Durante la última década a México se le conoce por ser un país violento en el que ocurren dos asesinatos por hora, principalmente por enfrentamientos entre bandas del narcotráfico. Pero hay un padecimiento que mata a un estimado de 11,4 personas por día y está relacionado directamente con lo que comen.
Un cuarto de siglo de mala alimentación ha condenado a que al menos las últimas cuatro generaciones de mexicanos estén destinadas a presentar algún problema relacionado con el sobrepeso y la obesidad, un mal que hoy en día mata a más personas que la violencia.
El problema es más complicado de lo que parece porque un bebé que desde el vientre materno empieza a recibir una alimentación alta en azúcares y comida chatarra ya nace predispuesto a seguirlos consumiendo, alerta Abelardo Ávila, investigador del Instituto Nacional de Nutrición Salvador Zubirán, uno de los más importantes a nivel nacional.
En materia de políticas públicas "se cometieron muchos errores", dijo a Infobae. Mientras países de América Latina como Argentina, Chile, Colombia y Costa Rica transitaron de la desnutrición infantil a la buena nutrición, México dejó pasar el tiempo esperando a que el "progreso de la economía" hiciera el trabajo.
El problema es que el progreso nunca llegó y a lo largo de los años fueron creciendo las empresas de "comida chatarra" para las que cada vez fue más fácil llegar a la población hasta haber convertido hace unos años a México en el mayor consumidor de bebidas azucaradas a nivel mundial –ahora ocupa el tercer puesto- y el segundo país con mayor nivel de obesidad, según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
Cifras oficiales muestran que en 2015 murieron 8.650 personas a causa de la violencia y más de 98.000 solo a consecuencia de la diabetes mellitus, una de las enfermedades relacionadas con el sobrepeso y la obesidad. ONGs calculan que el total de muertos por exceso de peso es de 100.000.
En los últimos años se han vuelto icónicas en el país imágenes de niños y mujeres indígenas consumiendo bebidas azucaradas, en lugar de alimentos tradicionales y con alto contenido nutricional como la tortilla y el frijol.
"El consumo de frijol bajó 50% en cinco décadas. Es un alimento que previene la diabetes y no hay campañas que lo revaloricen, no hay tampoco campañas de consumo de amaranto que es uno de los mejores cereales del mundo", dice a Infobae Alejandro Calvillo, director de El Poder del Consumidor.
Calvillo es uno de los personajes más activos en el país en la búsqueda de una solución para evitar que las grandes trasnacionales de la comida chatarra se apropien del mercado de los alimentos, pero también es uno de los más perseguidos. Su nombre apareció recientemente en una lista de activistas, periodistas y defensores de derechos humanos, presuntamente espiados por el gobierno mexicano.
Más obesidad y menos soluciones
Las cifras oficiales reconocen que siete de cada 10 mexicanos mayores de 25 años presenta problemas de sobrepeso u obesidad. Las proyecciones de la OCDE estiman que para el año 2030 en Estados Unidos, México y Reino Unido, el 47, 39 y 35% de la población, respectivamente, serán obesos.
Las personas con un nivel educativo menor o una condición socioeconómica más baja tienen más probabilidades de sufrir sobrepeso u obesidad y, por lo general, la brecha es mayor en el caso de las mujeres.
El gobierno mexicano ha implementado una serie de medidas para disminuir el consumo de comida con bajo contenido nutricional. Una de ellas fue la creación en 2014 de un impuesto del 10% a las bebidas azucaradas, la regulación de publicidad de comida chatarra en horarios para niños y nuevos etiquetados, aunque las medidas resultaron insuficientes.
Calvillo ejemplificó la ineficiencia de las medidas con los etiquetados, que presuntamente darían al consumidor toda la información sobre el contenido nutrimental de los alimentos.
"En Chile, las cajas de cereales ya no pueden tener al 'Tigre Toño' –el popular personaje de cereales azucarados-, ya no existe. El etiquetado frontal también está diseñado por la industria. Nadie lo entiende, el único estudio que se hizo para hacerlo entendible fue de 2010 cuando la industria lo metió en su propio etiquetado y menos del 2% lo pudo entender. En Chile las etiquetas las entienden los niños de preescolar", afirma.
Las peticiones que Calvillo y otros grupos de activistas han realizado en materia de alertar sobre el consumo de alimentos chatarra estaban incluidas en la Estrategia Nacional para la Prevención y Control del Sobrepeso y la Obesidad en los Niños que presentó el mandatario Enrique Peña Nieto en 2013, pero hasta ahora, no se ha cumplido, afirma.
Lo único que se ha hecho, asegura Abelardo Ávila, es cambiar la publicidad oficial sobre el tema, pues si antes la propaganda del gobierno indirectamente culpaba a los ciudadanos de tener sobrepeso por no hacer ejercicio ni estar al tanto de su peso, ahora ya se hace una invitación a hacerse chequeos periódicos.
Estima que si en México se implementaran hoy las medidas necesarias para regresar a los hábitos alimenticios sanos, en cinco años se verían los primeros resultados, pero acabar con la epidemia de sobrepeso y obesidad llevará más de dos décadas, con todo lo que implica el gasto público para atender a los afectados.
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