Desde el comienzo de la pandemia por COVID-19, muchos pacientes aplazaron la realización de estudios médicos de rutina o tratamientos por miedo a contagiarse de coronavirus, lo que en muchos casos agravó los padecimientos y enfermedades cardiovasculares. En todo el mundo, este tipo de enfermedades constituye la primera causa de mortalidad prematura y discapacidad. Por eso resulta fundamental adoptar las medidas necesarias para prevenirla.
A nivel mundial, las enfermedades cardiovasculares (ECV) son la primera causa de muerte. Más de 18,6 millones mueren cada año y de estas muertes, el 85% se debe a enfermedades coronarias (como el infarto agudo de miocardio) y enfermedades cerebrovasculares (accidentes cerebrovasculares). Las ECV afectan el corazón o los vasos sanguíneos (venas y arterias); y el tabaquismo, la diabetes, la hipertensión arterial, la obesidad son los principales factores que tienen consecuencias directas.
¨Hay enfermedades del corazón que necesitan una atención urgente: si tenés dolor en el pecho, falta de aire, hinchazón en las piernas, te falta la fuerza o la sensibilidad de una parte del cuerpo, o no podes hablar, vení rápido, no postergues tu atención¨, explicó a Infobae el doctor Miguel González, Jefe de Cardiología del Sanatorio Finochietto y agregó que ahora que los casos de coronavirus están bajando y las terapias están con ocupación normal es más importante que nunca no bajar los brazos y redoblar los esfuerzos para asistir al médico, controlar el corazón y las enfermedades relacionadas.
En cuanto a las enfermedades cardiovasculares, según datos del Ministerio de Salud de la Nación, en Argentina la IC encabeza el ranking por muerte cardiovascular, superando a los fallecidos anuales por enfermedad cerebrovascular e hipertensión arterial.
“La insuficiencia cardíaca (IC) es una enfermedad crónica, progresiva y potencialmente mortal que ocurre cuando el corazón deja de funcionar de manera correcta: como ya no puede bombear sangre rica en oxígeno eficazmente tiene problemas para distribuirla dentro del cuerpo. Esto hace que quienes la padecen experimenten síntomas que pueden ir desde dificultad para respirar, tos persistente, hinchazón de tobillos y fatiga, hasta dificultad para realizar incluso actividades cotidianas leves, como caminar o subir escaleras”, explicó el doctor Eduardo Perna, Presidente de la Federación Argentina de Cardiología (FAC).
“Es importante resaltar que la IC a menudo se manifiesta después de que otras afecciones hayan dañado o debilitado el corazón y que la principal responsable suele ser la diabetes tipo 2, según un estudio de Clínica Mayo: los pacientes que la padecen tienen 2 veces mayor riesgo de desarrollar IC que aquellos sin diabetes. En Argentina, entre más de 17.000 pacientes incorporados a registros y estudios de IC (aguda o crónica), la prevalencia observada de diabetes tipo 2 osciló entre el 21% y 34%, con una tendencia en aumento durante los últimos 18 años. Por este motivo, la IC ha comenzado a considerarse “la complicación frecuente, olvidada y a menudo fatal de la diabetes”, agregó Perna, que también es Jefe de la División Insuficiencia Cardíaca del Instituto de Cardiología de Corrientes.
A raíz de la pandemia, los cuidados en la salud médica y las visitas a consultorios disminuyeron, creando la posibilidad de no detectar a tiempo estas enfermedades”, explicó a Infobae el doctor Oscar A. Mendiz, de la Fundación Favaloro durante el evento Cuidando tu corazón, organizado por Medtronic. “Entre mayo y octubre de 2020, es decir, apenas comenzada la primera ola de la pandemia por coronavirus un 15,3% de los pacientes internados por el SARS-CoV-2 presentó afectaciones en su corazón. A su vez, los datos señalan que hubo un 19,3% de mortalidad global, cifra que alcanzó al 48% entre quienes atravesaron complicaciones cardíacas”, explicó el experto.
