En las colinas empinadas de Lombardía, donde los senderos serpentean peligrosamente entre las montañas, los pastores encontraron una manera particular de proteger a los recién nacidos de su rebaño. Estos no son ni ovejas ni perros guardianes, sino los llamados “burros niñeras”, animales pacientes y territoriales que cargan corderos recién nacidos, llevándolos en chalecos especiales por rutas donde sus frágiles patas no resistirían.
Esta escena peculiar, a la vez práctica y protectora, es un claro ejemplo de cómo el ingenio humano y la naturaleza pueden colaborar en una tradición centenaria. Las imágenes de estos animales suelen enternecer a los usuarios de las redes sociales.
Los “burros niñeras”, según Mundo Rural, son entrenados para cargar con corderos recién nacidos en zonas montañosas de Italia, protegiéndolos de accidentes y ayudándolos a desplazarse hasta zonas seguras de pastoreo. Estos animales llevan a los corderos en abrigos hechos a medida con varios bolsillos, donde los pequeños viajan cómodamente mientras asoman la cabeza para observar el camino. Algunos de estos abrigos pueden tener hasta seis bolsillos, lo que permite a los burros transportar múltiples crías a la vez, asegurando su seguridad sin afectar su comodidad.
La tradición en la geografía italiana
En regiones como Lombardía, esta práctica es casi indispensable. A diferencia de otras áreas de Europa, donde los corderos pueden caminar junto a sus madres, en Italia los pastores deben desplazarse a través de laderas peligrosas y colinas pronunciadas. Estas rutas, aunque necesarias para llegar a pastos frescos, son intransitables para las crías recién nacidas. En las laderas de los Alpes italianos, los rebaños deben descender por pendientes que resultan peligrosas para las débiles patas de las crías. De esta forma, los “burros niñeras” se convierten en los transportistas perfectos para estas travesías.
El trayecto no es continuo. A lo largo del viaje, los burros hacen paradas estratégicas para permitir que los corderos desciendan, regresen con sus madres y se alimenten antes de proseguir. Esto asegura que, aunque estén separados momentáneamente, los corderos mantengan el contacto y cuidado de sus madres. Además, estas paradas ayudan a que los burros puedan descansar y pastar; se detienen en puntos de descanso donde las crías pueden bajar, alimentarse y volver con sus madres para un momento de calma antes de continuar.
Las ventajas de los burros como “niñeras” de los corderos
El éxito de los “burros niñeras” en las montañas italianas no solo se debe a su fuerza física para soportar el peso de varios corderos, sino también a su carácter y habilidades naturales que los hacen únicos para esta tarea. Conocidos por su naturaleza tranquila y protectora, desempeñan un rol clave en la seguridad del rebaño. Su comportamiento paciente les permite cuidar de los corderos sin frustrarse, lo que los convierte en las “niñeras perfectas” para las crías de oveja.
Además, los burros, al ser animales altamente territoriales, actúan como una barrera natural contra depredadores, manteniendo a los corderos seguros durante las travesías.
La relación de los burros con la agricultura se remonta a miles de años, y su rol en estas prácticas ha sido invaluable. Sin embargo, la mecanización ha disminuido drásticamente la necesidad de estos animales de carga en muchas zonas, lo que ha llevado a la reducción de sus poblaciones. A pesar de esto, en las regiones rurales de Italia, especialmente en áreas montañosas, los burros continúan siendo un recurso fundamental, ayudando a sostener costumbres ancestrales como la de los “burros niñeras”.
En cada paso que dan por las colinas italianas, llevan consigo una historia de colaboración y protección, un legado de paciencia que desafía el paso del tiempo y la modernidad. Con cada viaje, mantienen viva una tradición que podría parecer ajena en el siglo XXI, pero que es fundamental para las comunidades rurales.