Cuáles son los sectores de la economía más afectados por la violencia del narco

El turismo, el campo y los micro negocios se han visto gravemente dañados por el crimen organizado

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Nemesio Oseguera "El Mencho".
Nemesio Oseguera "El Mencho".

Los tentáculos del narcotráfico destruyen todo lo que tocan y la economía no es la excepción. En el caso de México, las afectaciones abarcan desde el turismo nacional, hasta la economía local.

De acuerdo con el Ranking Mundial del Turismo Internacional, en el 2018 México fue el séptimo país más visitado a nivel global (en el 2017 éramos el sexto) y el primero en América Latina, al tiempo que se situaba en el número 16 entre las naciones con mayor número de divisas por la derrama económica que dejan los visitantes.

Alrededor de 22.1 millones de turistas internacionales visitaron el país en los primeros 6 meses de este año, dejando unas ganancias de USD 11.915 millones de dólares, un incremento del 13.9 % respecto al año anterior. El gasto promedio de los turistas fue de USD 927,8 dólares, superior en 12.3% al año pasado.

Para México, el turismo representa la tercera entrada de dinero, sólo después de las remesas y los ingresos petroleros. Su oferta es sumamente variada: desde el turismo de playa, pasando por el arqueológico, cultural, ecológico hasta el religioso, gastronómico e incluso el médico.

(Getty)
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Los destinos de playa como Cancún y la Riviera Maya son uno de los más populares a nivel mundial debido a su belleza. Tan sólo Cancún, popular por su arena blanca y su mar color turquesa, recibe alrededor de 7 millones de personas al año, de acuerdo con la Secretaría de Turismo.

Pero desde hace por lo menos dos años, este paraíso del caribe mexicano y localidades cercanas como Playa del Carmen, se han visto coptados por una nueva guerra entre carteles de narcotráfico y bandas locales para controlar el tráfico de drogas en la región.

Debido a su ubicación geográfica, es una zona ampliamente codiciada por las organizaciones del crimen organizado. Desde los años 90 la región es una de las principales puertas de entrada de drogas enviadas desde Sudamérica, las cuales eran arrojadas desde avionetas hacia el mar. Desde entonces a la Riviera Maya se la conocía como La ruta del Caribe.

La joya de la corona del turismo mexicano se la pelan varios cárteles: el de Sinaloa (CDS), del Golfo (CDG), Los Zetas y Jalisco Nueva Generación (CJNG), además del llamado Cártel de Cancún que era encabezado por Leticia Rodríguez Lara, “Doña Lety” (detenida) o Los Bonfiles o células como “Los Pelones” y “Los Talibanes”, células ligadas con el Cártel del Golfo y Los Zetas.

A estos se les conoce como “los combos”, sicarios que no trabajan con una sola agrupación, de acuerdo con el investigador Martín Barrón, del Instituto Nacional de Ciencias Penales (Inacipe).

(Foto: Twitter/l4nd3t4)
(Foto: Twitter/l4nd3t4)

La batalla por el control del tráfico de drogas y extorsiones, ha dejado ríos de sangre en el corredor turístico Cancún-Playa del Carmen. La violencia del narco ha irrumpido en el mundo de lujo, de playas vírgenes, campos de golf, y tesoros naturales que parecían estar fuera del radar de sangre que actualmente padece casi todo el territorio mexicano.

De acuerdo con el último reporte del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), en Quintana Roo se han registrado 411 asesinatos desde enero a octubre de 2019.

Los homicidios dolosos son perpetrados, en más del 90 por ciento, por ajustes de cuentas del narco que controla desde el tráfico de drogas, armas, personas, secuestro y cobro de piso.

Otro de los destinos turísticos sumamente afectado a causa de la violencia generada por el narcotráfico es Acapulco, Guerrero.

La que fuera considerada la joya turística del Pacífico, fue una de las ciudades más azotadas por la violencia desde que se desató la llamada “guerra contra el narcotráfico” hace más de 13 años: el famoso puerto vivió sus días más negros que lo hundieron en una grave crisis turística, económica, pero sobre todo, de seguridad.