“De ese porcentaje inicial (15,3%), la patología más frecuente fue la Insuficiencia Cardíaca (IC), en el 43,5% de los casos. Algunos desarrollaron esta condición porque el virus compromete al músculo cardíaco, otros pacientes ya tenían insuficiencia cardíaca de base y -como con cualquier infección viral- se reagudizaba la situación. Además, dentro de ese 15,3% de complicaciones, un 33% correspondió a arritmias, un 31,1% presentó daño miocárdico, un 11,2% complicaciones tromboembólicas y un 1,9% miocarditis. La edad promedio de quienes se complicaban era de 67 años y la edad promedio de quienes fallecían fue de 70 años”, agregó Mendiz.
Se estima que a nivel global hasta 212,4 millones de personas, o la mitad de todas las personas de 20 a 79 años con diabetes, desconocen que tienen la enfermedad, según precisa en un informe la Federación Mundial del Corazón, algo que pone en riesgo tanto sus corazones como riñones (el 40% de las personas con esta patología sufre el deterioro de la función renal en algún momento de su vida). Para comprender más la interrelación entre enfermedades cardiovasculares, renales y diabetes, AstraZeneca junto a cinco sociedades científicas lanzaron la plataforma Más que Glucosa, que tiene como objetivo principal generar conciencia sobre la importancia de abordar la diabetes desde un enfoque integral.
“Cada vez está más clara la interrelación entre la insuficiencia cardíaca y la diabetes tipo 2 y eso cambió la forma de abordaje de estas enfermedades, porque se sabe que la presencia de una de estas patologías predispone y agrava el desarrollo de la otra”, añadió Perna, por lo que es “de suma importancia de que al chequeo cardiológico anual, y que los pacientes sumen los controles vinculados a la medición de glucosa en sangre y la toma de la presión, además de realizar actividad física y llevar un plan alimentario balanceado”.
Valeria El Haj, Directora Médica Nación de OSPEDYC, sostiene que: “los efectos de los factores de riesgo comportamentales pueden manifestarse en las personas en forma de hipertensión arterial, hiperglucemia, hiperlipidemia y sobrepeso u obesidad. Estos “factores de riesgo intermediarios”, que pueden medirse en los centros de atención primaria, son indicativos de un aumento del riesgo de sufrir ataques cardíacos, accidentes cerebrovasculares, insuficiencia cardíaca y otras complicaciones”.
Una revisión de los registros realizados en la Argentina durante las últimas dos décadas, que incluyó más de 19.000 pacientes, reveló que la causa principal de descompensación de la IC es el incumplimiento de las indicaciones médicas (tanto en cuanto a la medicación como a las medidas higiénico-dietéticas), que representó entre el 30% y el 40% de la necesidad de internación. A pesar de su enorme incidencia, la IC puede ser difícil de reconocer porque los signos de la enfermedad son similares a los de otras afecciones. Algunas personas pueden experimentar síntomas sin darse cuenta de que podrían ser una señal de insuficiencia cardíaca, o asumen que éstos son típicos del envejecimiento. Por eso es importante realizar chequeos médicos periódicos: un diagnóstico temprano permite a los pacientes con IC tener una mejor calidad de vida y evitar el agravamiento de esta enfermedad progresiva e incapacitante que afecta aproximadamente a 64 millones de personas en el mundo y que en la Argentina se estima que padecen 900.000 personas (alrededor del 2% de la población adulta).
“Es importante escuchar las señales que el corazón y el cuerpo nos dan. Muchas enfermedades pueden cursar en forma asintomática por mucho tiempo y ponerse de manifiesto de repente y luego de más de un año de restricciones donde las consultas han bajado más del 60% durante la pandemia, resulta crucial visitar al doctor antes de retomar nuestras actividades” explicó a Infobae la doctora Analía Aquieri, médica cardióloga del Departamento de Cardiología del Hospital de Clínicas.
“Unos de los síntomas que debemos reconocer es el cansancio o la agitación cuando realizamos nuestras actividades cotidianas. Prestar atención si este cansancio aparece más rápidamente, o aparece en reposo o dura más de lo habitual. Esto podría estar indicando la presencia de disnea, cuyas causas pueden ser múltiples, entre ellas, la enfermedad del corazón” remarcó la especialista. Las recomendaciones de las sociedades científicas nos dicen que a partir de los 40 años, deberíamos realizar un chequeo anual de nuestros factores de riesgo cardiovascular como son la presión arterial, el colesterol en sangre, el azúcar en sangre y evaluar nuestro peso. “Si el paciente presenta algún síntoma sugestivo de enfermedad cardíaca como son: la falta de aire, las palpitaciones, el dolor de pecho, o historia familiar de enfermedad del corazón, debemos consultar al médico, sin importar la edad” recomendó Aquieri.
