En 2021, un diagnóstico inusual llamó la atención en todo el mundo: un médico canadiense identificó el “cambio climático” como la causa subyacente de los problemas de salud de una paciente, marcando así un precedente en la medicina moderna.
El Dr. Kyle Merritt, quien trabaja en urgencias en el hospital de Kootenay Lake, en la Columbia Británica, Canadá, decidió registrar el “cambio climático” como el factor que agravó la condición de una mujer de unos 70 años, aquejada de asma, diabetes y otros problemas cardíacos, en medio de una histórica ola de calor y altos niveles de contaminación del aire en la región. Merritt señaló que las condiciones meteorológicas extremas, exacerbadas por los incendios forestales, llevaron a la paciente a experimentar serias dificultades respiratorias, destacando así la influencia directa que el entorno ambiental tiene en el estado de salud de los más vulnerables.
El contexto de un diagnóstico sin precedentes
Durante el verano en que se llevó a cabo el diagnóstico, Canadá sufrió temperaturas sin precedentes, alcanzando casi 50°C, lo que generó una crisis climática con un impacto devastador en la salud pública. Las consecuencias incluyeron una serie de muertes relacionadas con el calor en la provincia, estimadas en más de 570 personas, mientras que el humo de los incendios forestales contribuyó a una grave reducción de la calidad del aire.
De hecho, en varias regiones de la Columbia Británica, los niveles de contaminación atmosférica superaron en 43 veces los límites considerados aceptables, según informes médicos y ambientales locales. Estos datos, corroborados por el propio Dr. Merritt, subrayaban cómo el cambio climático estaba directamente afectando la salud de la población, especialmente de aquellos con condiciones médicas preexistentes y recursos limitados para hacer frente al calor extremo.
La situación de la paciente y la influencia ambiental
La paciente, quien vivía en una caravana sin aire acondicionado, presentaba un perfil de salud complejo con múltiples factores de riesgo. Su asma y su insuficiencia cardíaca se vieron intensificadas por el calor abrasador, lo que la llevó a un estado crítico en el que le resultaba difícil incluso mantenerse hidratada, según explicó el Dr. Merritt. Este diagnóstico, explicó el médico, no pretendía únicamente abordar los síntomas de la paciente, sino poner un nombre a una causa más profunda que él y sus colegas observaban en la sala de urgencias: el impacto del cambio climático en la salud humana. “Si no se aborda la causa subyacente y solo se tratan los síntomas, nos quedaremos cada vez más rezagados”, declaró Merritt a Glacier Media.
Este diagnóstico, además de ser un llamado de atención, plantea la posibilidad de que el cambio climático se considere cada vez más un factor clínico dentro de la medicina. Con su decisión, Merritt espera que otros médicos también comiencen a evaluar la relación entre el medio ambiente y la salud de sus pacientes, y vean en el cambio climático un factor que debe ser visibilizado en términos médicos. “Estamos viendo a la gente más vulnerable de nuestra sociedad ser afectada”, explicó Merritt. Este enfoque se alinea con la postura de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que estima que el cambio climático contribuye a más de 150.000 muertes anuales alrededor del mundo, y ha advertido sobre sus graves consecuencias para la salud global. La OMS, incluso, afirmó que “las mismas decisiones insostenibles que están matando al planeta están matando a las personas”.
Reacciones de la comunidad médica y científica
El diagnóstico del Dr. Merritt recibió elogios de figuras como Marina Romanello, investigadora de la revista médica The Lancet y autora de un informe sobre salud y cambio climático en 2021. Romanello destacó la importancia de visibilizar el cambio climático como una amenaza para la salud y de mejorar los estudios y datos disponibles que ayuden a atribuir enfermedades y muertes al cambio climático.
Según ella, actualmente existe una disparidad en el tipo de datos recogidos a nivel global, con una conciencia impulsada por la ciencia en el norte global, mientras que en el sur global, el conocimiento se construye en función de la experiencia vivida en comunidades afectadas. Esto refleja un consenso creciente entre los expertos en salud pública, quienes consideran que una mayor recopilación de datos sobre los efectos del cambio climático podría ayudar a dimensionar su impacto en la salud y a diseñar estrategias más efectivas para proteger a las poblaciones vulnerables.
La crisis climática vivida en la Columbia Británica motivó al Dr. Merritt y a sus colegas a crear un grupo llamado “Médicos y enfermeras por la salud planetaria”, con el objetivo de hacer frente a los efectos del cambio climático en la salud de la comunidad. Este grupo reúne a unos 40 profesionales que buscan proteger mejor la salud humana mediante la conservación ambiental.
La iniciativa también pretende dar voz a los profesionales de la salud en el debate sobre políticas ambientales y de salud, subrayando que los riesgos del cambio climático representan una carga sobre los sistemas de salud y constituyen una amenaza directa a la salud pública. En una declaración, el grupo advirtió que “vemos esto como un desastre inminente que podría socavar nuestro ya sobrecargado sistema médico”, un mensaje que refleja la urgencia de medidas tanto en el sector salud como en las políticas ambientales.