La renuncia de Germán Martínez Cázares a la dirección general del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) ha puesto en la mira, una vez más, al presidente Andrés Manuel López Obrador.
La carta de 11 paginas que el funcionario presentó junto a su renuncia fue muy clara, los severos recortes al presupuesto del sector salud hacen imposible que el instituto opere de manera adecuada.
Ante los comentarios de Martínez, quien señaló a Hacienda como responsable de los malos servicios en el IMSS, López Obrador no ha hecho otra cosa que repetir una y otra vez la necesidad de unas "finanzas sanas" así como el cuidar que no haya déficit ni deuda.
Esta "austeridad republicana" de la que tanto pregona el mandatario, ha acentuado el desabasto de medicamentos en el país y la falta de personal médico.
"En el 2019 prácticamente está en 0% el avance de obras y el pago a proveedores, los contratos y convenios de servicios se rezagan… las compras de equipamientos están paradas, las reclamaciones y litigios aumentan… el IMSS Bienestar que otorga medicamentos y consultas gratuitas a personas sin seguridad social, tiene menos recursos que el último año del gobierno anterior", escribió Martínez Cázares en su carta.
La situación no se queda ahí. La Secretaría de Hacienda congeló más de 794 millones de pesos del presupuesto asignado a 26 institutos, hospitales y centros de alta especialidad. Además, ordenó reducir un 30% los gastos operativos respecto a los montos aprobados y 50% los relativos a servicios personales.
Marco Antonio García Ayala, líder del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Secretaría de Salud, advirtió en las semanas anteriores que el sistema de salud está en colapso debido al despido de numerosos trabajadores.
El desabasto de medicamento ya llegó al cuadro básico, de manera que en nueve estados de la República escasean de forma urgente antirretrovirales y oncológicos. Los hospitales no dan abasto para atender a los pacientes que ingresan día con día ni cuentan con las camillas necesarias para todos.
La situación se ha vuelto imposible para el sector salud en el país, sin embargo, López Obrador fue muy claro este jueves al decir durante su conferencia de prensa matutina, que aunque exista inconformidad con las políticas de austeridad de la Secretaría de Hacienda, las medidas van encaminadas a garantizar el combate a la corrupción y unas finanzas sanas.
El panorama de la sanidad en el país contrasta con los intereses del mandatario por promocionar el béisbol, su deporte favorito. El impulso del juego ha traspasado los discursos y se ha trasladado al plano económico.
Tan sólo en este año, el mandatario planea destinar 350 millones de pesos a este deporte, el 44% de lo que Hacienda congeló a los hospitales. Y de seguir así, al final de su sexenio se habrían invertido más de 2,100 millones en su promoción.
El gobierno ha negado la preferencia del béisbol por encima de otros deportes, pero los números no engañan. Y tampoco el hecho de que tenga su propia dependencia en Palacio Nacional: la Oficina de la Presidencia para la Promoción y Desarrollo del Beisbol en México, que encabeza el ex jugador de las Grandes Ligas, Édgar González.
Tal parece que las nuevas medidas de austeridad no aplican en todas las áreas. Mientras tanto, quien fuera director del IMSS hasta el día de ayer se marchó no sin antes recordarle al presidente que "la ineficiencia igual que la corrupción, juegan en el lado de los mismos que construyeron la sociedad de privilegios que busca desaparecer".
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