La especialista agregó: “La hipertensión arterial es una de las afecciones más frecuentes de diagnosticar. La prevalencia en Argentina es de alrededor del 33 %. Es uno de los factores de riesgo cardiovascular más importante. Es asintomática, por lo tanto, es una enfermedad que puede pasar desapercibida por mucho tiempo. Se debe realizar controles anuales de la presión arterial, si se realiza el diagnóstico de hipertensión arterial, lo más importante, es lograr su control para evitar las complicaciones como la insuficiencia cardíaca, la insuficiencia renal, la demencia, el accidente cerebrovascular”.
La doctora Paola Caro, Directora médica de Vittal explicó a Infobae que entre las recomendaciones para mantener el corazón sano se encuentran llevar una alimentación equilibrada, sin exceso de sal ni grasas. “De todas formas, hay que recordar que hay grasas beneficiosas para la salud, como las que aportan el aceite de oliva, los frutos secos y las semillas, que poseen ácidos grasos esenciales (Omega3 y 6) que el cuerpo no puede fabricar; y vitamina E (un antioxidante que previene el envejecimiento de las células). Es recomendable reducir el consumo de bebidas azucaradas y optar por el agua o las bebidas sin azúcar, comer 5 porciones de fruta y vegetales al día, limitar el consumo de alimentos procesados y envasados ya que suelen tener un alto contenidos en sal, azúcar y grasa; y mantener el consumo de alcohol dentro de los límites recomendados. Todo eso ayuda a reducir el riesgo de sobrepeso, otra recomendación para cuidar el corazón”.
“También es fundamental no fumar. Los hombres que fuman alrededor de un cigarrillo por día tienen un incremento de riesgo de infarto del 48% y un aumento de riesgo de ACV del 25% en comparación con los no fumadores. Además, si deja de fumar, el riesgo de enfermedad coronaria se reduce a la mitad en un año y volverá a un nivel normal con el tiempo. Asimismo, para cuidar la salud del corazón se debe controlar con frecuencia la presión arterial, los niveles de colesterol y la glucosa en sangre, tomar la medicación prescrita por el médico si se tiene un mayor riesgo de desarrollar una enfermedad cardíaca o un accidente cerebrovascular y realizar actividad física. Hacer 30 minutos de ejercicio 5 veces por semana ó 1 vez a la semana 75 minutos de actividad física de alta intensidad (según la salud integral de cada persona y la recomendación de su médico de cabecera) reduce en un 40% la muerte temprana. La actividad física también puede implementarse con pequeñas acciones diarias como usar las escaleras en lugar del ascensor o bajarse del colectivo algunas paradas antes y caminar hasta el destino”, concluyó.
Sin embargo, la doctora Valeria El Haj aconsejó que, para prevenir eventos cardiovasculares relacionados con la realización del ejercicio, las personas deberían realizar una evaluación médica pre participativa deportiva. “En dichas consultas se realiza un examen exhaustivo, se recomienda una alimentación saludable y se sugiere eliminar hábitos tóxicos como por ejemplo el tabaquismo”. Y agregó: “generalmente se solicitan estudios complementarios dependiendo de la edad y los antecedentes de los individuos”.
Hoy gracias a la innovación y a las nuevas tecnologías que existen, los pacientes con enfermedades cardiovasculares pueden obtener un diagnóstico rápido y preciso de cualquier padecimiento que tengan o síntomas que los alerten. El ensayo in vitro de Troponina I de alta sensibilidad (TNIH) de Siemens Healthineers fue diseñado para ayudar en el diagnóstico del infarto agudo de miocardio (IAM) a través de la determinación cuantitativa de troponina I cardíaca en el suero y plasma sanguíneo.
