La dieta de los pescetarianos incluye el consumo de pescado, por ejemplo unas dos veces por semana, pero prescinde absolutamente de la ingesta de carne. Este tipo de dieta se complementa con alimentos vegetarianos: productos lácteos, huevos, productos integrales, frutos secos y setas. Y, por supuesto, muchas verduras y frutas frescas. Así se alimenta también el profesor Werner Mang, médico especialista en otorrinolaringología y cirugía plástica y director médico de la Bodenseeklinik de Lindau, en Alemania. El especialista se muestra convencido: "Preferible pescado que bótox. Porque el pescado nos aporta los nutrientes que actúan contra las arrugas y otros síntomas de envejecimiento de la piel desde el interior". De hecho, el pescado contiene muchas sustancias que resultan de utilidad para nuestro organismo. Por ejemplo, oligoelementos como el zinc y el yodo, pero también vitamina B12 y vitamina D. Además, el pescado contiene ácidos grasos Omega-3 y proteínas fácilmente aprovechables. "En los últimos años se perfila como la forma de alimentación más favorable para las personas la dieta vegetariana en base a plantas, que se combina con ácidos grasos Omega-3", comenta también Matthias Riedl, nutricionista y jefe médico del centro Medicum Hamburgo. Alimentarse exclusivamente en base a plantas posee enormes ventajas para el medio ambiente, apunta este médico nutricionista. Pero, según puntualiza, para poder contar con todos los nutrientes, las personas también necesitan consumir productos de origen animal. Riedl observa, sin embargo, que estos no necesariamente tienen que ser carne o pescado. Pueden ser asimismo huevos, productos lácteos, nueces o setas, que proporcionan elementos valiosos como la vitamina B12. ¿Y a qué aspectos se debe prestar atención en caso de seguir una dieta pescetariana, por ejemplo, en la elección del pescado? Werner Mang aconseja el pescado que procede del mar del Norte, de la acuicultura doméstica o de las aguas interiores domésticas. Entre los peces de agua dulce se encuentran la perca, la trucha, el siluro y la lucioperca. Su tierna carne es fácilmente digerible y adecuada tanto para una dieta como para una alimentación baja en sal. Un dato interesante: 200 gramos de filete de trucha cubren las necesidades diarias de ácidos grasos Omega-3 de un adulto. Desde el punto de vista de Mang, otros pescados de mar recomendables son el bacalao, la platija o el robalo o lubina. Ante la sobrepesca que afecta los océanos y la contaminación por metales pesados, resulta especialmente importante prestar atención al origen del pescado. Se puede comprar el pescado en la tienda habitual de confianza o bien adquirirlo congelado con sello. Según la organización alemana de consumidores Stiftung Warentest, existe el sello azul MSC para el pescado salvaje y el sello ASC, de color turquesa, para el pescado de piscifactoría. Los productos de la acuicultura ecológica pueden reconocerse con el sello Naturland o el sello verde ecológico de la Unión Europea. Los fanáticos de bastoncitos de pescado o el pescado frito deberán, sin embargo, mostrar valor ante la siguiente cuestión: en una alimentación pescetariana, lo mejor es renunciar al rebozado. Porque, según advierte Mang, este aporta calorías adicionales innecesarias. Y apenas tiene fibra que sea buena para la digestión. En su lugar, aconseja freír el pescado en aceite de oliva con un poco de perejil y almendras laminadas. En tanto, Riedl y Mang opinan que las conservas de pescado y el pescado ahumado están bien, pero deben ser consumidos en cantidades controladas. Porque el pescado ahumado contiene elevadas cantidades de sal, y las conservas suelen tener aceite. El consejo es lavarlos antes de comerlos. Pero, además del pescado, una dieta pescetariana también puede estar integrada por mariscos y algas. Porque estos contienen además valiosos elementos minerales, vitaminas, proteínas y ácidos grasos. Por lo tanto, quien así lo desee, puede incluir en su dieta mariscos como gambas, mejillones, langostas o cangrejos. ¿El aceite de pescado y de algas puede ser una alternativa? Resulta de utilidad saber que "a quien no le gusten las algas o el pescado, pero no quiera prescindir de sus valiosos ingredientes, puede tomar aceite de pescado o de algas en forma de pastillas", recomienda el nutricionista Riedl. Si bien no proporcionan las valiosas fibras y proteínas del pescado, el organismo puede procesar mejor los ácidos grasos Omega-3 de las algas o del aceite de pescado que los del aceite de linaza o de colza. Lo que se aplica a todos los complementos alimenticios también rige en este caso: no se los debe sobredosificar. Por lo tanto, hay que aclarar de antemano con el médico de cabecera si realmente existe alguna carencia. Los expertos subrayan que la alimentación pescetariana asimismo puede aportar de forma parcial a contrarrestar la cría masiva de ganado. Pero comer pescado de alta calidad procedente de fuentes sostenibles solamente resulta posible para una pequeña proporción de la población mundial. Sin embargo, para quienes puedan permitírselo y quieran hacerlo, se recomienda encarecidamente la dieta pescetariana. dpa