Mientras la pandemia de coronavirus avanza en el mundo y pasa de tener su foco en países asiáticos y europeos, América Latina se ha convertido en la zona de contagios y de muertes por COVID-19. En México, la lenta llegada de la “nueva normalidad” ha enfrentado a su sociedad y gobierno con dificultades impensables antes de la emergencia sanitaria.
Una de ellas está directamente relacionada con la reactivación de las actividades económicas y se engloba en una duda que carcome a los ciudadanos cada vez que tienen que salir de sus casas: ¿qué tan limpios son las superficies que tocamos en los establecimientos a los que acudimos y los lugares donde trabajamos?
“Primero, la preocupación principal eran básicamente medidas para no contaminarnos: no salir de casa y mantener la sana distancia”, aseguró a Infobae México Jesús Nava, director de medio ambiente, salud y seguridad en SGS (Societé Géneralé de Surveillance) México, una compañía dedicada a la inspección, verificación, ensayos y certificación.
“Pero ahora, con la llegada de una nueva etapa, se trabaja en lo que viene: controles normativos hacia la parte de movilización social con el factor del COVID-19, que va a seguir viviendo con nosotros los siguientes años”, añadió el experto.
Sobre todo ahora, que México dejó atrás la Jornada Nacional de Sana Distancia, pero entró en una nueva etapa llamada “nueva normalidad”, donde la reactivación de actividades se definirá por cada entidad del país, basada en un semáforo epidemiológico que esta semana designó a todos los estados y la capital mexicana con color rojo, el de máxima alerta.
De acuerdo con Nava, esta cara de la “nueva normalidad” traerá una necesidad por parte de todo tipo de empresas, de cualquier tamaño y cualquier giro, de poder garantizar a sus trabajadores y a sus clientes o usuarios “la tranquilidad de que sus procesos con los procesos sanitarios necesarios”.
Esto es vital para la parte comercial también, para la imagen y para la seguridad de todos los involucrados, porque con lo del COVID-19 hay una paranoia
Es por ello que las compañías y establecimientos han volteado, y lo seguirán haciendo, hacía aquellas corporaciones que ofrecen certificados y distintivos de calidad con respecto a la higiene de sus trabajadores y sus productos o servicios, como sucede con otros aspectos, como la calidad, para tranquilizar al público.
El reto de mantener desinfectadas las superficies
En opinión de Nava “todas las industrias presentan una dificultad, porque el riesgo de tocar superficies, desde computadoras hasta herramientas o equipo de gimnasio está ahí". “Dada la condición que se genera, la industria de la construcción es uno de los perfiles más difíciles", explicó.
“Esto porque hay una cantidad bastante alta de gente de diferentes perfiles trabajando en superficies muy amplias de abarcar", indicó. El sector hotelero, agregó, es otro de los más complejos para mantener por encima de los estándares necesarios.
Tienes diferentes perfiles de países, culturas y creencias y todos tienen que convivir en un espacio e incluso dormir, en lugares donde constantemente se están tocando superficies
Esta es la misma complicación que se presenta en el sector corporativo. “Ni se diga, es donde todos los días durante varias horas hay gente en oficinas cerradas tocando laptops y superficies comunes”, dijo, que incluso se alimentan en la misma área común.
“Para explicarlo de una manera sencilla: los lugares más complejos son aquellos con mayor presencia de superficies que pueden ser tocadas en función del volumen de gente que manejan. Una fábrica con tres personas, ahí no pasa nada”, señaló.
Sin embargo, prácticamente todos los sitios de la convivencia social, desde el transporte público hasta los sitios de trabajo, cumplen con las características de mayor complejidad, de acuerdo con el experto.
El certificado de calidad en los procesos sanitarios
“En México, el sector hotelero, pero también diferentes maquiladoras, petroleras y automotrices ya se están acercando con nosotros”, aseguró Nava. SGS les ofrece un distintivo, llamado “desinfección monitoreada”, que garantiza a las empresas que sus procesos están sujetos a los estándares necesarios, como son los de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Ofrecido a todos los giros y tamaños, la compañía de inspección, certificación, pruebas y verificación diseñó un proceso para asegurar que las medidas sanitarias que se instalaron en México a raíz de la epidemia se siguen al pie de la letra. “Si cumplen con todo, les entregamos un distintivo, que es un sello con un código QR que le permitirá a la gente verificarlo en tiempo real”, ahondó Nava.
Estamos seguros que en un futuro se convertirá en una Norma y en una certificación
El tiempo de vida de la certificación es de un año y sigue tres pautas: primero se evalúan los protocolos de las empresas en sus procesos de sanitización. Después, se valoran los procesos que se hacen físicamente en el trabajo sobre limpieza y por último se toman pruebas aleatorias de las superficies del lugar o establecimiento para comprobar la efectividad del proceso.
“Tras concluir los tres pasos podemos decir que el proceso ha sido cubierto y el riesgo de limpieza es mínimo”, aseguró. El proceso no se detiene tras la entrega del sello, ya que se le da un seguimiento mensual que establecerá un control interno para el que serán entrenados y que deberán actualizar en la plataforma de la empresa.
“Regresaremos en seis meses, o en tres dependiendo de lo que veamos, y haremos otro monitoreo. Así se hará en el tercer cuarto del año y en el último”, concluyó Nava, aunque remarcó que el COVID-19 se mantendrá en nuestras vidas durante varios años más.
Indicó por último que ya se encuentran trabajando con una parte del sector hotelero, de maquilas y automotrices. Estas últimas regresaron a la actividad, junto a la construcción y la minería, este 1 de junio al ser clasificadas por el gobierno mexicano como actividades esenciales.
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