En 2015, Shellie y George dieron el “sí, acepto” en Disney sin saber que ese día marcaría el comienzo de una inusual tradición: casarse varias veces en el icónico parque temático. La pareja, unida desde la secundaria y con una profunda conexión con el lugar que alberga a Mickey Mouse y compañía, convirtió lo que era una simple ceremonia en un hábito especial. Aunque Shellie nunca soñó con bodas grandiosas, su primer enlace en este mágico lugar cambió su forma de ver el matrimonio para siempre.
Después de su boda original, la sensación de que el gran día pasó demasiado rápido dejó a Shellie con ganas de revivir ese momento. Así surgió la idea de hacer una nueva ceremonia en 2018. Lo que parecía una ocasión única pronto se convirtió en una costumbre: las renovaciones de votos se volvieron eventos temáticos, con nuevas experiencias en cada celebración.
La creación de “La novia serial”
Inspirada por su amor por las bodas y la experiencia vivida en Disney, Shellie adoptó el apodo de “La novia serial” en redes sociales. Aunque el nombre es un guiño a la figura de la Mansión Encantada, donde aparece una “novia serial” ficticia que ha asesinado a varios maridos, ella se asegura de aclarar que su historia es mucho menos oscura. “Solo me inspiro en ella”, le afirmó a People en una entrevista con humor, dejando claro que George es y seguirá siendo su único esposo.
Desde que comenzó a compartir sus experiencias en línea, Shellie ha acumulado una considerable comunidad de seguidores interesados en su viaje de bodas, quienes disfrutan de ver cómo cada nueva ceremonia refleja su creatividad y pasión.
Renovaciones de votos temáticas en Disney
Cada una de las bodas adicionales que Shellie y George han celebrado ha sido única, tanto en ubicación como en temática. Han incorporado personajes emblemáticos, espectáculos y ambientaciones de distintas áreas de Disney. Por ejemplo, una de las ceremonias incluyó una sesión de fotos en “Star Wars: Galaxy’s Edge” con sables de luz y personajes de las películas, mientras que en otra oportunidad se destacaron los personajes de la película “Up”.
Además, en su boda más reciente, celebrada en un crucero de Disney, el tema y los invitados fueron completamente distintos, lo que es una constante en todas sus ceremonias.
Parte de la diversión para Shellie ha sido diseñar y lucir un nuevo vestido de novia para cada evento, con el objetivo de llegar a un total de 26, uno por cada letra del abecedario. Sin embargo, consciente de los costos que esto implica, se asegura de comprar sus trajes en ventas de muestrarios para mantener el presupuesto bajo control.
A pesar de estas limitaciones, sus vestidos siguen siendo una pieza central en cada ceremonia. El más reciente, usado en el crucero, costó aproximadamente 600 dólares, una fracción del precio típico de muchos vestidos de boda.
Organización y planificación de las bodas
Cada evento es una sorpresa para los invitados, quienes no saben con anticipación dónde o cuándo será la próxima ceremonia. Shellie y George gestionan todo el proceso utilizando herramientas que les permiten crear experiencias únicas cada vez, desde la selección del tema hasta el control del presupuesto.
A pesar de los costos y la logística que implica organizar estas bodas, la pareja se asegura de que los eventos sean íntimos, invitando a un grupo reducido de amigos cercanos y familiares.
Reacciones del público y su comunidad en Instagram
La historia de Shellie ha generado una mezcla de reacciones en redes sociales. Por un lado, su comunidad de más de 16 mil seguidores celebra su originalidad y pasión por las bodas, con muchos expresando su deseo de ser invitados a alguna de sus ceremonias. Sin embargo, también reconoce que hay quienes no comprenden cómo es posible gastar tanto tiempo y dinero.
Frente a estas críticas, Shellie defiende su decisión, explicando que para ella y George, estas experiencias no tienen precio, ya que les permiten crear recuerdos duraderos juntos.
Aunque Shellie aún se encuentra disfrutando de su rol como “La novia serial”, le dijo a People que podría llegar el día en que deje de organizar bodas. Si bien tiene planes para celebrar una ceremonia especial para su décimo aniversario, está abierta a la posibilidad de que la tradición termine si deja de ser viable económica o emocionalmente.