Los cigarros electrónicos han cobrado popularidad basados en una creencia: que no afecta la salud como fumar de manera convencional, sin embargo, la UNAM desmiente esa falsa idea.
Los sistemas electrónicos de administración de nicotina, conocidos como cigarros electrónicos se volvieron populares sobre todo entre los jóvenes, porque popularmente se considera que no hacen daño y son una manera de dejar de fumar tabaco. Su diseño vinculado a la tecnología y la variedad de sabores artificiales refuerza su atractivo.
Guadalupe Ponciano, coordinadora del Programa de Investigación y Prevención del Tabaquismo, de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), asegura que los cigarros electrónicos acarrean "serios riesgos para la salud".
Este producto no contiene tabaco. Tienen una batería para encender el dispositivo, encargada de calentar el líquido y convertirlo en vapor, por eso también se les conoce como vaporizadores. Quienes lo consumen inhalan el humo, el cual va director a sus pulmones.
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Los niveles de nicotina contenidos no son iguales en todos los vaporizadores y a veces las etiquetas no indican la cantidad verdadera que tienen de esa sustancia, de acuerdo con la Sociedad Americana Contra el Cáncer de Estados Unidos.
El vapor tiene sustancia tóxicas como partículas minúsculas de hierro, estaño, níquel, cromo, entre otras, de acuerdo con la especialista de la UNAM. Los cigarros, además, tienen materiales corrosivos como cerámica, plástico, caucho, fibras de filamento y espuma.
Aparte de la creencia de ser menos dañino para la salud que los cigarros de tabaco, quienes consumen vaporizantes tienen entre sus razones dejar de fumar, gastar menos en su dependencia a la nicotina, libertad para usarlos en sitios donde está prohibido fumar y para no incomodar a los no fumadores.
Ponciano difiere en cuanto al tema de salud, porque, asegura, generan crisis cardiovasculares, algunas de ella mortales debido a que la nicotina causa infartos al miocardio. Los pulmones se ven afectados si el consumo es reiterado.
Contienen pequeñas partículas que se van acumulando progresivamente en el aparato respiratorio y lo dañan. Se corre el riesgo de que el dispositivo explote en la boca, causando daños en rostro y manos. El cigarro electrónico tampoco resulta amigable para el medio ambiente, pues el vapor emitido no es de agua, sino de otras sustancias que contaminan el aire.
El 31 de mayo de 2019, la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) dio a conocer que la venta de estos productos en México es ilegal porque no cuentan con registro sanitario.
Los Institutos Nacionales de Salud y Hospitales Federales del país están en contra de su consumo porque carece de información científica independiente suficiente donde se documente la efectividad de estos dispositivos para dejar de fumar.
Además, no se ha demostrado la la seguridad de los vaporizadores ni a corto ni a largo plazo. Tampoco se ha documentado la seguridad para los no fumadores expuestos a vapores. Otro argumento en contra de los cigarros eléctricos es que la mayoría de las personas que no fumaban tabaco consumen este producto, situación que suma en lugar de restar contaminantes en el ambiente y adictos a la nicotina.