Aunque los niveles de criminalidad, principalmente la derivada por el crimen organizado, no son los mismos, la estrategia para detener la ola de inseguridad no ha dado resultados.

De acuerdo con el diario Reforma, en los últimos 21 meses, al menos 16 células criminales han sumido a Acapulco en una ola de violencia, que ha dejado más de 1.300 muertes en la ciudad, de acuerdo con cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública.

Según un reporte interno de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) municipal, la ciudad es disputada por células de sicarios que son escisiones del Cártel Independiente de Acapulco (CIDA), brazo armado de lo que alguna vez fue la organización de los Beltrán Leyva dirigida por Édgar Valdez Villarreal, “La Barbie”.

El informe detalla que el CIDA es actualmente el cártel más fuerte en el puerto turístico, pues controla la distribución de droga y el cobro de cuotas a negocios de todos los giros comerciales.

FOTO: BERNANDINO HERNÁNDEZ /CUARTOSCURO
FOTO: BERNANDINO HERNÁNDEZ /CUARTOSCURO

Opera en la Costera Miguel Alemán, el centro de la ciudad, y más de 80 colonias del área poniente, además del penal de Las Cruces.

“Los Virus”, el segundo grupo más importante, controla parte de la Zona Diamante y Puerto Marqués y una parte de la Costera Miguel Alemán, según el reporte.

Las otras 14 células criminales, denominadas en el informe como “pandillas atomizadas”, actúan por propia cuenta en colonias suburbanas y comunidades rurales.

Toda esta violencia, además de la ocurrida en otras entidades del país como Jalisco, Veracruz, Chihuahua, Michoacán, Tamaulipas, Baja California o Guanajuato, ha dejado afectaciones al sector turístico: durante el primer trimestre del 2019 el Producto Interno Bruto (PIB) del turismo registró una pérdida de 0.8% en comparación anual; los servicios turísticos como alojamiento y preparación de alimentos y bebidas fueron los más afectados. Esta caída representa los primeros números negativos desde inicios de 2011.

Las afectaciones al campo mexicano

Foto: Celia Talbot Tobin/The New
Foto: Celia Talbot Tobin/The New York Times

La violencia del narcotráfico ha afectado de forma importante al campo mexicano. Dos casos concretos son las problemáticas que se viven en las tierras dedicadas al cultivo del aguacate y el limón.

Michoacán es el estado que produce el 80% de los aguacates en México y gracias a la popularidad que ha alcanzado este fruto en todo el mundo, las ganancias del llamado “oro verde”, son millonarias.

Se estima que tan solo en Michoacán hay unos 40 mil productores de aguacate, que a su vez generan más de 16 mil 800 empleos fijos cada año. Los terrenos de cultivo han crecido tanto en los últimos años que juntos tienen casi la misma extensión que Londres. Por su altura, clima y terreno, esta zona es sin duda el paraíso del aguacate.

La Secretaría de Desarrollo Rural y Agroalimentario de Michoacán estimó el valor de exportación del aguacate en aproximadamente USD 2 mil 392 millones. Y esto fue que lo situó en la mira del crimen organizado.

Desde el 2013, la industria aguacatera se ha convertido en víctima de los criminales que a través de invasiones a huertas y extorsiones, han encontrado en la producción de aguacate un negocio altamente redituable. Las autoridades estiman que gracias a estas actividades el narco obtiene ganancias de USD 100 millones.

Esta rentabilidad ha atraído a más de un grupo criminal. Según el fiscal general de Michoacán, los grupos involucrados son el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), la Nueva Familia Michoacana (Los Viagra), el Cártel de Tepalcatepec, el Cártel de Zicuirán y los Caballeros Templarios.

Las cuantiosas ganancias por las extorsiones y cobros de piso generan una violenta disputa por el territorio. De enero a agosto de este año se registraron 17.608 asesinatos en Michoacán. Esto sin tomar en cuenta la guerra interna del estado, que entre facciones de los “Templarios”, autodefensas y cárteles, se conjugan miles de rivales y de muertes violentas.

