Entre 2011 y 2014, el Cártel de Sinaloa de Joaquín "El Chapo" Guzmán Loera compró millones de dólares en lingotes de oro y pedacería de joyería para lavar dinero producto de la venta de drogas en Estados Unidos.
El valor estimado de la mercancía ilícita rebasó los USD 98 millones, según se desprende documentos revelados en EEUU y testimonios de agentes especiales.
Una investigación de Bloomberg de 2014 reveló que los cárteles mexicanos empezaron a lavar sus ganancias a través de la compra de lingotes de oro, cuando el blanqueo a través de los bancos se hizo más difícil, "así que al menos una organización internacional movió su dinero en un río de oro fundido".
Según registros de la Corte de Chicago, Sinaloa compraba el oro en casas de empeño y joyerías, que después fundía una compañía de Florida y vendía a cambio de efectivo. Luego, el cártel utilizaba facturas falsas para justificar el envío de los ingresos a una empresa en México.
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Según los documentos de Chicago, los miembros del grupo criminal enviaban el oro a través de FedEx que supuestamente recibió cientos de cajas enviadas por el cártel, que usaba alias como 'Chicago Gold' o 'Shopping Silver'.
Según los documentos judiciales, la firma de Florida cobraba una comisión del 1%, luego reenviaba el resto del dinero a una empresa en México llamada Mexico British Metal.
"Si tuviera mucho dinero para lavar, elegiría el oro", dijo a Bloomberg John Cassara, un exagente especial del Tesoro estadounidense y autor de libros sobre el lavado de dinero.
"En realidad no hay nada comparable". Una vez que se funde, el origen de las materias primas es difícil de rastrear. Rápidamente se puede convertir en dinero en efectivo. Muchas de las empresas que operan con oro no están sujetas a las mismas normas de cumplimiento legal como los bancos.
Cassara aseguró que el oro es extremadamente difícil de rastrear, además de que puede cambiarse rápida y fácilmente en efectivo.
Todo este proceso funcionaba a la perfección hasta que un agente retirado del Departamento de Seguridad Nacional notó que había un montón de oro pasando por Miami, lo cual era extraño porque no se fabrican joyas en Miami.