagar 150 mil dólares por identificaciones ilegales a un elemento de la DEA, mediante criptomonedas y transferencias bancarias.
Liu viajaba con frecuencia a México y EEUU. Otros empresarios chinos se trasladaron a países de Centroamérica como Belice y Guatemala para establecer sus redes de lavado de dinero. Otra vía que les facilitaba pasar desapercibidos era mover cantidades de 300 a 350 mil dólares. Con eso no levantaban sospechas sobre grandes depósitos en Los Ángeles.
Para no meterse en problemas, los operadores chinos mantuvieron una bolsa de ahorro en México, pues en algún momento podrían perder los envíos en cateos policiales o en alguna traición y no querían deberle al poderoso grupo sinaloense. Las transacciones se discutieron mediante aplicaciones de mensajería encriptadas, tales como WhatsApp y WeChat.
“A veces, Liu aceptaba dinero en efectivo a granel en nombre del coacusado Xizhi Li, que luego depositó en cuentas bancarias que le proporcionó Xizhi Li”, señaló el Departamento de Justicia.
Xizhi Li de 45 años, quien vivía en México, habría establecido una conexión directa con quien fuera máximo cabecilla del Cártel de Sinaloa, Joaquín Guzmán Loera, el Chapo.
Aunque también forjó vínculos estrechos con narcotraficantes de Guatemala y Colombia, de acuerdo con las acusaciones. Actualmente mantiene su inocencia por cargos de traficar más de cinco kilogramos de cocaína.
Tenía un restaurante en Los Ángeles que abandonó para irse a Guatemala, donde abrió un casino utilizado para el blanqueamiento de capitales. Los investigadores seguían la pista a una red de narcos en Memphis, Tennessee, cuando tropezaron con una conexión hacia Li. En 2018, agentes de Miami decomisaron 617 mil dólares a una de sus cuentas bancarias que él no reclamó. El dinero estaba a nombre de Franco Ley Tan, uno de sus 13 alias.
Mientras el restaurantero californiano dirigía su negocio se hizo amigo de Eric Yong Woo, de 43 años, quien fue atraído a las operaciones ilícitas. De acuerdo con las declaraciones de Li, su restaurante estaba a punto de quebrar, pero su camarada Woo abrió una cuenta para proteger los activos, sin embargo, a decir de los agentes de la DEA, esa cuenta se usó para canalizar dinero de la venta de drogas.
Woo también viajó a México, Surinam en Sudamérica, China y otros países. Cada uno de los empresarios enfrentan hasta 20 años de cárcel ante el Tribunal de Alexandria, Virginia.
En lo que respecta a Jingyuan Li, de 49 años, admitió que usó un negocio de exportación e importación de productos marinos con sede en California, conocido como “Shuoyu USA Inc.” (Shuoyu), para lavar los activos del tráfico de drogas.
En específico, Li compraba bienes a través de Shuoyu que luego envió a China y Hong Kong para su venta; con eso se pudo devolver el dinero a la organización criminal, quienes dieron contratos a los conspiradores para blanquear capitales. Jiayu Chen también se declaró culpable y recibirá su sentencia en julio próximo.
Jianxing Chen, de 40 años, sigue prófugo. Nació en China y viviría en Belice. Se alega que viajó a Nueva York, Los Ángeles, Cancún, Guatemala y otras ciudades para lavar dinero.
SEGUIR LEYENDO: