Las medidas adoptadas frente a la pandemia del COVID-19 trajo aparejados ciertos inconvenientes para la salud como el sedentarismo, las contracturas musculares y la mala circulación sanguínea.
La actividad física, sin importar de cuál se trate, genera múltiples beneficios para la salud de las personas. Se considera actividad física a cualquier movimiento del cuerpo producido por la acción muscular voluntaria y que supone un gasto de energía. Por lo tanto, además del ejercicio físico y el deporte, otras acciones como realizar tareas domésticas, jugar, regar las plantas, bailar, subir y bajar escaleras, también son consideradas actividades físicas.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) sostiene que “el comportamiento sedentario y los bajos niveles de actividad física pueden tener efectos negativos en la salud, el bienestar y la calidad de vida de las personas, mientras que la actividad física y las técnicas de relajación pueden ser herramientas valiosas para ayudar a mantener la calma y proteger su salud durante las cuarentenas”.
Permanecer inmovilizado periodos cortos como 5 días, incluso en personas jóvenes, reduce hasta un 4% la masa muscular, 9% la fuerza y hasta un 10% la capacidad cardiovascular. En caso de permanecer en el hospital, solo tres semanas de reposo absoluto serían similares a un deterioro de la capacidad funcional equivalente a 30 años de envejecimiento.
A nivel mundial, el SARS-CoV-2 ha tenido un gran impacto sobre la práctica habitual de actividad física. España, fue el país que más redujo el número de pasos diarios de la población –un 38% menos– durante el confinamiento; Argentina es el segundo, con un 24% de reducción. En América las cifras indican que Brasil redujo el 15%, México el 13%, Colombia el 18% (otros países de la región no informan datos.
Mikel Izquierdo, Catedrático y Director del Departamento de Ciencias de la Salud de la Universidad Pública de Navarra, es terminante: “El ejercicio físico y el deporte deberían ser actividades esenciales y más en pandemia. Las decisiones implicarán impacto en la sanidad pública. Este debería ser uno de los grandes retos de las políticas de salud pública y sanitaria en los próximos años.”
Los numerosos beneficios de la actividad física regular para adultos son bien conocidos. La Organización Mundial de la Salud (OMS) (2019) recomienda al menos 150 minutos de actividad moderada o 70 minutos de actividad vigorosa por semana para que esta práctica brinde beneficios para la salud. Algunos de los beneficios más importantes a nivel físico son la mejora de la composición corporal, imagen, nivel metabólico y capacidad cardiorrespiratoria, ayudando a prevenir enfermedades como morbilidad, sarcopenia, hipertensión e incluso cáncer. También produce un efecto psicológico positivo al reducir la tasa de enfermedad por ansiedad y depresión.
El confinamiento producido por Covid-19 ha tenido un gran impacto psicológico negativo en la mayoría de las personas. También ha afectado a personas que estaban físicamente activas antes del encierro y han reducido sus posibilidades de realizar su práctica deportiva habitual, adaptando en ocasiones dicha práctica en casa, y en el peor de los casos, abandonándola, con el consiguiente daño al sistema inmunológico del individuo.
La motivación hacia la práctica deportiva es un factor fundamental para la continuidad y adherencia. Una de las teorías que ayudan a explicar los procesos motivacionales es de la autodeterminación (SDT).
Una alta percepción de autoeficacia es importante durante situaciones de encierro e incluso actualmente, con desescalada progresiva, en relación a la continuidad o no de la práctica deportiva, ya que, aunque varios estudios han demostrado que la percepción de autoeficacia no es predictor de la práctica de actividad física, es un factor importante.
Además, es importante estar comprometido con la práctica deportiva, ya que éste llevará a mantener la práctica por un mayor tiempo. La motivación es un concepto clave para el logro de estos dos aspectos psicológicos que son fundamentales para la continuidad de la práctica; sin embargo, ¿cómo se puede mantener la motivación durante una situación de encierro?
Estudios recientes de Covid-19 y su influencia en la práctica de actividad física han determinado que se implementaron mecanismos para facilitar la práctica de actividad física desde casa, a través de guías escritas y/o videos en línea, por ejemplo, las recomendaciones del American College of Sports Medicine. Sin embargo, muchas personas también han disminuido o cesado por completo su actividad física durante el confinamiento según relata un documento de la Universidad de Catania. El relevamiento identifica una serie de factores como el tipo de vivienda, los medios y la falta de motivación.
Varios estudios intentaron determinar los niveles de motivación, satisfacción de necesidades psicológicas básicas, percepción de autoeficacia y compromiso con el deporte de las personas que practican actividad física, durante el encierro y el desaceleramiento progresivo; determinar si existían diferencias entre hombres y mujeres en relación a estas variables, para establecer estrategias personalizadas de acuerdo al género, en caso de que fueran necesarias; y determinar qué variables motivacionales predicen la percepción de autoeficacia y compromiso con la práctica deportiva, con el fin de proponer estrategias para incrementar los niveles de estas variables y, por tanto, ampliar la continuidad de la práctica deportiva afectada por el encierro.
En un estudio de la Universidad de Madrid que incluyó hombres y mujeres de entre 18 y 65 años, que practicaban actividad física de forma habitual, se detectaron diferencias significativas a favor del género masculino en cuanto a niveles de motivación y desmotivación, así como mayores niveles de autoeficacia y la necesidad psicológica básica de competencia.
Los participantes del estudio mostraron altos niveles de motivación autónoma hacia la práctica deportiva, lo que parece lógico ya que la muestra seleccionada practicaba actividad física de forma regular. Sin embargo hasta el 64% de los encuestados abandonó la actividad física durante el período de encierro.
Los resultados más relevantes revelan diferencias significativas a favor de los hombres, en los niveles de motivación y desmotivación controladas, así como en la autonomía y en la percepción de autoeficacia.
Un estudio de la Universidad de Zaragoza en una población española determinó que en general, la práctica de actividad física disminuyó durante el encierro, y los hombres lo hicieron más aún.
“La motivación controlada y la desmotivación son las formas de motivación menos autodeterminadas que tienden a desencadenar el abandono de la práctica de actividad física -indica Rubén López-Bueno, autor principal de la investigación y psicólogo deportivo-.
Sin embargo, los hombres fueron los que obtuvieron mayores niveles de satisfacción lo que se relaciona con mayores niveles de motivación. Lo mismo ocurrió con la percepción de autoeficacia, que fue mayor en hombres que en mujeres”. Además, se encontró que el poder de esta relación en términos de género varía según la edad de los individuos y, por lo tanto, no se pueden establecer relaciones concluyentes. Es necesario seguir investigando estas variables con diferentes grupos de edad y en situaciones de encierro.
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