El cáncer colorrectal registró un aumento significativo en diversas regiones del mundo en los últimos años, especialmente entre los adultos jóvenes, y la ciencia busca aclarar cuáles pueden ser los factores que favorecen la progresión.
Nuevos estudios realizados en los Estados Unidos y en China sugieren que las alteraciones del sueño y el estrés pueden afectar al microbioma intestinal y contribuir a un proceso de inflamación que puede llevar a la progresión del cáncer colorrectal. Al menos eso es lo que identificaron en ratones.
Por un lado, el grupo de investigadores de los Estados Unidos encontró que el cáncer colorrectal se ve exacerbado por la interrupción del ritmo circadiano, que es el ciclo biológico de 24 horas que regula diversas funciones del cuerpo, como el sueño, la vigilia, la temperatura corporal y la liberación de hormonas.
Al ser afectado el ritmo circadiano, se pueden generar cambios en el microbioma intestinal. Puede aumentar la permeabilidad intestinal, lo que a su vez incrementa la inflamación y el riesgo de desarrollar cáncer. Los resultados del estudio se publicaron en la revista Science Advances.
Por otro lado, otra investigación de científicos chinos fue presentada en la Semana de la Gastroenterología Europea Unida (UEG) 2024, que se realizó en Viena, Austria. Señaló que el estrés también puede afectar al microbioma e impactar en la progresión del cáncer colorrectal en ratones.
Ambos estudios utilizaron modelos de ratón que habían sido genéticamente modificados para imitar ciertas condiciones, incluida la tendencia a formar tumores o la interrupción circadiana.
En diálogo con Infobae, el doctor Luis Caro, director de la carrera de Endoscopía Digestiva de la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires (UBA) y presidente de la Fundación Gedyt: “Son interesantes los dos estudios difundidos. Se sabe que dormir mal produce estrés, hipertensión y otras afecciones. También se sabe que el estrés genera un desbalance intestinal en la microbiota que se conoce como disbiosis”.
Al generarse el desbalance intestinal, “se puede producir un desequilibrio en la calidad y la cantidad de diferentes bacterias que componen la microbiota. Podría entonces ser un factor que sube el riesgo del desarrollo de cáncer colorrectal. Por supuesto, falta más investigación. Además, hay que considerar que también el consumo de productos ultraprocesados y carnes, también pueden ser otros factores de riesgo importantes que podrían favorecer el inicio del desarrollo del cáncer colorrectal en personas menores de 50 años”, opinó el doctor Caro, que es director general de Gedyt.
Cómo trabajaron con organoides intestinales en los Estados Unidos
La investigación publicada en la revista Science Advances fue realizada con “organoides intestinales”, que son estructuras tridimensionales cultivadas en laboratorio que imitan parte de la arquitectura y función del intestino humano.
En este caso estaban formados a partir de tejido de ratón y humano. Los investigadores liderados por Sung Kook Chun rastrearon la vía molecular que vincula las alteraciones del reloj circadiano con el desarrollo acelerado del cáncer colorrectal.
Permitió delinear el mecanismo que subyace a la alteración del reloj y el cáncer colorrectal, sobre todo en lo que podría relacionarse con el reciente aumento del cáncer colorrectal de aparición temprana, en personas de 20 a 49 años.
Los investigadores alteraron genética y ambientalmente (en este segundo caso, cambiando el horario del ciclo de luz para imitar el trabajo nocturno de 3 a 4 días a la semana) el reloj circadiano en los organoides.
Los investigadores descubrieron que la alteración del reloj aumentaba la pérdida de heterocigosidad en el gen Apc, cuyas alteraciones se han descrito en el 80% de los casos de cáncer colorrectal humano.
El cambio en Apc hiperactivaba la señalización a través de la vía Wnt, lo que provocaba un aumento del metabolismo glicolítico para impulsar el desarrollo de tumores intestinales.
También crearon organoides a partir de tejido extraído de pacientes con cáncer colorrectal. Así, descubrieron que los organoides derivados de tejido tumoral habían perdido sus ritmos circadianos en comparación con los organoides derivados de tejido sano. Los investigadores analizaron los datos de transcripción genética de 512 pacientes con cáncer colorrectal en The Cancer Genome.
Qué se hizo en China
Mientras que el otro trabajo presentado en Austria reveló cómo el estrés crónico puede influir en el desarrollo del cáncer colorrectal. Aún falta el aval de la revisión de pares.
Esa investigación fue llevada a cabo por el grupo del profesor Jinlin Yang en el Departamento de Cáncer Gastrointestinal y Enfermedades Hepáticas del Hospital Oeste de China de la Universidad de Sichuan, en China.
Los investigadores dividieron a los ratones en grupos. Expusieron a un grupo a estrés crónico mediante restricciones físicas. Luego, realizaron trasplantes fecales para evaluar el impacto del estrés en la microbiota y el desarrollo del cáncer colorrectal.
Los resultados demostraron que los ratones que recibieron trasplantes fecales de los grupos sometidos a estrés crónico presentaron una mayor carga tumoral en comparación con aquellos que recibieron trasplantes de los grupos de control.
Qing Li, investigador principal del estudio, explicó a Medical News Today que ”la eliminación de la microbiota intestinal mediante un cóctel de antibióticos resultó en la ausencia de diferencias en la formación de tumores entre los grupos de control y los sometidos a estrés. Eso subrayó el papel crucial de la microbiota intestinal en la promoción del cáncer colorrectal bajo condiciones de estrés crónico”
El estudio sugiere que el estrés crónico puede alterar la microbiota intestinal de una manera que contribuye a la progresión del cáncer colorrectal. A partir de los resultados, los científicos postularon que la bacteria Lactobacillus plantarum podría ser una clave en la prevención del cáncer colorrectal relacionado con el estrés crónico.
“Descubrimos que la suplementación con Lactobacillus plantarum durante el estrés crónico puede inhibir la progresión del cáncer colorrectal. Creo que esto podría convertirse potencialmente en una estrategia de intervención para el tratamiento del cáncer colorrectal relacionado con el estrés crónico, aunque el mecanismo detrás de esto necesita ser dilucidado”, dijo el doctor Li.
El estudio en animales en China se originó a partir de observaciones clínicas que indicaban que el estado mental de los pacientes con cáncer podía influir en su pronóstico. Los pacientes que mostraban una preocupación excesiva por su condición tendían a tener resultados menos favorables.
“Los resultados difundidos por los dos trabajos realizados en los Estados Unidos y en China por separado muestran como el mal funcionamiento del eje cerebro-intestino puede asociarse por vía del estrés crónico y la falta de sueño al cáncer en modelos con ratones”, afirmó Leandro Steinberg, médico del servicio de gastroenterología y endoscopia del Hospital Universitario Fundación Favaloro y del Hospital Durand en Buenos Aires, en diálogo con Infobae.
Si bien son hallazgos muy interesantes -sostuvo el doctor Steinberg-, “necesitamos más estudios para comprender más la asociación entre problemas del sueño, el estrés crónico y el desarrollo del cáncer colorrectal, especialmente en modelos humanos “.