Muchas gente suele dormir de más los fines de semana para compensar la falta de descanso durante los días laborables. Por primera vez la ciencia ha comprobado que, además del gusto que causa en el momento, esa práctica contrarresta el riesgo de muerte prematura que causa la falta de sueño.
Un estudio realizado por el Instituto de Investigación sobre el Estrés de la Universidad de Estocolmo demostró que quienes duermen menos de las siete horas diarias, que son el mínimo recomendado, durante la semana, pero duermen una o dos horas extras en los fines de semana, viven lo mismo que la gente que siempre logra dormir siete horas.
Hasta ahora sólo se sabía que las personas de menos de 65 años que dormían cinco horas o menos durante todos los días de la semana no vivían tanto como quienes tenían un descanso regular de siete horas. Pero nadie había investigado si un ahorro de sueño extra en los días libres pudiera afectar ese destino.
"Parece que la compensación en el fin de semana es buena", dijo a The Washington Post el autor principal del trabajo. Aclaró, sin embargo, que por ahora se trata de una "conclusión tentativa".
El estudio se basó en una encuesta realizada entre más de 38.000 suecos a los que se siguió durante más de 13 años. Se consideraron factores como género, índice de masa corporal, actividad física y horario de trabajo; también el consumo de alcohol, tabaco y cafeína y el hábito de la siestas. Se utilizaron métodos estadísticos para controlar el efecto de esos elementos.
Según resumió The Guardian, aquellos que dormían cinco horas por noche todos los días tenían una tasa de mortalidad un 65% superior a los que dormían siete horas. Pero bastaba con compensar ese descanso corto en días de trabajo con fines de semana de sueño más prolongado para que el riesgo de muerte precoz desapareciera.
Curiosamente, aquellos que dormían ocho horas o más todos los días tuvieron una tasa de mortalidad 25% más alta que los que se mantuvieron entre seis y siete horas. Por ahora, la recomendación estándar de la Academia Nacional de Medicina del Sueño de los Estados Unidos es de algo más de siete horas por noche para los adultos entre 18 y 60 años.
El estudio también reveló que la relación entre patrones de sueño y mortalidad desaparece más allá de los 65 años. Conviene recordar que, en el caso de Suecia, es la edad de jubilación o retiro. De todos modos, dijo Åkerstedt a The Washington Post, puede ser que a esa edad el cuerpo simplemente duerma lo que necesita.
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