La Troponina I de alta sensibilidad juega un papel fundamental para diagnosticar a tiempo el infarto agudo de miocardio o también conocido como ataque cardíaco. Por este motivo, la detección del nivel de troponina I circulante en sangre es el test de referencia para ayudar al diagnóstico del IAM en pacientes que entran por la puerta de urgencias con síntomas de dolor torácico. La detección rápida y eficiente de este marcador ayuda a los profesionales de la salud a confirmar o descartar el infarto, brindando tranquilidad al paciente y evitando internaciones innecesarias.
“Al día de hoy se ha acumulado una enorme experiencia científica y clínica con respecto al uso de la Troponina I de alta sensibilidad y las consideramos el marcador de elección para reconocer o descartar una necrosis miocárdica, al punto tal que los viejos métodos se desaconsejan porque la ventaja de estas nuevas troponinas es su gran sensibilidad” expresó el doctor Oscar Bazzino, miembro del Servicio de Cardiología del Hospital Italiano.
Los 9 consejos para cuidar el corazón en tiempos de pandemia
El doctor Gabriel Lapman, médico cardiólogo y especialista en hipertensión del Sanatorio Modelo de Caseros brindó a Infobae recomendaciones para tener un corazón sano. Introducir pequeños cambios en el estilo de vida puede generar grandes beneficios en la salud cardíaca y evitar enfermedades y complicaciones que nos pondrían en riesgo. No es necesario hacer grandes sacrificios para mantener un corazón sano. Solo tomar algunas medidas:
1- Cuidar la masa corporal y alimentarse bien: un peso adecuado se logra al equilibrar las calorías que se ingieren con las que se consumen durante el día. Lo ideal es gastar más de lo que se come. El índice de masa corporal no debe superar los 25 kg/m2. Preferir una dieta rica en pescados, carnes magras, frutos secos, aceite de oliva, lácteos descremados, frutas, verduras y legumbres, que aporten los minerales y vitaminas que el cuerpo necesita. También, ácidos grasos como Omega 3, 6 y 9.
2- Observar el colesterol y los niveles de glucosa: el exceso de colesterol se deposita en las paredes de los vasos sanguíneos y obstruye el flujo de sangre. Si en ayunas los resultados del colesterol superan los 200 mg/dl y la glicemia es mayor a 100 mg/dl, hay que consultar con un especialista. Indices altos de glucemia y la diabetes provocar graves alteraciones en corazón, riñones, visión y extremidades inferiores. Si hay antecedentes familiares directos o se tiene sobrepeso, se estará más predispuesto a desarrollarla.
3- Dormir bien: al menos 8 horas diarias porque el descanso permite reponer energías. Evitar el consumo de estimulantes o el exceso de cafeína para rendir durante el día.
4- Mantenerse activo: por ser un músculo, el corazón necesita ejercitarse. Por eso, se aconseja realizar actividad física de manera regular para mejorar la circulación sanguínea en todo el cuerpo. Las arterias lograrán mayor y mejor dilatación, los niveles de colesterol y de triglicéridos en sangre se regularán y la presión arterial disminuirá. La indicación actual son 150 minutos semanales de ejercicio aeróbico de intensidad moderada.
5- No al estrés y la ansiedad: intentar generar espacios para desconexión. Prácticas como el yoga pueden ser de gran utilidad.
6- Controlar la presión: la presión arterial es la fuerza que ejerce la sangre contra las paredes de las arterias. Los niveles de una persona sana están debajo de los 140/90 mm de mercurio. Es importante chequearla constantemente ya que la hipertensión suele ser asintomática. Una medida útil es disminuir el consumo de sal.
7- No fumar: el tabaco disminuye la cantidad de oxígeno en sangre, estrecha y endurece la capa interna de las arterias y hace que la presión arterial aumente. Además, es el causante de la reducción de los niveles de colesterol bueno (HDL) en sangre y de incrementar los niveles del malo (LDL) y de los triglicéridos. Un cigarrillo diario es suficiente para aumentar el riesgo de ataque cardiaco o cerebral.
8- Cuidado con el alcohol y otras sustancias: al mezclarse con la sangre afectan el funcionamiento de muchos órganos del cuerpo.
9- Diagnosticar a tiempo: se estima que la mitad de las personas que mueren repentinamente por males coronarios no estaba al tanto de su problema. Es fundamental la realización periódica de chequeos médicos, especialmente, si hay factores de riesgo.
SEGUIR LEYENDO: