En un laboratorio canadiense, un grupo de científicos capturó en video una escena singular: murciélagos vampiros corriendo en una cinta especial, un comportamiento poco común en estos animales voladores.
Con una velocidad de hasta 1,77 km/h, los murciélagos se adaptaron a la cinta de correr, demostraron su capacidad para moverse ágilmente en el suelo. Esta escena no fue solo un experimento curioso; detrás de estos ejercicios controlados se escondía un estudio crucial para entender cómo metabolizan la sangre que consumen y qué recursos energéticos utilizan para desplazarse en tierra.
Al observar a los murciélagos en acción, los científicos pudieron analizar a fondo su metabolismo único mientras los animales realizaban una actividad física sostenida. La investigación se publicó en la revista Biology Letters de The Royal Society.
A diferencia de la mayoría de los murciélagos, los vampiros, conocidos científicamente como Desmodus rotundus, evolucionaron para ser hábiles cazadores terrestres. Aunque suelen desplazarse volando, estos murciélagos desarrollaron una técnica de movimiento en el suelo que les permite correr, maniobran silenciosamente para acechar a sus presas.
Esta habilidad es clave en su cacería: los murciélagos vampiros se aproximan sin ser detectados a animales como el ganado, caballos y cerdos. Utilizan sus alas y patas para avanzar de forma sigilosa y situarse a pocos centímetros de la piel de sus víctimas.
Una vez cerca, el murciélago hace una incisión mínima y sin dolor con sus dientes afilados, de donde lame la sangre de su presa. Este comportamiento de caza sigilosa, combinado con su capacidad de correr en el suelo, les permite adaptarse a una dieta especializada en sangre, acercándose sin levantar sospechas en plena noche.
“Correr es una excelente manera de acechar silenciosamente a su presa sin ser notado”, aseguró Giulia Rossi, de la Universidad McMaster, quien es líder del estudio, según reportó el medio británico The Independent, que publicó el estudio.
Metabolismo especializado en el murciélago
La investigación reveló una particularidad única en el metabolismo de los murciélagos vampiros: a diferencia de la mayoría de los mamíferos, estos murciélagos no dependen de carbohidratos ni grasas almacenadas para generar energía durante la actividad física, informó el medio científico Science News, que levantó la investigación.
En cambio, utilizan proteínas de la sangre que consumieron recientemente. Este proceso fue observado cuando los científicos monitorizaron la respiración de los murciélagos en la cinta de correr. Encontraron en el dióxido de carbono que exhalaban trazas de aminoácidos, los componentes básicos de las proteínas.
Mientras corrían en la cinta, la proporción de intercambio respiratorio –la relación entre el dióxido de carbono expulsado y el oxígeno consumido– se mantuvo estable sin importar la velocidad de la cinta, informó otro medio británico, Sky News. Este hallazgo fue clave, ya que, en otros mamíferos, esta proporción cambia al aumentar la intensidad del ejercicio, lo que refleja una transición a la quema de carbohidratos o grasas.
“En la mayoría de los animales, los aminoácidos son un combustible de último recurso. Es lo que el cuerpo quema cuando no queda mucho, pero estos murciélagos lo queman de inmediato”, explicó Kenneth Welch, de la Universidad de Toronto Scarborough, quien participó en el estudio.
Los murciélagos vampiros, sin embargo, continuaron utilizando los aminoácidos de la sangre como fuente primaria de energía, lo cual evidencia cómo su metabolismo está profundamente adaptado a su dieta especializada en sangre.
Este mecanismo les otorga la capacidad de extraer energía rápidamente de su última comida, un aspecto fundamental para sobrevivir en su entorno y continuar con sus actividades de caza nocturnas.
Además, la dependencia exclusiva de los murciélagos vampiros en la sangre como única fuente de alimento impulsó adaptaciones notables en su fisiología y comportamiento.
Sin embargo, esta especialización también tiene un costo: los murciélagos no pueden almacenar energía a largo plazo de la misma manera que otros mamíferos, lo cual los hace especialmente vulnerables a la escasez de alimento.
Para contrarrestar esta limitación, los murciélagos vampiros desarrollaron comportamientos sociales complejos que les ayudan a asegurar su supervivencia. En sus colonias, estos murciélagos practican una especie de “altruismo recíproco”: si un individuo no logra alimentarse en una noche, otro miembro de la colonia puede compartir con él parte de la sangre ingerida, regurgitándola directamente en su boca.
Este acto, aunque inusual en el reino animal, resulta fundamental para los murciélagos vampiros, ya que el riesgo de inanición es alto debido a su incapacidad para almacenar nutrientes por periodos prolongados.