Los cárteles cobran un pago de protección mensual a los productores de aguacate, calculado por hectárea cultivada o kilogramo exportado. Aquellos que no hacen los pagos corren el riesgo de ser secuestrados, torturados o asesinados.

En Michoacán también se siembra limón, un producto de alta demanda a nivel nacional y mundial. México es su principal productor, pero a la vez, tiene los limones más caros del mundo.

¿La razón? La misma que ocurre con el aguacate: las extorsiones a los productores, así como el bloqueo de rutas a manos de los delincuentes que cobran un “impuesto” por dejarlos pasar. Si no acceden, los matan. Las extorsiones también afectan a productores de maíz, frijol o papaya, lo que ha derivado en el aumento de precios en el mercado nacional.

La economía local

La industria automotriz representa la
La industria automotriz representa la principal fuente de exportaciones de México a EEUU (Foto: Cuartoscuro)

Otro estado que ilustra los efectos nocivos en la economía a causa del crimen organizado, es Guanajuato. La entidad, corazón del Bajío (región centro del país), es epicentro de la disputa de grupos como el Cártel Jalisco Nueva Generación y el Cártel Santa Rosa de Lima.

De acuerdo con el último censo del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), esta entidad tiene 5 millones 853.677 habitantes distribuidos en 46 municipios, cifra que representa el 4.9% del total del país, su principal actividad económica es el comercio y su aportación al Producto Interno Bruto (PIB) Nacional es del 4.2% .

También tiene una importante actividad turística y por su ubicación geográfica, es una zona en donde pasan gran parte mercancías, así como ductos de combustible de Petróleos Mexicanos (Pemex). Es por eso que se ha vuelto una pieza clave para el trasiego de drogas, extorsiones y robo de combustible.

La entidad es disputada por al menos cinco organizaciones criminales: Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), Cártel de Sinaloa (CDS), Cártel de Santa Rosa de Lima (CSRL), Cártel del Golfo (CDG) y algunas células remanentes de Los Zetas.

Pobladores de Guanajuato protegieron a
Pobladores de Guanajuato protegieron a "El Marro". (Foto: Cuartoscuro)

La pelea sin cuartel que se libra en Guanajuato, aunado a la guerra del gobierno federal en contra del “huachicoleo”, actividad principal del Cártel de Santa Rosa de Lima, ha ocasionado que las organizaciones criminales traten de allegarse de dinero rápido mediante la extorsión.

Desde el pasado mes de agosto, varias fábricas y tortillerías ubicadas en el municipio de Celaya bajaron sus cortinas debido a la extorsión. La situación fue expuesta por los propios comerciantes, que tras la denuncia, acabaron con la vida de tres mujeres que trabajan en una tortillería.

Los hechos provocaron el cierre masivo de tortillerías, afectando no solo a los empleados de esos negocios, sino a la población, que ronda los 500,000 habitantes, que se quedaron sin el producto.

La violencia en este municipio guanajuatense también ha alcanzado a empresas transnacionales. Es el caso de la automotriz Ford.

El pasado 19 de septiembre, hombres armados llegaron al lugar y dispararon contra las instalaciones de la concesionaria de automóviles “Ford Montes”. En consecuencia, la concesionaria, la cual era la principal distribuidora de Ford en la ciudad, cerró sus puertas tras años de operación.

Algunos especialistas en temas de seguridad han alertado que eventos como el de la Ford en Celaya pueden ser demoledores para la imagen del país y su capacidad para atraer inversión.

Desde 2018, Guanajuato se ha situado en el primer lugar de homicidios dolosos, la mayoría de ellos, generados por la violencia del crimen organizado. En ese año ocurrieron 3.412 homicidios, lo cual representó una cifra histórica. Sin embargo, se prevé que en el 2019, se supere y es que hasta octubre de este año, se han perpetrado 2.255 homicidios dolosos, según datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP).

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