Medtronic anunció el viernes que la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA) aprobó un nuevo implante medular que alivia el dolor crónico, en un intento de ampliar su campo de acción a una población de pacientes que depende en gran medida de medicamentos como los opiáceos.
El nuevo dispositivo envía un impulso eléctrico a la médula espinal que interrumpe las señales de dolor antes de que lleguen al cerebro en pacientes con lesiones de espalda, cervicales o nerviosas.
Mientras que las versiones anteriores del dispositivo proporcionaban un nivel constante de estimulación, el nuevo producto de Medtronic puede leer las señales de las fibras nerviosas y ajustar automáticamente la intensidad, una función diseñada para evitar las incómodas sacudidas cuando un paciente estornuda, tose o se ríe.
“Es como escuchar susurros en un concierto de rock”, declaró en una entrevista David Carr, vicepresidente de la compañía.
La aprobación llegó en un momento difícil para Medtronic, cuyas acciones han caído cerca de un 40% desde su máximo en 2021. Otra empresa, Saluda Medical, ya cuenta con la aprobación de la FDA para un implante similar de médula espinal. Aun así, los ejecutivos de Medtronic han dicho que su nuevo dispositivo, llamado Inceptiv, es un cambio de juego que esperan que “revolucione” el mercado.
El uso de estimuladores de la médula espinal ha aumentado significativamente en la última década, aunque se ha visto limitado por la escasa concienciación de los pacientes y los médicos de atención primaria, según Justin Davanzo, neurocirujano de Allegheny Health en Pensilvania.
Algunos pacientes afirmaron que si se inclinan o se mueven de una determinada manera, sienten “un zapping o un zing en la espalda”, explicó Davanzo. Los dispositivos de nueva generación, como los desarrollados por Saluda y Medtronic, podrían mejorar la comodidad de los pacientes.
Carr dijo que muchos pacientes tienen dificultades para encontrar un equilibrio cómodo con implantes que suministran una estimulación relativamente constante, y acaban pidiendo que se les retiren los dispositivos. Según el vicepresidente, Inceptiv está diseñado para funcionar como un “control de crucero adaptativo” que modifica el pulso eléctrico en función de la respuesta del cuerpo.
El Inceptiv de Medtronic contiene una batería de litio que puede recargarse a través de la piel y dos cables con electrodos: unos para leer las señales de las fibras nerviosas y otros para administrar el impulso eléctrico. Según la empresa, el dispositivo puede ajustar el nivel de estimulación 50 veces por segundo.
Según la compañía, el aparato es “el estimulador de la médula espinal totalmente implantable más pequeño y delgado del mundo”.
El producto llega en medio de una mayor concienciación sobre la naturaleza adictiva de los analgésicos, que contribuyó a desencadenar la crisis nacional de los opiáceos. En los últimos años, sin embargo, las directrices y normativas más estrictas en materia de prescripción han llevado a los pacientes con dolor crónico a quejarse de las dificultades para obtener sus medicamentos.
Stefan Kertesz, profesor del Centro de Prevención e Intervención de la Adicción y el Dolor de la Universidad de Alabama en Birmingham, se ha mostrado escéptico ante los antiguos estimuladores de la médula espinal, señalando las escasas pruebas de sus beneficios a largo plazo para el dolor. Se muestra esperanzado con los beneficios de los nuevos sistemas, citando estudios que demuestran que ofrecen un mayor alivio del dolor que las versiones anteriores.
No obstante, advierte que el tratamiento del dolor es complejo. “La mayoría de las personas con dolor crónico intenso necesitan atención, y esta no va a ser una solución tecnológica rápida”, sostuvo Kertesz.
“Para algunas personas, parece que estos estimuladores son increíblemente útiles, pero sinceramente dudo que mucha gente se ponga estos estimuladores... poner cables alrededor de la médula espinal no es algo que se haga a menos que se esté en una situación desesperada”, concluyó.
(*) The Washington Post
(*) Daniel Gilbert se incorporó a The Washington Post en 2022 y escribe sobre el negocio de la medicina. Anteriormente, trabajó siete años como reportero de investigación para el Seattle Times, y antes de eso cubrió temas de negocios y energía para el Wall Street Journal.