En la vida cotidiana, es común que muchas personas enfrenten noches de sueño insuficiente. Las causas son variadas: desde salir de fiesta hasta trabajar hasta altas horas de la noche, o incluso el insomnio ocasional que no permite desconectar la mente. Después de una mala noche, es frecuente que el cerebro se sienta fatigado, lo que afecta la capacidad de concentración y rendimiento.
Tradicionalmente, las recomendaciones para lidiar con esta fatiga se centran en el consumo de cafeína o en la espera de una noche de descanso reparador, convencidos de que la única forma de mejorar el funcionamiento cerebral es a través de un sueño largo y profundo, especialmente en la fase de sueño REM (movimiento ocular rápido).
Sin embargo, la ciencia comenzó a desafiar esta concepción, sugiriendo que incluso cuando no es posible obtener una noche completa de descanso, hay otras formas de apoyar el rendimiento cerebral durante el día.
Investigación sobre los beneficios del sueño NREM
El sueño se divide en varias fases, entre ellas el REM y el NREM (No-REM, o no de movimiento ocular rápido). Tradicionalmente, el primero es considerado el más reparador y esencial para el bienestar cognitivo, pero estudios recientes comenzaron a resaltar los beneficios del sueño NREM, especialmente en lo que respecta a la sincronización cerebral y la codificación de información.
Un estudio llevado a cabo por investigadores de la Universidad Rice, el Centro de Restauración de Sistemas Neurales del Hospital Metodista de Houston y el Weill Cornell Medical College dio a conocer nuevas perspectivas sobre cómo el sueño NREM impacta en las funciones cerebrales. Según los resultados, tiene efectos en la sincronización de las neuronas, un aspecto fundamental para el procesamiento de la información y la memoria.
La investigación, que fue publicada en la revista científica Science, sugiere que el sueño NREM, que es el tipo de sueño más ligero que se experimenta durante una siesta, tiene la capacidad de facilitar la sincronización de las ondas cerebrales y mejorar la capacidad del cerebro para almacenar y procesar información.
El estudio con macacos
Para comprender mejor los efectos del sueño NREM en el cerebro, los investigadores realizaron un experimento utilizando macacos, un tipo de primate. Estos animales fueron sometidos a una tarea de discriminación visual antes y después de un periodo de 30 minutos de sueño NREM. Y los resultados fueron reveladores: los macacos mejoraron su rendimiento en la tarea después de dormir, lo que sugiere que incluso una corta siesta tiene un impacto importante en las habilidades cognitivas.
Natasha Kharas, una de las autoras del estudio y residente en cirugía neurológica en Weill Cornell, señaló a Rice University que se observó un aumento en la actividad de las ondas delta de baja frecuencia y en la sincronización de las neuronas en diferentes áreas corticales del cerebro. Este fenómeno parece estar relacionado con un proceso de optimización cerebral que ocurre durante el sueño NREM.
Mecanismos neuronales durante el sueño NREM
Los efectos observados en los macacos se explican por una serie de cambios neuronales que ocurren durante el sueño NREM. Según los investigadores, durante el descanso, las neuronas del cerebro experimentan un aumento en las ondas delta de baja frecuencia, un tipo de actividad eléctrica asociada con un estado de sueño profundo y restaurador.
Este aumento en las ondas delta parece tener un efecto positivo en la sincronización de las neuronas a través de diferentes regiones corticales. A medida que las neuronas se sincronizan, su capacidad para procesar información se optimiza, lo que resulta en una mejora en el rendimiento cognitivo.
Sin embargo, lo que es aún más interesante es que, después del sueño, las neuronas se “desincronizan”, lo que les permite funcionar de manera más independiente, aumentando su capacidad para procesar información de manera más eficiente. Este cambio es una parte fundamental del proceso de consolidación de la memoria y de mejora en el procesamiento de tareas cognitivas.
Posibilidades de estimulación cerebral artificial
Una de las facetas más sorprendentes del estudio fue el intento de replicar los beneficios del sueño NREM sin que los animales tuvieran que dormir. Los investigadores utilizaron estimulación eléctrica de baja frecuencia en la corteza visual de los macacos, con el objetivo de inducir efectos similares a los observados durante el sueño NREM.
Lo sorprendente es que, incluso sin que los macacos durmieran, la estimulación logró mejorar el rendimiento en las tareas visuales, algo que sugiere que es posible inducir ciertos beneficios cognitivos del sueño mediante estimulación cerebral artificial.
Aunque esta estimulación no puede replicar todos los beneficios del sueño, como la restauración física o emocional, los resultados abren nuevas posibilidades para el futuro. Esta técnica podría ser útil en contextos donde el sueño es limitado o imposible, como en situaciones de emergencia o para personas que sufren de trastornos del sueño.
Implicaciones y aplicaciones prácticas del estudio
El descubrimiento de que es posible mejorar la función cerebral mediante una breve siesta o incluso mediante estimulación eléctrica tiene varias implicaciones prácticas. Valentin Dragoi, profesor de neurociencia en Weill Cornell, sugirió a Rice University que estas investigaciones no solo podrían mejorar el rendimiento cognitivo en personas que padecen trastornos del sueño, sino también en aquellos que, por motivos profesionales, no pueden dormir lo suficiente. Esto incluye a personal de rescate, militares, astronautas y otras personas en situaciones extremas o de alta demanda.
Además, los estudios sugieren que los beneficios del sueño NREM pueden ir más allá de la mejora cognitiva, abriendo la puerta a nuevas formas de intervención para tratar problemas de rendimiento cerebral asociados con la falta de sueño. Si se pueden replicar estos efectos mediante estimulación cerebral, los avances en la estimulación eléctrica podrían incluso sustituir parcialmente los beneficios del sueño en determinadas circunstancias.