El pasado viernes 18 de diciembre, después de varios meses en color naranja del semáforo epidemiológico con el que las autoridades federales mexicanas miden el nivel de riesgo de contagio a nivel nacional (naranja es muy alto) la Ciudad de México regresó al color rojo (el más extremo respecto al peligro de contagio).
Sin embargo, para muchos analistas y expertos la capital mexicana debió regresar a ese nivel de contagios varias semanas antes. La crítica más reciente ha llegado de parte del reconocido diario estadounidense The New York Times (NYT).
Este lunes en un artículo titulado “México engañó a ciudadanos sobre la gravedad del brote en su capital”, apuntaron que el gobierno del presidente López Obrador, junto con el local de la alcaldesa Claudia Sheinbaum, contaban con las cifras necesarias para hacer los cierres de negocios (propios del nivel máximo de alerta del virus) desde principios de este mes, opción que no se tomó y por el contrario, dejaron la ciudad abierta dos semanas más.
Y entonces el reporte refiere que, pese al aumento que a principios de este diciembre se registró tras varias semanas de relativa estabilidad, los funcionarios aseguraron al público durante la sesión informativa del pasado 4 de diciembre que la Ciudad de México no había alcanzado el nivel crítico de contagio que, según los propios estándares del gobierno, requeriría cerrar su economía.
Incluso indican que ellos mismos, en un análisis que publicaron, habían advertido que la capital mexicana había superado el umbral de referencia. Sin embargo, la ciudad permaneció abierta para los negocios, sus calles llenas de compradores y sus restaurantes a la máxima capacidad de comensales.
“En lugar de cerrar la economía, el gobierno federal engañó al público sobre la gravedad del brote y permitió que la Ciudad de México permaneciera abierta durante otras dos semanas, según funcionarios y una revisión de documentos gubernamentales”.
El artículo escrito por la periodista Natalie Kritoeff recuerda como cuando se hizo la presentación del semáforo epidemiológico se hizo especial énfasis en que todos los datos y las cifras para decidir semana con semana el color en el que se encontraba cada entidad, serían totalmente transparentes.
“Pero este mes, el gobierno utilizó en su cálculo dos cifras que eran más bajas que las cifras que había puesto a disposición del público en otros lugares, produciendo un resultado que permitiría a la capital, una ciudad de nueve millones de habitantes, mantener los negocios abiertos en las ajetreadas semanas de principios de Diciembre”, recalcan.
Para cuando el gobierno de Sheinbaum decidió volver a color rojo y por ende limitar la apertura de establecimientos, indican, los hospitales de la capital estaban desbordados. Incluso refieren que desde la semana pasada, la ciudad estableció récord tras récord del mayor número de pacientes hospitalizados desde que comenzó la pandemia.
“El gobierno de la Ciudad de México señaló los recientes comentarios públicos de la alcaldesa, Claudia Sheinbaum, quien dijo que su gobierno había evitado un cierre porque ‘esta época del año es realmente importante en términos de finanzas familiares”, evidencia el artículo del NYT, recordando que en México el presidente decidió pasar de establecer apoyos económicos para los pequeños y medianos empresarios, desde que inició la pandemia.
El engaño localizado por The New York Times
El diario explicó que en un documento del 4 de diciembre firmado por López-Gatell que notificó a Sheinbaum, sobre el cálculo del riesgo, el gobierno federal afirmó que solo el 45 por ciento de las camas de hospital con ventiladores estaban llenas. López-Gatell había informado públicamente anteriormente que el 58 por ciento de las camas con ventiladores estaban ocupadas.
“Y una revisión de la base de datos que utiliza el gobierno en el cálculo del riesgo mostró que la ocupación de camas de hospital con ventiladores en la Ciudad de México no había bajado del 50 por ciento desde principios de noviembre”, revelan.
Además agregaron que el documento que López-Gatell le envió a Sheinbaum también afirmó que el 25 por ciento de las pruebas de coronavirus en la ciudad dieron positivo a fines de noviembre. Pero los propios datos del gobierno federal muestran que más del 35 por ciento de las pruebas tuvieron un resultado positivo durante ese período.
“Si, en ambos casos, el gobierno hubiera utilizado las cifras más altas reportadas por sus propios expertos en salud pública, el total de puntos de la ciudad habría llegado a 33, provocando una advertencia de luz roja y requiriendo un cierre. En cambio, los funcionarios del gobierno insistieron en que la ciudad tenía un nivel de riesgo moderado (naranja, bajo su sistema de semáforos) y que no había necesidad de medidas de salud más estrictas”, es la conclusión a la que llega el texto.
También mencionan como el personal de salud que atiende el virus en la capital mexicana, tampoco veían lógica en los cálculos del gobierno de la ciudad. Pero, añaden, si Sheinbaum hubiera decretado el riesgo más alto en la capital desde principios de mes, hubiera ido en contra del gobierno nacional, una decisión política que muy probablemente le hubiera salido cara.
“Los funcionarios federales de salud no respondieron a las solicitudes de comentarios”, refiere la autora, a lo que la jefa de gobierno de la CDMX contestó que es falso lo que se plantea en la publicación, a cuya autora –aseguró– había entregado un correo electrónico el 4 de diciembre que establecía que para los siguientes días la capital mexicana seguía en semáforo naranja. “Están buscando un sistema de confrontación”, replicó.
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