Evitar que los estudiantes hagan trampa durante los exámenes siempre fue un desafío para los profesores. A lo largo de los años, se implementaron diversas estrategias para prevenir esta práctica, que van desde cambios en la disposición de los asientos, uso de cámaras de vigilancia, hasta la aplicación de reglas estrictas sobre el uso de dispositivos electrónicos. Sin embargo, algunas instituciones optaron por enfoques más creativos e innovadores para garantizar que sus estudiantes no se copien, combinando la prevención del fraude con la estimulación de la creatividad.
Este fue el caso de los estudiantes de una universidad en Filipinas cuyo método “anti trampa” se viralizó por su originalidad. La institución educativa, con el fin de evitar que los alumnos se copien entre ellos, les pidió que usaran cascos que impidieran ver las hojas de otros estudiantes. Estos tenían que ser creados por ellos, por lo que los jóvenes usaron su ingenio y realizaron piezas muy particulares.
El video fue reposteado por la cuenta @arteymas_ en la red social X, y la iniciativa rápidamente ganó popularidad. La publicación alcanzó alrededor de 3 millones de reproducciones, y más de 27 mil likes. En ella se pueden ver los diferentes tipos de piezas creadas. Desde un diseño inspirado en los personajes de Angry Birds, pájaros, hasta simulaciones de cascos de motos o motosierras. Incluso aparece una versión que hace referencia al famoso DJ Marshmello. La variedad y el nivel de detalle en cada diseño demuestran la habilidad y el buen humor con el que los jóvenes afrontaron este reto académico.
Reacciones en las redes sociales
Mientras algunos destacaron la efectividad de los cascos para evitar el fraude durante los exámenes, otros resaltaron el potencial creativo que la actividad fomentó en los estudiantes. “Además de evitar trampas, están motivando la creatividad de los alumnos, ¡genial!”, comentó un usuario en X.
Por supuesto, no faltaron las reacciones con toque de humor. Algunos bromearon con que, en lugar de evitar copiarse, los cascos podían convertirse en un aliado para esconder las respuestas: “Si yo fuera ellos, me pegaría todas las respuestas por dentro”, expresaron.
Más allá de las risas y comentarios graciosos, la idea de usar “cascos antitrampas” se convirtió en un fenómeno viral que puso en el centro de la conversación la importancia de fomentar la honestidad académica, pero también el valor de incentivar la creatividad y el ingenio en este contexto.