En una aula de Arteixo, una localidad gallega donde el pasado y el presente de la cultura se entrelazan, la profesora Ana Camiño no esperaba la respuesta unánime de sus cerca de 150 alumnos. Es que durante una clase en la que abordaba la diferencia entre lengua y dialecto, se topó con un fenómeno que compartió en su cuenta de X (anteriormente conocida como Twitter).
La profesora relató una situación que no vivió durante sus años de enseñanza: todos sus alumnos sostenían con firmeza que el gallego era un dialecto y que su verdadera lengua materna era el español.
El desconcierto de la profesora Ana Camiño no surgió por la mera dificultad de enseñar un concepto lingüístico, sino por el consenso abrumador entre sus alumnos. En sus propias palabras, todos, sin excepción, estaban convencidos de que el gallego es un dialecto, mientras que no dudaban en identificar el español como su lengua materna.
En la comunidad autónoma española de Galicia, que ha luchado durante décadas por la promoción y preservación de su lengua cooficial, esta respuesta no es solo llamativa, sino un síntoma de un problema más profundo que afecta a las nuevas generaciones.
Es que el gallego, reconocido como una lengua histórica y con una fuerte base cultural, parece haber sido relegado por algunos jóvenes a un segundo plano en sus vidas.
“No quiero poner nada público al respecto aquí, sólo para dar alas, pero nunca había visto algo así en los años que llevo haciendo esto. Nunca. Terrible”, manifestó la docente.
Impacto sociolingüístico: el descenso en el uso del gallego
Este episodio no es aislado. Los datos aportados por el Instituto Galego de Estatística (IGE) confirman una tendencia preocupante: cada vez más niños y adolescentes gallegos hablan poco o nada en gallego.
Según un estudio reciente, la población que utiliza el español de manera exclusiva ha superado a quienes prefieren el gallego, y un tercio de los niños mayores de cinco años tienen un dominio limitado o nulo de la lengua cooficial.
Este cambio de comportamiento lingüístico entre los jóvenes tiene profundas implicaciones. El gallego, que durante siglos fue el principal medio de comunicación en Galicia, se enfrenta a una erosión en su uso, especialmente entre las generaciones más jóvenes, donde el español se impone como la lengua dominante tanto en el ámbito familiar como en el educativo. La globalización, la influencia de los medios de comunicación en español y la falta de una política lingüística eficaz parecen estar contribuyendo a esta situación.