En lugar de un café aromático y recién escaldado, los fanáticos de esta bebida acuden a veces a la variante fría del supermercado. Abren la tapa de aluminio y beben directamente del vaso de plástico. Pero, ¿qué se esconde en este shot de cafeína? Y, ¿qué se necesita para un buen café? ¿Agua, café en polvo y, según las preferencias, un poco de azúcar y quizás leche o una bebida vegetal? Sin embargo, la lista de ingredientes del café que procede de un estante refrigerado de supermercado es a veces mucho más extensa, según apunta la central de consumidores de Bremen, en Alemania. Quien observe con detenimiento los ingredientes de las variedades de café frío muy frecuentemente se sorprenderá. Además de café, leche y azúcar, muchas veces contienen espesantes, aromatizantes, estabilizadores, emulsionantes y reguladores de la acidez. Todos estos son ingredientes que casi nadie habría echado en falta en el café casero, señala Annabel Dierks, experta en nutrición del centro de consumidores de Bremen. Porque, según explica, para muchas personas, cuantos menos aditivos, mejor. Hasta siete terrones de azúcar en una taza Asimismo el elevado contenido de azúcar hace que algunos cafés sean muy calóricos: puede haber alrededor de 20 gramos de azúcar en una taza. Esta cantidad es equivalente a casi siete terrones de azúcar o cinco cucharaditas. El azúcar no solamente procede de la leche o la bebida vegetal, sino que es añadida, subraya Dierks. Y hace el siguiente cálculo: la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda un máximo de 25 a 50 gramos de azúcar diarios. Si al café se lo acompaña con una galletita o un croissant con chocolate, esta cantidad ya fue con toda seguridad alcanzada. La experta indica que hay varios ejemplos que muestran que las especialidades de café frío también se pueden preparar sin aditivos y con menos azúcar, por lo que vale la pena comparar en el momento de comprar. dpa