Gran Bretaña evalúa considerar los síntomas de la menopausia como una incapacidad laboral

A medida que aumenta el número de países que empiezan a conceder a las mujeres permisos menstruales para hacer frente a los dolores de la regla, Gran Bretaña se plantea ir un paso más allá, afirmando que los síntomas graves de la menopausia podrían constituir una discapacidad.

Este jueves 22 de febrero, la Comisión de Igualdad y Derechos Humanos (EHRC), organismo independiente que vela por el cumplimiento de la legislación en el Reino Unido, publicó unas directrices en las que se afirma que si los síntomas de la menopausia “tienen un impacto prolongado y sustancial en la capacidad de una mujer para llevar a cabo sus actividades cotidianas normales, estos síntomas podrían considerarse una discapacidad”.

“Si los síntomas de la menopausia equivalen a una discapacidad, el empresario tendrá la obligación legal de realizar los ajustes razonables”, añadió. La legislación sobre igualdad en Inglaterra, Escocia y Gales prohíbe a los empresarios discriminar por motivos de edad, sexo y otros factores; algunas partes de la ley también se aplican a Irlanda del Norte.

Los síntomas de la menopausia pueden incluir sofocos, efectos cardíacos, niebla cerebral y otros efectos sobre la salud mental. La edad media de la menopausia son los 51 años, aunque puede empezar antes o después. La fase anterior a la transición de la mujer de la edad fértil a la menopausia se denomina perimenopausia; es durante este periodo cuando disminuyen los niveles de estrógeno y progesterona, y es este “gran descenso en los niveles de estrógeno lo que causa la mayoría de los síntomas de la menopausia”, según Johns Hopkins Medicine.

Muchas mujeres de entre 30 y 40 años experimentan irritabilidad, problemas para dormir y ansiedad, pero los médicos no suelen tener en cuenta sus síntomas. En la medida de lo posible, los empresarios deberían proporcionar zonas de descanso o salas tranquilas para las mujeres con síntomas de menopausia, así como ventiladores o sistemas de refrigeración. Los centros de trabajo también podrían ayudar a las mujeres permitiéndoles llevar ropa más fresca o, en la medida de lo posible, trabajar desde casa.

Los síntomas pueden ser tan graves que algunas mujeres incluso deciden dejar de trabajar, según la EHRC. Katie Taylor, de 54 años, era una de ellas.

Hasta los 40 años, esta británica, madre de cuatro hijos, se encargaba del marketing de una organización benéfica para niños. Pero a partir de los 43, empezó a experimentar una serie de síntomas que al principio pensó que no tenían nada que ver: desde niebla cerebral, bajo estado de ánimo y palpitaciones, hasta ansiedad, insomnio y aumento de peso. Perdió la confianza en sí misma y “me sentía fatal”, declaró a The Washington Post en una entrevista telefónica.

Su médico culpó a la depresión y a su ajetreado estilo de vida. Le recetaron antidepresivos que no funcionaron: “Sólo me adormecían”. Sólo cuatro años después, cuando su padre, profesor jubilado de cirugía y especialista en cáncer de mama, le sugirió que acudiera a un ginecólogo, Taylor descubrió la verdadera causa de sus síntomas y empezó a tomar terapia hormonal menopáusica, o terapia hormonal sustitutiva (THS).

Describió el diagnóstico como “un momento bombilla” y dijo que sintió “un alivio absoluto al saber que no me estaba volviendo loca”. “Pero me enojé muchísimo porque me habían diagnosticado mal, me habían hecho sentir hipocondríaca y había dejado mi trabajo”, dijo Taylor.

Incapaz de encontrar en Internet a otras mujeres en su misma situación, recurrió a Facebook y creó Latte Lounge, una comunidad de mujeres de más de 40 años para compartir ayuda y recursos. Ahora, Latte Lounge es un sitio web que ofrece recursos e información sobre la perimenopausia y la menopausia, opciones de tratamiento y un directorio de especialistas.

Taylor afirmó que Gran Bretaña está “a la cabeza” en la concienciación sobre el efecto de la menopausia en la vida de las mujeres. Experiencias como la de Taylor no son inusuales, dijo Louise Newson, médica generalista británica y experta en menopausia. Pero Newson tuvo una reacción mixta ante la nueva guía. Por un lado, “siempre es bueno que se hable de la menopausia”, dijo en una entrevista telefónica.

“Sin embargo, lo que me parece realmente frustrante es que no tiene por qué ser una discapacidad para muchas mujeres si tienen acceso a un tratamiento basado en pruebas en forma de sustitución de las hormonas que les faltan”, dijo, señalando que en todo el mundo no son muchas las personas a las que se ofrece THS.

Tanto ella como Taylor apuntan a una investigación de 2002 que sugería que la terapia hormonal sustitutiva provocaba cáncer como motivo por el que muchas mujeres dejaron de tomarla.

Según Newson, la educación y una información clara y basada en pruebas son fundamentales para comprender y tratar los síntomas de la menopausia, tanto para los profesionales médicos como para las personas que pueden no entender su estilo de vida o sus opciones de tratamiento. Pero, añadió, cada vez hay más conciencia de la variedad de síntomas que puede experimentar una mujer.

Vicky Coy, directora adjunta de un proyecto en Gran Bretaña, dijo en una entrevista telefónica que no era consciente de la amplia gama de síntomas cuando entró en la perimenopausia a principios de sus 40 años. La THS le ha ayudado a regular sus emociones. Aunque no cree que sus colegas hayan notado ninguna diferencia, afirma que los efectos de sus síntomas en la memoria y el pensamiento han sido notables, incluso con la THS.

“Me siento como si estuviera trabajando a un 60% de la capacidad de lo que antes era capaz de hacer con mi cerebro”, dijo. “Y eso es muy duro, porque antes dependía de mi cerebro todo el tiempo. No tenía que pensar en que estuviera agudo y concentrado, mientras que ahora no confío en él en absoluto”.

No está segura de cuánto pueden hacer los empresarios, dado que los síntomas pueden afectar a cada persona de forma diferente, ni de cuánto querrán revelar los empleados, ya que no querrán afectar a sus posibilidades de ascenso, por ejemplo. “La perimenopausia y la menopausia tienden a ocupar puestos de mayor responsabilidad”, explica Coy, “por lo que afectan más a la capacidad para desempeñar el trabajo”.

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