A medida que pasa el tiempo, la ciencia ha logrado una mejor comprensión sobre el impacto que causa el virus SARS-CoV-2 en la salud de las personas.
En un principio se pensaba que era una enfermedad que atacaba principalmente a los pulmones; sin embargo, recientes estudios señalan la presencia de coágulos sanguíneos en diferentes órganos de los pacientes muertos por coronavirus.
Investigadores del Centro Médico Langone de la Universidad de Nueva York publicaron en la revista EClinicalMedicine, de The Lancet, la evaluación de siete pacientes fallecidos a causa de COVID-19, en un rango de edad de de 44 a 65 años, de los que cuatro eran mujeres.
Los resultados apuntaron a que los coágulos no sólo afectaron a los vasos sanguíneos grandes, como se conocía hasta el momento, sino también a los pequeños.
Aunado a esto, las siete autopsias mostraron trombos ricos en plaquetas en la red microvascular de los tejidos de los pulmones, el corazón, el hígado y los riñones, que permite ser distribuido adecuadamente para realizar todas sus funciones.
Por otra parte, los especialistas observaron “cantidades superiores a las habituales” de megacariociros en los pulmones y en el corazón.
“En siete pacientes (cuatro mujeres), independientemente del estado de anticoagulación, todas las autopsias demostraron trombos ricos en plaquetas en la microvasculatura pulmonar, hepática, renal y cardíaca. Los megacariocitos se observaron en cantidades superiores a las habituales en los pulmones y el corazón.”, refiere el estudio científico.
Finalmente, el documento sugiere que la trombosis juega un papel muy temprano en el desarrollo de la enfermedad, pues fue una característica persistente en distintos órganos, independientemente del momento específico del padecimiento.
“En esta serie de siete autopsias de COVID-19, la trombosis era una característica prominente en múltiples órganos, en algunos casos a pesar de la anticoagulación completa e independientemente del momento del curso de la enfermedad, lo que sugiere que la trombosis juega un papel muy temprano en el proceso de la enfermedad. El hallazgo de megacariocitos y trombos ricos en plaquetas en los pulmones, el corazón y los riñones sugiere un papel en la trombosis.”
Asimismo, se hallaron datos sobre cómo estas células afectan la coagulación y la respuesta corporal general cuando los pacientes luchan contra el virus.
Estos resultados son preocupantes, pues gran parte de la población mexicana sufre de enfermedades crónicas adicionales que complican el estado de salud de los pacientes al contagiarse de coronavirus.
El subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, Hugo López-Gatell, señaló que las epidemias de obesidad, diabetes e hipertensión en México, son las principales causas de que los casos de COVID-19 se agraven.
“La epidemia de diabetes que tenemos en México, también de obesidad, hipertensión, México es uno de los países que ha tenido el más grande daño poblacional por la mala nutrición”, dijo en una conferencia de prensa vespertina sobre la epidemia causada por el virus SARS-CoV-2 en México.
De acuerdo con la información de la Secretaría de Salud (SSa), se han confirmado 295,268 casos positivos acumulados de coronavirus en México, hasta el último corte del pasado sábado 11 de julio. Además, son 34,730 las defunciones registradas.
Las conmorbilidades principales asociadas a las personas que han fallecido por la enfermedad de COVID-19 son: hipertensión (42.68%), diabetes (37.34%), obesidad (24.93%) y tabaquismo (8.45%). Aunado a esto, el registro apunta a que las muertes de los pacientes que han padecido la enfermedad, tiene mayor incidencia en hombres (65.40%), que en mujeres (34.60%).
Cabe mencionar, que de acuerdo con la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (ENSANUT) 2018 realizada por la Secretaría de Salud, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) y el Instituto Nacional de Salud Pública (INSP), a nivel nacional, el porcentaje de adultos de 20 años y más con sobrepeso y obesidad es de 75.2% (39.1% sobrepeso y 36.1% obesidad), cifra que en 2012 fue de 71.3%, lo que representó un incremento de 3.9 por ciento.
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