La diabetes tipo 2 es una enfermedad multifactorial que incrementó mucho su prevalencia en las últimas décadas, impulsada principalmente por el exceso de peso, la inactividad física y una alimentación no saludable.
Es que a diferencia de la diabetes tipo 1, que constituye entre el 5 y el 10% de los casos de diabetes y se trata de una enfermedad autoinmune, en la que el páncreas deja de producir insulina, la diabetes tipo 2 representa el 90% de los casos de la enfermedad metabólica a nivel global y se relaciona generalmente con un estilo de vida poco saludable.
En ese sentido, un plan de alimentación respaldado por el Servicio Nacional de Salud británico (NHS por su sigla en inglés), la entidad de prestaciones sanitarias públicas del Reino Unido, promueve que una dieta rica en nutrientes y baja en calorías podría hacer retroceder la afección durante al menos cinco años. Así lo demostraron los datos de un ensayo clínico de remisión de la diabetes, que mostraron que más de una de cada diez personas permanecieron en remisión de la diabetes después de cinco años.
El programa se basa en dos amplios estudios que demostraron que, como resultado de participar en un programa especialmente diseñado, las personas con diabetes tipo 2 que tenían sobrepeso podían mejorar su control de la diabetes, reducir la medicación relacionada con la diabetes y, en algunos casos, poner su diabetes tipo 2 en remisión.
Ese grupo de personas que lograron la remisión ya no necesitaron tomar medicamentos para controlar sus niveles de azúcar en la sangre, por lo que consideraron al ensayo “un cambio de vida”.
Los datos sugirieron que perder peso y no recuperarlo puede ayudar a revertir la diabetes, una afección que, como se sabe, aumenta el riesgo de enfermedad cardíaca, accidente cerebrovascular, presión arterial alta, estrechamiento de los vasos sanguíneos y daño a los nervios.
En qué consiste la dieta
De las 298 personas que participaron en el estudio Direct original, la mitad recibió atención diabética estándar de su médico de cabecera y la otra mitad se puso a dieta con el apoyo de profesionales de la salud.
Esto incluyó una dieta de batidos y sopa baja en calorías y rica en nutrientes con un total de alrededor de 800 calorías por día durante entre 12 y 20 semanas, junto con el apoyo de una enfermera o especialista en nutrición para reintroducir alimentos saludables y mantener la pérdida de peso.
El programa de un año de duración, totalmente supervisado por médicos y entrenadores expertos, impulsa la pérdida de peso a través de productos de reemplazo de dieta bajos en calorías, como batidos y sopas durante los primeros tres meses.
Después de esto, un plan cuidadosamente administrado reintroduce alimentos saludables y nutritivos y los participantes pueden seguir su progreso a través de sesiones grupales virtuales individuales y apoyo digital, para ayudarlos a mantener un peso más saludable.
Los NHS señalan que el programa de control de peso está destinado a mayores de 18 años, con un índice de masa corporal (IMC) de 30 o más y con diagnóstico de diabetes (tipo 1 o tipo 2), hipertensión o ambos.
Los medicamentos para tratar la diabetes tipo 2 y la presión arterial se suspendieron al comienzo del programa y se reintrodujeron según fuera necesario acorde al seguimiento profesional.
Al final del estudio de dos años, 95 de las 149 personas en el programa de pérdida de peso aceptaron participar en un estudio de extensión de tres años. Los datos disponibles de 85 participantes mostraron que 48 estaban en remisión al comienzo del estudio de extensión, y 11 (13%) de estos todavía estaban en remisión tres años después.
Los 11 que todavía estaban en remisión en el quinto año tuvieron una pérdida de peso promedio de ocho kilos.
La proporción de personas en remisión cinco años después de que comenzara el estudio original fue más de tres veces mayor que la del grupo de control directo, que solo recibió atención médica habitual.
La mala alimentación, responsable de más del 70% de los nuevos casos de diabetes tipo 2
Un reciente estudio arrojó que la mala alimentación se relaciona con el 70% de los casos de diabetes tipo 2 en todo el mundo y es la responsable de los más de 14 millones de nuevos casos, según publicó en su cuenta de Twitter el prestigioso científico Eric Topol, fundador y director del Scripps Research Translational Institute, profesor de medicina molecular y vicepresidente ejecutivo de Scripps Research de Estados Unidos.
Topol replicó un reciente estudio realizado por investigadores de la Escuela Friedman de Ciencia y Política de la Nutrición de la Universidad Tufts y publicado en la revista Nature Medicine, según el que existen una serie de factores dietéticos específicos identificados con la enfermedad.
Puntualmente, los autores del trabajo establecieron una lista de 11 factores vinculados con la alimentación, que predisponen a la diabetes tipo 2.
A la cabeza, los investigadores ubicaron el consumo insuficiente de cereales integrales, seguido por el exceso de granos refinados, como la harina de trigo y arroz. El consumo excesivo de carne procesada completó el podio de los factores alimentarios más dañinos para la salud, que lo integran, además, el consumo excesivo de jugos de fruta y la ingesta insuficiente de verduras sin almidón, frutos secos o semillas, que si bien tuvieron un impacto menor en los nuevos casos de la enfermedad, también inciden en una dieta de mala calidad.
Dariush Mozaffarian es el autor principal del estudio, catedrático Jean Mayer de Nutrición y decano de Políticas de la Escuela Friedman y evaluó que “el trabajo sugiere que la mala calidad de los hidratos de carbono es una de las principales causas de la diabetes de tipo 2 atribuible a la dieta en todo el mundo, con importantes variaciones por países y a lo largo del tiempo”. “Estos nuevos hallazgos revelan áreas críticas de enfoque nacional y mundial para mejorar la nutrición y reducir las cargas devastadoras de la diabetes”, agregó.
Para el trabajo, los investigadores analizaron datos de 184 países, y en todos vieron un aumento en los casos de diabetes tipo 2 entre 1990 y 2018, lo que representa una carga creciente para las personas, las familias y los sistemas de salud.
“En todas las regiones, las cargas proporcionales más altas (de la enfermedad) se dieron en Europa central y oriental y Asia central (85,6, 83,4 y 87,7% respectivamente) y América Latina y el Caribe (81,8 y entre 80 y 83,4%), mientras que las cargas proporcionales más bajas estaban en el sur de Asia (55,4%) -precisaron los autores del trabajo en la publicación-. Las proporciones de diabetes tipo 2 atribuibles a la dieta fueron generalmente mayores en hombres que en mujeres y se correlacionaron inversamente con la edad”.
Si se mira por países, los investigadores atribuyeron las elevadas cifras de la enfermedad especialmente en Polonia y Rusia al elevado consumo de carnes rojas, carnes procesadas y papas. Mientras que la alta incidencia en América Latina y el Caribe se notó especialmente en Colombia y México, lo que se atribuyó al elevado consumo de bebidas azucaradas, carne procesada y escasa ingesta de cereales integrales.
“Si no se controla y se prevé que la incidencia aumente, la diabetes tipo 2 seguirá afectando a la salud de la población, la productividad económica, la capacidad del sistema de atención sanitaria y las desigualdades sanitarias en todo el mundo”, sostuvo Meghan O’Hearn, primera autora del estudio.
Para ella, “estos hallazgos pueden ayudar a informar las prioridades nutricionales para los médicos, los responsables políticos y los actores del sector privado, ya que fomentan opciones dietéticas más saludables que abordan esta epidemia mundial”.
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