Según un estudio reciente, los niños comen menos alimentos saludables e ingieren el 22% de los azúcares añadidos del día en la hora posterior a la recogida en la guardería. El análisis analizó el consumo de alimentos de los niños durante dos períodos que pueden ser de los más estresantes para los cuidadores y los niños: la transición entre el hogar y la guardería.
Publicado en la revista Children’s Health Care, el estudio utilizó datos de ingesta alimentaria de 307 niños que asistieron a 30 guarderías en el condado de Hamilton, Ohio, entre 2009 y 2011. Los niños tenían un promedio de 4,3 años de edad, y el 57% era elegibles para recibir comidas subsidiadas a través del Programa Federal de Alimentos para el Cuidado de Niños y Adultos, que reembolsa a los centros de cuidado de niños por proporcionar alimentos nutritivos.
Según el estudio, los niños comían una media de 1.471,6 calorías al día, pero consumían menos lácteos y verduras en las horas anteriores y posteriores a la recogida y entrega de los niños en la guardería, y más azúcares añadidos y aperitivos. En la hora posterior a la llegada a la guardería, los niños comían menos azúcar añadido y menos alimentos dulces y salados, y eran más propensos a consumir lácteos y fruta.
La hora posterior a la recogida de la guardería fue la menos saludable, señalan los investigadores, ya que los niños consumieron más azúcares añadidos, aperitivos y bebidas azucaradas. Los niños del estudio ingirieron una media de 290,2 calorías durante esa hora, el 20% de su ingesta calórica media diaria y cerca del 22% de la ingesta media diaria de azúcares añadidos.
La mejor nutrición en las guarderías puede deberse a las directrices nutricionales que deben seguir los centros subvencionados por el gobierno federal, escribieron los investigadores. Pero el estrés, las limitaciones de tiempo y el deseo de los padres de apaciguar o consolar al niño también podrían estar en juego, señalaron los investigadores, pidiendo más investigación sobre “estos períodos de transición potencialmente importantes.”
“Todos los padres saben lo ajetreado que puede resultar ese momento del día. Los padres pueden sentirse estresados, los niños pueden estar de mal humor, hambrientos o cansados. No hay nada malo en darles un capricho de vez en cuando”, dijo en un comunicado de prensa la autora principal del estudio, Kristen Copeland, médica adjunta del Cincinnati Children’s y profesora del departamento de pediatría de la Universidad de Cincinnati. “Pero ese viaje en carro a casa también puede ser una oportunidad para inculcar hábitos más saludables en lugar de otros menos saludables”.
Los investigadores concluyeron que centrarse en la nutrición durante las transiciones podría aportar beneficios nutricionales “extraordinarios” a los niños.
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