“Educación es lo que queda después de olvidar lo que se ha aprendido en la escuela”, sostenía el físico Albert Einstein.
Desde hace tiempo se sabe que el nivel educativo de cada persona tiene efectos protectores contra los problemas de salud y el deterioro cognitivo del cerebro.
Una nueva investigación realizada por científicos de la Argentina, Chile, Colombia, Perú, México, Estados Unidos, Brasil e Irlanda, reveló los detalles sobre cómo las disparidades en el acceso a la educación entre la población de América Latina y la de los Estados Unidos influye luego en la estructura y las funciones de los cerebros.
El estudio se publicó en Alzheimer’s & Dementia, una revista con revisión de pares editada por la Asociación de Alzheimer con sede en Chicago.
Antes de que se hiciera el estudio, ya se sabía que en América Latina había mayores disparidades socioeconómicas que influyen en que se registre una mayor prevalencia de la demencia en comparación con los Estados Unidos. Pero aún se desconocía si las limitadas oportunidades educativas podían impactar en la estructura y función del cerebro de manera diferente en el envejecimiento y la demencia.
“Los resultados fueron contundentes. Encontramos que cuando las personas acceden a mayor nivel de educación se asocia con un mayor volumen cerebral y mejor funcionalidad del cerebro”, afirmó en diálogo con Infobae el doctor Agustín Ibáñez, quien forma parte del Instituto Latinoamericano de Salud Cerebral (BrainLat), la Universidad Adolfo Ibáñez, en Chile, la Universidad de San Andrés, en Argentina, y del Instituto de Salud del Cerebro Global, que depende del Colegio Trinity en Dublín, Irlanda, entre otras instituciones.
En cambio, cuando el nivel educativo es menor, el impacto no solo afecta al envejecimiento saludable sino que además suben los niveles de los marcadores de demencia. Se descubrió una mayor atrofia cerebral y reducción de las conexiones entre áreas que se ven afectadas selectivamente por la demencia.
Cómo se hizo el estudio
El doctor Ibáñez junto con Cecilia González Campo, Raúl González-Gomez, Enzo Tagliazuchi, Ignacio Brusco, Elisa de Paula França Resende, y otros colaboradores llevaron a cabo un estudio observacional transversal. Incluyeron a 1.412 participantes de América Latina y los Estados Unidos.
Utilizaron la tecnología de resonancia magnética estructural y funcional para obtener imágenes del volumen y las conexiones cerebrales de los participantes.
“Las imágenes fueron tratadas con métodos de aprendizaje de máquinas -o ´machine learning´ en inglés- para asegurarnos la armonización, la calidad y la comparabilidad de los datos. Además, se aplicaron métodos avanzados para controlar la variabilidad entre los escáneres y se realizaron análisis de regresión y clasificación multiclase”, explicó Ibáñez.
Los participantes tenían un promedio de edad de 67 años, y el 55.8% eran mujeres. Los participantes se dividieron en tres: unos eran pacientes con la enfermedad de Alzheimer ya diagnosticada, otro grupo eran pacientes con demencia frontotemporal y había un grupo de personas sanas que sirvió como control.
Fueron reclutados de varias bases de datos y consorcios internacionales, incluyendo ReDLat, ADNI, y NIFD, abarcando México, Colombia, Perú, Chile y Argentina en América Latina, y participantes no latinos en el caso de los Estados Unidos.
Cuáles fueron los resultados
Al analizarse las imágenes y los datos de los participantes, los resultados revelaron que “las disparidades educativas tienen un impacto significativo en la estructura y función cerebral en el envejecimiento saludable y en la demencia”, detalló a Infobae el doctor González Gómez, nacido en Cuba, quien investiga en la Universidad Adolfo Ibáñez de Chile y fue el primer autor.
Entre los hallazgos, los investigadores detallaron:
- Se encontraron asociaciones significativas entre un mayor nivel educativo y un mayor volumen de materia gris y conectividad cerebral en áreas temporales, hipocampo, giros temporales inferior y superior, cingulado posterior y cortezas orbitofrontales
- Las diferencias entre América Latina y los Estados Unidos en el volumen de materia gris y conectividad funcional fueron explicadas en gran medida por las disparidades educativas, con los efectos más pronunciados en pacientes con enfermedad de Alzheimer.
- Las diferencias cerebrales entre las personas de América Latina y las de los Estados Unidos que se explicaban por la educación variaron entre el 24.6% y el 98.7%
En cuanto a la atrofia y la conectividad, las regiones que mostraron diferencias significativas debido a la educación incluyen el lóbulo temporal, la corteza motora primaria, y las áreas occipitales. “La atrofia relacionada con menores niveles de educación fue más evidente en las regiones temporales, que son cruciales en la patogénesis del Alzheimer”, dijo Ibáñez.
En tanto, la científica del Conicet y médica argentina Cecilia González Campo comentó también “los resultados del estudio demuestran la importancia de la educación en la salud cerebral en el envejecimiento normal y más aún en el marco de las demencias, en particular en la enfermedad de Alzheimer”.
Mencionó que se demostró que en América Latina los niveles globales de educación son más bajos en comparación con los de los Estados Unidos y eso impacta negativamente en el cerebro, con mayor atrofia en áreas específicas.
A nivel individual, según González Campo, la recomendación “sería estar siempre activo a nivel cerebral y estudiar. A nivel global, la recomendación sería implementar políticas públicas para promover y mejorar la educación formal. Nuestro trabajo muestra el efecto que tiene el nivel de educación a largo plazo. Tener menos educación se asocia a más atrofia cerebral y a mayor riesgo de demencia”.