Tras dos años de crisis sanitaria y pandemia, gran parte de la población sufre estrés y se siente paralizada a la hora de tomar decisiones importantes de la vida como a las decisiones cotidianas.
Cada acción, por grande o pequeña que sea, necesita un ajuste constante frente a la irrupción del coronavirus y el cambio que ha producido en nuestras vidas. Todas las opciones parecen complicadas; cambiar de trabajo, decidir las vacaciones o hasta dejar que un hijo vaya a un cumpleaños, las reglas y los riesgos siguen cambiando.
Una encuesta de la Asociación Estadounidense de Psicología realizada en 2021 encontró que casi un tercio de los adultos, y casi la mitad de los millennials, están luchando con decisiones básicas, como qué comer o vestirse. Aproximadamente la mitad señaló que planificar el futuro le parece imposible, debido a la pandemia.
1 - Reducir el estrés
“Podemos llegar a este estado de, ¿ya importa algo? Hay un punto casi nihilista al que se llega“, dijo Dane Jensen, director ejecutivo de Third Factor, una empresa de consultoría con sede en Toronto, al diario Wall Street Journal (WSJ).
Jensen, quien es autor del libro “El poder de la presión”, destaca que nuestra atención se reduce cuando estamos sobrepasados de adrenalina y perdemos noción del contexto que nos ayudan a analizar mejor una situación.
Preguntarse “¿Cuáles son las cosas importantes en mi vida que no cambiarán independientemente de esta decisión?”, puede ayudar a reducir la incertidumbre, explica Jensen.
2 - Principios generales para elecciones individuales
La toma de decisiones se hizo más complicada a medida que avanzó la pandemia de coronavirus. Al principio, las elecciones era pocas o inexistentes: la escuela estaba cerrada, los grandes eventos masivos estaba prohibidos, regían restricciones horarias para circular. Ahora que las prohibiciones y regulaciones cedieron, se abre un abanico de opciones, habitual y frecuente en la vida normal, ésa que teníamos antes de la irrupción del SARS-CoV-2.
Intentar reemplazar las elecciones individuales por principios generales macro, puede ayudar a salir del laberinto, aconseja Jensen. Si establece y cumple reglas en torno a cosas como el tiempo de pantalla semanal para sus hijos o lo que empaca para el almuerzo, no tiene que perder tiempo y energía pensando en otras opciones.
3 - Evaluar las distintas opciones
A veces, ser escéptico de las propias reacciones instintivas personales, que a menudo no se basan en pruebas o datos concretos, nos conduce a la mejor elección. Para decisiones importantes, puede servir recurrir al 2saber de las multitudes”, consultando a cinco personas distintas que no tienen interés en el resultado de su elección. Apelar a juicios de personas de nuestro entorno puede mitigar nuestros propias dudas.
“Los humanos no son buenos para examinar opciones”, dice Katy Milkman, profesora de la Wharton School de la Universidad de Pensilvania y autora del libro “Cómo cambiar”.
“Nos asustan las pequeñas probabilidades de riesgo y, frecuentemente, dependemos de estereotipos o prejuicios en lugar de datos concretos. Afortunadamente, momentos importantes como el inicio de un nuevo año pueden empujarnos hacia un pensamiento global y alejarnos de nuestros errores pasados”, describió la especialista al diario WSJ.
“El estancamiento es una decisión en sí misma, aunque no sea divertido admitirlo”, plantea Annie Duke, ex jugadora de póquer profesional y autora del libro “Cómo tomar decisiones”. Para la especialista, es importante recordar que muchas decisiones se pueden deshacer o modificar en el futuro, no todo es cuestión de vida o muerte.
“Imagínese dentro de un año, habiendo tomado la decisión equivocada: ¿cuáles podrían ser las primeras señales de advertencia de un resultado infeliz? Conviene escribirlos y trazar un cambio si los nota”, señala Duke.
En sentido contrario al estancamiento en la toma de decisiones que sufre gran parte de la población, a otras personas la pandemia los animó a decidir intempestivamente y tomar las riendas sobre asuntos postergados por meses o años.
En conclusión, de cara al nuevo año que comenzó hace pocos días, muchos se sienten abrumados y cansados. Frente a esa fatiga en la toma de decisiones, reducir la ansiedad, evaluar las acciones en perspectiva y consultar a nuestro entorno, pueden ayudarnos a lidiar con el estrés pandémico.
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